Las tramas en donde entran en juego casas abandonadas se han hecho conocidas a través del cine. Todas ellas relatan historias terroríficas que suelen darse principalmente en zonas alejadas de la ciudad en los Estados Unidos. Sin embargo, una historia de este tipo, en la que la protagonista es una mujer, tiene conmocionado a todo Brasil.
El periodista brasilero Chico Felitti reveló, a través de una exhaustiva investigación, un macabro caso en uno de los barrios más concurridos la ciudad de São Paulo.
Se trata de la historia de Margarida Bonetti, una mujer que reside en el barrio de Higienópolis, en una de las mansiones más grandes de la zona y a quien nunca se le ha visto caminando al aire libre.
Además, otro rasgo característico de esta mujer, según el testimonio de varios transeúntes, es su cara blanca. Jamás se le ha visto a cara limpia, y desde ya algunos se atreven a decir que se trata de un problema en la piel, mientras otros aseguran que es una estrategia para no ser reconocida.
Según le contó un vecino al periodista Felitti, la mujer, descendiente de una familia de nobles del siglo XIX, vive desde hace 20 años en una mansión abandonada. Se casó con René Bonetti y en 1979 decidieron vivir en Estados Unidos, luego de que él consiguiera trabajo como ingeniero satelital.
La pareja, además, decidió llevarse a una mucama afrodescendiente de 40 años que recibieron como un “regalo” de bodas. Esta mujer se convirtió en una esclava de la familia Bonetti; vivió durante años en un sótano de una mansión en Gaithersburg, en condiciones deplorables, pasando hambre y maltratos. Hasta le dejaban la nevera con candado cuando estaba sola.
De acuerdo a lo investigado por el periodista brasilero, era Margarida Bonetti la que más le propinaba un duro trato. En alguna ocasión le arrojó una sopa hirviendo en la cara; también, la agarraba a puñetazos y zapatazos, no obstante, eso no sería lo peor. La mujer sufrió de siete tumores en el estómago que nunca fueron tratados medicamente; la familia Bonetti sabía que de hacerlo, tendría problemas legales y, además, no estaban dispuestos a asumir los costos del tratamiento.
Después 20 años de sufrimiento, la mujer esclavizada aprovechó un viaje de vacaciones de sus jefes a Brasil para contarle todo a una vecina con la que entabló una cercana amistad. De esa manera, pudo dar a conocer la realidad en la que vivía y decidió irse de la casa para buscar una solución a sus problemas de salud y denunciar a los Bonetti.
Luego, arrancó la investigación y el juicio, pero en el 2000 Margarida Bonetti regresó a Brasil para asistir al entierro de su padre y decidió, por conveniencia, quedarse para siempre en dicha mansión. De esta manera, la señora Bonetti se salió con las suyas para eludir la justicia estadounidense, aprovechándose además de que en Brasil la extradición no es ley.
Entretanto, su esposo fue condenado a seis años de prisión y obligado a pagar una indemnización por 100 mil dólares.
Si bien desde hace varios días no se sabe nada de ella, se especula que podría haber escapado sin ser vista. Incluso, los dos perros con los que vivía fueron rescatados el pasado 3 de junio por una ONG animalista que los encontró desnutridos.
Ahora, su casa en Higienópolis se ha convertido en un concurrido lugar visitado por turistas y también en un icono de maltrato, racismo e impunidad.
