Francia vuelve otra vez a las urnas en medio de un clima político intenso en Europa, todo parece indicar que la presidencia se la disputan entre el actual mandatario Emmanuel Macron y la extrema derecha encarnada Marine Le Pen, a pesar de que hay más de 10 candidatos en competencia.
En la última elección, la competencia por la presidencia se libró también entre estos dos líderes, sin embargo, para ese entonces Macron se mantenía confiado gracias a los resultados de las encuestas que lo favorecían, algo que no sucede ahora. Los sondeos marcan una diferencia de 3 puntos entre los dos políticos.
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A pesar de tener cierta ventaja sobre contrincante más cercana, la disputa se ha estrechado a tal punto que estar confiado no es una opción. Y más teniendo en cuenta que en dos semanas se llevara a cabo la segunda vuelta, la cual está casi cantada que se realizará entre Macron y Le Pen.
Desgaste del cambio prometido por Macron
El disputar la presidencia siendo oficialismo no le estaría jugando a favor a Emanuel Macron. Algunos especialistas consideran que hay un desgaste de su gobierno que comenzó en 2017 y el discurso del cambio, el mismo que promovió hace cinco años con su movimiento “En Marcha”, estaría siendo apropiado por Le Pen.
Así también, el levantamiento popular contra el alza en el precio de los combustibles, la injusticia fiscal y la pérdida del poder adquisitivo denominado “Movimiento de los Chalecos amarillos” en 2018 debilitó en gran manera la gobernabilidad. Los especialistas también consideran que Macron no pudo desprenderse de su cercanía con los grandes jugadores del sistema financiero.
Otro factor que podría afectar la reelección de Macron es el abstencionismo de la izquierda, un sector que se ha mostrado reacio con el actual gobierno, pero que tampoco iría por Le Pen. Muchos de ellos son jóvenes que no se sienten identificados y no confían en los funcionarios públicos franceses. Se podría decir que el triunfo del oficialismo dependería de algunos votantes de izquierda que se decidan por impedir la llegada de la extrema derecha al poder y se la jueguen por el centro.
Cabe recordar que Macron hizo parte del gobierno socialista del presidente François Hollande, de quien fue asesor económico y ministro de Economía, Recuperación Productiva y Asuntos Digitales desde 2014. No obstante, dos años después decidió renunciar a su cargo para formar su propio partido de centro, a pesar de convertirse en uno de los políticos preferidos de la izquierda tradicional.
“La honestidad me obliga a decirles que ya no soy socialista”, dijo en aquella oportunidad.
Y aunque Jean-Luc Mélenchon es el candidato de la izquierda, no parece tener los adeptos suficientes para pensar en un triunfo; se ubica tercero en las encuestas detrás y muy lejos de Le Pen.
Además, estas elecciones, como las de hace cinco años, marcan una tendencia en crecimiento del último tiempo: los partidos tradicionales cada vez están más rezagados.
El sistema de partidos en Francia ha cambiado drásticamente, tanto Republicanos y Socialistas, partidos tradicionales de la derecha y la izquierda, respectivamente, no aparecen con grandes posibilidades de conquistar El Palacio del Eliseo.
Es por eso que la fragmentación ha llevado al nacimiento de nuevos movimientos políticos los cuales están hoy en la escena pública y con mayores posibilidades de obtener un triunfo en las elecciones presidenciales. Este es el caso de la Agrupación Nacional (Rassemblement national, en francés) de Le Pen y La República en Marcha (La République En Marche) de Macron.
¿Habrá un nuevo cambio en Francia como el que hubo hace cinco años? Y si lo hay, ¿quién lo encarnará?