Las redes sociales, además de ser una vitrina social, se han convertido también en poderosas herramientas para generar conciencia sobre un buen número de temas y problemáticas entre las poblaciones más jóvenes, gran parte de las cuales limitan cada vez más su consumo informativo al plano digital. Un fenómeno que explica en gran medida la aparición de creadores de contenido que le apuestan a mensajes transformadores.
Un ejemplo de ello es Sara Samaniego, creadora de Marce La Recicladora, quién le concedió una entrevista a Kienyke.com para hablar sobre su vida y el proyecto que la ha llevado a ser una de las influenciadoras más importantes del país, probablemente la única que dedica sus esfuerzos a dignificar y amplificar el trabajo de los recicladores en el país. Labor que la llevó a ganarse hace un par de semanas el premio a “mejor historia de impacto” de la Asamblea de la Juventud, en Nueva York.
Una joven mujer que tiene muy claro su objetivo: llegar a cuantas personas sea posible con su reciclaje “re fácil” y cambiar el mundo una caneca a la vez. “Soy muy feliz porque yo no imaginé este éxito (...) Con que una persona, solamente una, cambie la manera de separar sus residuos en la casa, yo ya me siento ganadora porque es que eso es un cambio gigante. Y gracias a Dios yo sé que no es una”, aseguró Marce.
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La hoja de ruta de Marce la Recicladora es bastante clara: que las personas empiecen a hacer reciclaje en casa y reconozcan el valor de los recicladores, que el trabajo de los recicladores a su vez sea más fácil con más personas haciendo separación efectiva de sus residuos, al tiempo que busca cambiar la vida de los “reciclamores” (como ella les llama) apoyándolos con comida, ayudas médicas e incluso llevándolos a conocer el mar.
El nacimiento de Marce la Recicladora
Para Sara Samaniego, bogotana y comunicadora social, crear a Marce la Recicladora se convirtió en una forma de poder expresarse y llevar un mensaje que la viene obsesionando desde que universidad, donde realizó un documental sobre las basuras en Bogotá. Cuenta que, aunque su idea inicial era buscar a un reciclador que quisiera hacer esta pedagogía sobre reciclaje en Youtube, terminó descubriendo luego de varios intentos que debía ser ella quien le pusiera cara al proyecto.
“Mi idea inicial era decirle a un reciclador de oficio que fuera youtuber y yo grababa. (...) Eso fue lo que yo hice inicialmente, preguntarle a muchos recicladores ‘¿No te gustaría ser youtuber?’, pero ninguno me dijo que sí. Uno me dijo que sí y nunca llegó a la grabación. Eso fue hace más de cuatro años y después busqué actores, hice un casting y por alguna razón no se dio. Le estaba contando la idea a una amiga y ella me dice ‘yo creo que la persona que estás buscando eres tú’”, cuenta.
Por otro lado, precisa que la idea del “youtuber” nació un día estando en su anterior trabajo, mirando por la ventana mientras comía un yogurt y pensaba qué tenía que hacer con el envase. Respuesta que al final se la terminó dando uno de los “reciclamores” de la zona, quien le enseñó varias claves sobre el trabajo de ellos.
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“Básicamente el reciclaje depende de lo que al reciclador le compren. Entonces, la clave está en conocer al reciclador y saber qué materiales se lleva, porque puede que uno a veces haga las cosas mal o simplemente las haga y al reciclador no le sirvan (...) Después abrí YouTube, me salió un video y tuve como el click: Necesitamos un reciclador youtuber y ahí se me acelera el corazón”, relató Sara.
Alegría: el ingrediente en común de Marce y Sara
Antes de volverse creadora de contenido, Sara Samaniego trabajaba como realizadora audiovisual, principalmente en videos musicales con artistas y empresas. Además, también se desempeñó como community manager, un trabajo creativo que ahora continúa con su propia agencia dedicada a potenciar mensajes ambientales.
No obstante, lo cierto es que Sara reconoce que Marce la Recicladora de alguna u otra forma fue un camino a ser su mejor versión, siendo que para crear el personaje tuvo que dotarla de algunas cualidades suyas como la alegría y la pasión, al tiempo que el personaje le dio la oportunidad para dejar de preocuparse por lo que dicen los demás y poder decir lo que deseaba.
“Uno puede ser lo que uno quiera ser, es real, si quieres crear el personaje de reciclador, de portero, de profesor, de lo que quieras, es una manera de poder expresarte o por lo menos es la manera que yo encontré para poder decir lo que yo quiero, de hacer lo que lo que quiera, de dar un mensaje en la manera que me gusta y me gusta interpretar superhéroes y en este caso mis superhéroes son los recicladores”, confiesa Samaniego.
Revisando su historia, Sara cuenta que ese amor por el medioambiente comenzó desde muy pequeña. Explica que su niñez se desarrolló en los llanos, junto a sus primos, jugando entre el río, los árboles y siempre “muy conectada con la naturaleza”. De hecho en algún momento de su vida pensó en estudiar veterinaria.
Hoy, además de llevar a los “reciclamores” a conocer el mar con su Fundación, Sara organiza constantes limpiezas en distintas playas del país, uno de sus paisajes favoritos y que considera se han vuelto una experiencia transformadora en la mente de los recicladores que se han enfrentado a la maravillosa escena del mar por primera vez.
El origen de la palabra “Reciclamor”
Una vez empezaba a crear Marce la Recicladora, Sara estuvo buscando un nombre para los seguidores de su proyecto y encontró uno que agrupa incluso a los que realizan este trabajo. Su conclusión fue juntar a los recicladores con el amor, que es lo asegura es el motor de estas personas que dedican su vida al reciclaje.
“Para mí es reciclamor, porque el amor es el principal ingrediente de este trabajo. No es fácil uno estar metiendo la mano en la basura, estar feliz y que te salgan todos los peores olores de Colombia. Yo creo que si la gente un día le diera por ser reciclamor por un día, todos reciclarían bien. Para mí un reciclamor es ser un superhéroe sin capa”, reflexiona Marce.
Un trabajo que, de hecho, Sara se dio a la tarea de conocer muy bien, yendo a trabajar en numerosas ocasiones con varios “reciclamores” e incluso conociéndolos en su vida privada. Asegura que algo que aprendió en la pandemia, tiempo en el que se dedicó a ayudar a muchos de ellos, es que muchas veces lo que más necesitan estas personas es poderse expresar y no seguir siendo invisibilizados por la sociedad.
Sara responde a sus críticos
Cuando se le pregunta por lo más difícil que ha vivido desde la creación de Marce la Recicladora, Sara responde con rapidez que es la exposición a las opiniones en redes sociales. Para ser más precisos, aquellos que la han señalado como “una niña gomela que creó la recicladora para ganar plata”.
“Mensajes que destruyen absolutamente todo lo que yo hago y que claramente no están ni cerquita de lo que realmente estoy haciendo. El hecho de que existan ese tipo de comentarios y que un montón de personas se queden con esa opinión, a mí me ha causado muchas veces desmotivación. Sus comentarios me llenan de impotencia y rabia de querer explicar a la persona en su cara qué es lo que yo hago y preguntarle ¿tú qué estás haciendo?”, aseveró la creadora de contenido.
Para Sara, este tipo de situaciones son el “reflejo de nuestra cultura”: criticar desde una pantalla a una persona que tiene como objetivo llegar hasta donde le sea posible con un mensaje transformador, en este caso el reciclaje, mientras que muchos de sus críticos no intentan nada por el planeta. Algo que se puede ver reflejado, por ejemplo, en la baja separación de desechos de una gran parte de los hogares bogotanos.
Aún con todo ello, la conclusión es positiva, pues Sara considera que todo lo que haga sonar a Marce la Recicladora será un granito de arena para hacer todavía más famoso al reciclaje. Fiel a su filosofía de que la basura por sí misma es una forma perfecta de entender la idiosincrasia del país, llena de cosas muy positivas y otras no tan chéveres, Marce se mantiene segura que si escarba un poquito más siempre encontrará tesoros que harán que todo siga teniendo sentido. Que la lucha por los “reciclamores”, por los superhéroes con carreta, valga la pena.