“Como comunidad raizal deseamos que la verdad se conozca, que la historia se cuente como sucedió, no pretendiendo vender una imagen al turismo, como si nada, que la gente de San Andrés, Providencia y Santa Catalina hemos sufrido el flagelo de la droga, del conflicto armado y las desapariciones”, según dice emocionado, el presidente de la Autoridad Raizal y pastor sanandresano Alberto Gordon, en medio del acto final de reconocimiento a la "dignidad del pueblo raizal", organizado hace unos días por la Comisión de la Verdad en la isla de San Andrés.
La Comisión se encuentra en la antesala del Informe Final que contendrá los principales hallazgos, reflexiones y conclusiones sobre lo que ha pasado durante más de cincuenta años de conflicto armado en Colombia, además de presentar recomendaciones “para sentar las bases para un futuro en paz”.
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Por tal motivo la Comisión ha venido realizando diversos actos de tributo y dignificación de las víctimas, reconocimiento de responsabilidades por parte de algunos victimarios, para “fomentar la convivencia y contribuir a que el horror no se repita”, tal como informan en su página web.El acto de ‘Memoria y duelo colectivo’ se desarrolló, con la presencia de la Agencia Anadolu, después de una semana de actividades sociales, culturales y religiosas en diversos puntos de la isla, donde los participantes, más que nada, representantes del pueblo raizal, recordaron a las “víctimas del conflicto armado, el narcotráfico y las desapariciones”, según reportó la Comisión.
Para la comunidad los también llamados “Nine Nights Services” fueron actos de duelo que se sirvieron de las tradiciones para despedir a los seres queridos que fallecen. “Como respuesta a una necesidad profunda de aliviar el dolor en el archipiélago” según la Comisión.
El acto final se realizó en la First Baptist Church (Primera Iglesia Bautista de la Loma), y contó con la presencia del comisionado Leyner Palacios, uno de los encargados en redactar el reporte final que la Comisión de la Verdad tendrá que presentar el próximo 28 de junio.
El comisionado Palacios le aseguró a la Agencia Anadolu que en estos años de funciones, la Comisión ha escuchado más de 26 mil testimonios en todo el país, por esto desea que “este informe sea un motor, un punto de arranque para que la unidad de personas dadas por desaparecidas venga y retome una ruta en la búsqueda de más de 600 personas desaparecidas (en el archipiélago)”.
Palacios enfatizó que en San Andrés “si hubo conflicto armado” y la “Comisión reconoce ese dolor y ese sufrimiento” que se produjo entre la población e invitó a la “institucionalidad a reconocer los derechos de esta población”.
La Comisión ha escuchado a estas comunidades y sus víctimas previamente, asegura que ha recogido a lo largo de los años de labores recomendaciones y estrategias “para una convivencia que contribuya a la no repetición de estos hechos y dignifiquen a las víctimas en el archipiélago”.
De esta forma se han servido de un informe presentado en mayo, ‘Mar, guerra y violencia’, realizado por la Universidad ICESI, investigadoras locales, el Raizal Council, la autoridad étnica del territorio, donde se detalló un panorama de los impactos del conflicto armado en los pobladores del Archipiélago.
De acuerdo con los datos obtenidos en el documento, “en el marco del conflicto armado, en esta zona del país se tiene el registro de 700 personas víctimas de asesinatos, desaparecidos en el mar o ajusticiados en el territorio, sin responsables señalados o juzgados”.
El documento plantea recomendaciones para la “reparación y las garantías de no repetición en el archipiélago enmarcados en las especificidades de ese territorio insular, especifica que “el mar ha jugado un papel fundamental para entender las dinámicas de violencia asociada al conflicto armado y el narcotráfico”.
Para Alberto Gordon, estos nueve días de “duelo colectivo” fueron una experiencia “bastante emotiva” para sanar heridas, “cerrar ese ciclo, que por muchos años les hizo vivir en la zozobra e incertidumbres sin saber de sus seres queridos (…) es una oportunidad de poder rendir homenaje, poder dejar a la persona desaparecida quieta y darle un servicio fúnebre digno aún en ausencia, aún sin cadáver”.
El líder religioso cree que este tipo de actos organizados por la Comisión son como “terapias emocionales, psicológicas, espirituales y al mismo tiempo culturales”, sin embargo, cree que persiste el silencio de muchas personas que temen por posibles retaliaciones, “hay unas víctimas cuyas voces han sido silenciadas en vida a través de la intimidación, de las extorsiones”.