Zach Morris vivió durante ocho años en Colombia, en ese tiempo recorrió los lugares más turísticos, acogió la cultura, conoció los platos más exóticos, se enamoró de una mujer y hasta recibió la nacionalidad.
Fue en el país en donde se convirtió en uno de los influencers más reconocidos de Latinoamérica, durante su larga estadía fue muy querido en redes sociales por quienes le reconocían su amor por el país, hasta fue llamado el ‘gringo colombiano’. Sin embargo, ese sentimiento para algunos cambió a partir de los primeros días de diciembre, cuando confesó que se aburrió de Colombia.
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El influencer de 31 años arribó al país en el año 2013 proveniente de Carolina del Sur, Estados Unidos, en busca de una nueva experiencia y forma de vida. Durante sus primeros días todo le pareció perfecto, al fin y al cabo lo que se le muestra al turista al llegar al país termina siendo de ensueño.
“Todo lo que encontré en Colombia me pareció mejor que Estados Unidos porque solamente estaba viendo las cosas que una persona ve en la superficie”, señala Zach Morris en diálogo con KienyKe.com.
Nunca pasó un año completo en tierras cafeteras, reconoce mientras habla un español perfecto; vivía viajando de un lado a otro, pero sentía un gran apego por el país, tanto así que hasta compró casa. Y no era para menos, en estas tierras se convirtió en un youtuber famoso y creció como persona.
“Siempre le voy a tener mucho cariño a Colombia. Me hizo la persona que soy, me hizo expandir mi mente, crecer como una persona, desarrollar mi perspectiva y empatía”, reconoce.
Fin del idilio con Colombia
Llegó el momento de dar por terminado el idilio con Colombia; varias circunstancias lo llevarían a aburrirse del país: fue víctima de robo en cuatro ocasiones y se sentía solo por falta de una familia y amigos verdaderos.
“Llegué a sentirme muy solo en Colombia y por eso me aburrí. Si yo tuviera una familia en Colombia sería otra cosa, si tuviera una base, unos amigos de mucha confianza hubiera podido manejar mi situación”.
Además, comenzó a cuestionar parte de la cultura consumista y el interés de los colombianos por lo estético y lo superficial. Pero ahí no termina la lista de sus desilusiones con el país, cayó en cuenta, después de vivir varios años y recibir la nacionalidad colombiana en 2019, de las profundas desigualdades y la extendida pobreza.
Luego de relatar ante sus miles de seguidores las desilusiones tras ocho años viviendo en el país, lo dejaron de seguir alrededor de 15 mil personas en Colombia de los casi 750 mil que se mantenían atentos a sus contenidos. Esta cifra es representativa ya que más del 50% de su público está en el país, el otro restante son de Latinoamérica y España.
También, comenzó a recibir improperios de parte de colombianos por confesar sus razones para abandonar el país, incluso, él mismo tuvo que bloquear a algunos en sus redes. Pasó del amor al odio en un solo día.
Le costó enfrentar las críticas despiadadas, era la primera vez en ocho años que recibía tanto rechazo de sus connacionales, porque al fin y al cabo es un colombiano más..
No obstante, acepta el proceso como parte de una evolución y crecimiento a nivel personal, además reconoce como necesario el desapego con Colombia y sus seguidores.
“Yo creo que tal vez ese fue mi error, hice que la gente me quisiera demasiado y yo quiero que la gente me tenga aprecio, pero no que me amen”.
Al obtener la nacionalidad en 2019 por parte del entonces canciller, Holmes Trujillo, recibió todo el aprecio de sus nuevos paisanos, pero nunca calculó que esa relación podría terminar muy mal como consecuencia de hablar sobre algunas realidades que afronta el país en distintos frentes.
El 'gringo colombiano' no se sentía del país
A pesar todo esto, confiesa que nunca se sintió un colombiano y tampoco los connacionales lo hicieron sentir así. No por falta de cariño, sino más bien por todo lo contrario, el excesivo amor que recibió y que algún día se volvió incontrolable. En fin, un trato especial que ningún colombiano tendría con otro.
“En algún momento me di cuenta que nunca voy a ser un colombiano, aunque tengo los papeles, la gente no me trata como un colombiano”, asegura.
Las personas que dejaron de seguirlo le pidieron que renunciara a su nacionalidad colombiana luego de hablar sin tapujos sobre los problemas del país. Pero él responde con seguridad a dicha solicitud: “No lo voy a hacer, no tengo por qué hacerlo”.
“Siempre he querido ser colombiano, siempre quise hablar español como un colombiano a la perfección, siempre he querido recibir un trato normal en Colombia que no tuviera nada que ver con mi apariencia o de donde yo sea”, agrega.
Percibe como un honor haber recibido la nacionalidad colombiana, pero es certero en señalar que nunca jamás logrará ser visto como un colombiano genuino.
Incluso, hasta sospecha sobre las razones políticas por las cuales le fue dado el documento colombiano. Cree que tal vez fue una estrategia distractora y que de haber hablado de la realidad del país en ese momento, posiblemente no le hubieran otorgado la nacionalidad.
“Yo fui la persona perfecta para distraer a muchos colombianos de la situación de desigualdad en la que viven. Tengo dudas de que me hubieran dado la nacionalidad si yo me dedicara a hablar de la tasa de desigualdad, del sueldo mínimo; si yo hubiera estado muy activo en las comunas reportando toda la violencia y todos los políticos que son corruptos”, advierte.
El futuro de Zach Morris
Zach entiende que aquello por conocer, aprender y vivir en Colombia ya lo alcanzó. Es por eso que se tomará varios días en su país natal para pensar sobre su propio camino, no solo a nivel personal sino también como youtuber. Tiene en mente poder enfocarse en el curso inglés que brinda, realizar un especial sobre la vida en Colombia y, sobre todo, ayudar a las personas.
“Necesito un tiempo para organizarme y pensar bien lo que quiero hacer. Me sirve estar en Estados Unidos porque todos los colombianos que viven en el exterior, creo que entienden mejor todo lo que yo he dicho. La gente que vive en el exterior pasa por lo mismo”.
Quiere dejar de ser el “gringo colombiano”, sin renunciar a la nacionalidad que le fue otorgada. Quiere seguir amando a Colombia, aunque para hacerlo tenga también que hablar sobre los grandes problemas que la aquejan.
“Sigo encantado de las arepas, de las empanadas, de la música, de la naturaleza y del cariño de la gente”, destaca.
Por lo pronto, su próxima visita no está fijada, pero lo que sí es seguro es que ejercerá su derecho al voto el próximo año. No ve con buenos ojos a ningún político en especial, pero lo hará como un compromiso ciudadano por un país al que pertenece pero del que ha sido prácticamente desterrado.