
En cada rincón de América Latina, la Semana Santa no solo se vive en los templos y procesiones, también se respira en las casas, en las cocinas, en los hábitos y en los silencios. Es una época marcada por la fe, el respeto y, por qué no decirlo, por una lista no oficial de “pecados” que las abuelas siguen enumerando con voz seria y mirada fija, como si el mismísimo cielo las estuviera escuchando.
No todos figuran en el catecismo, ni en los mandamientos oficiales, pero han pasado de generación en generación como advertencias sagradas. Aquí, una crónica sobre siete prácticas que aún hoy, en pleno siglo XXI, muchas personas evitan porque se consideran pecaminosas o irrespetuosas durante estos días santos.
1. Comer carne roja el Viernes Santo
En la mañana del Viernes Santo, más de una madre colombiana repite el mismo ritual: guarda la carne roja y saca el pescado. No se trata solo de tradición, sino de un acto de penitencia y respeto. En muchas familias, es casi una ley no escrita. La carne, asociada al goce, se reemplaza por alimentos sencillos, en memoria del sacrificio de Cristo.
2. Bailar, beber o ir de fiesta
"Semana Santa no es para rumbear", dicen con voz grave los mayores. Aunque las ciudades están llenas de planes y eventos, en muchas comunidades —sobre todo rurales o religiosas—, bailar, beber licor o irse de fiesta durante el Triduo Pascual se considera una falta de respeto. Son días de silencio, no de celebración. De recogimiento, no de bullicio.
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3. Bañarse en ríos o ir a nadar
Esta es quizás una de las advertencias más curiosas: “No te vayas a meter al río, que te puedes convertir en pescado”. Más allá del tono folclórico, este dicho encierra una mezcla de mito, temor religioso y prevención popular. En muchos pueblos de Colombia, bañarse en ríos o el mar durante el Viernes Santo es considerado un acto riesgoso y prohibido.
4. Tener relaciones sexuales
Aunque no siempre se dice en voz alta, existe una creencia muy arraigada en que mantener relaciones sexuales durante los días santos es pecado. El cuerpo también entra en pausa, en señal de respeto al sufrimiento de Jesús. Incluso parejas casadas optan por abstenerse, como un acto simbólico de pureza y recogimiento.
5. Hacer trabajos pesados o usar martillo y clavos
El Viernes Santo, en especial entre las 12 del mediodía y las 3 de la tarde —hora simbólica de la muerte de Cristo—, muchas personas evitan clavar, cortar, coser o hacer reparaciones. Se dice que estos actos “imitan” la crucifixión y por eso se consideran inapropiados. Algunos incluso aseguran que hacerlo puede atraer desgracias o enfermedades.
6. Decir groserías o pelear
Durante esta semana, la lengua también debe purificarse. No se admiten insultos, discusiones ni chismes. Todo gesto, toda palabra debe estar cargada de paciencia y humildad. Es un tiempo para “limpiar el alma”, y eso también empieza por cómo hablamos y tratamos a los demás.
7. Escuchar música estridente o escandalosa
En Semana Santa, el volumen baja y el ritmo también. Nada de reguetón a todo pulmón o fiestas improvisadas. En muchos hogares se opta por música sacra, clásica o simplemente por el silencio. Porque si hay algo que predomina en estos días, es el ambiente de respeto. Incluso los televisores se apagan, o al menos, se sintonizan en películas bíblicas.
Aunque muchas de estas prácticas no forman parte del dogma oficial, siguen vivas en el corazón de muchas comunidades. Más allá del pecado, lo que hay detrás de cada una es un mensaje claro: detenernos, reflexionar, guardar silencio. Conectar con lo espiritual. Hacer memoria.
Y tal vez eso, más que evitar un castigo divino, sea lo que realmente importa en Semana Santa.