Sin lugar a dudas, Brigitte Baptiste es una de las personas que más dividen opiniones en Colombia. Es una de las pocas personas que se atreven a afirmar, desde un sustento biológico, que es posible hacerse ‘queer’ y que eso no solamente incluye a los seres humanos. Actualmente, funge como rectora de la Universidad EAN, donde recibió al equipo de Kienyke para una entrevista de ‘El Metalero’.
Siempre elegante y fiel a su estilo, Baptiste no imposta la voz. Habla duro y contundente, pero no por ello sin pausas y con calma, sin extenderse demasiado en las respuestas, como si entendiera que eso les ayuda a los periodistas en el proceso de edición.
Según nos contó, siempre, o casi siempre se sintió como niña, como mujer. El reino masculino de su colegio le parecía intimidante, amenazante. El estrabismo y el pie plano condicionaron su rendimiento en actividades físicas, lo que pronto la alejó de los círculos deportivos y de las exigencias atléticas. El placer y la motivación los encontró en los libros. Estos los hallaba en la inmensa y variopinta biblioteca de su abuelo, que tenía como costumbre esconder títulos llamativos entre otros algo más técnicos y, para casi cualquier preadolescente, aburridos.
La ciencia ficción la cautivó allí. Ray Bradbury, uno de los más importantes escritores estadounidenses del siglo XX, la cautivó. La fruición con que leyó las ‘Crónicas Marcianas’ sería un tema de conversación a lo largo de toda su vida -como lo fue en esta entrevista-. Paradójicamente, ni siquiera el rigor científico con que direccionaría su vida laboral y académica iba a interferir con su pasión por la ciencia ficción.
Los estudios la llevaron a viajar por varios países, aunque es clara en que ningún proceso es absolutamente lineal y que, como ser humano, hay picos y llanos. Pero, a lo mejor -y esto es suposición del autor de este texto- fue la perseverancia y la necesidad de sobrevivir en un medio ambiente social adverso lo que la llevó a asumir su identidad con humor y convicción propia.
La política no le es indiferente
Además de estar de acuerdo con el canje que les propone Gustavo Petro a los llamados países del norte para reducir el cambio climático, señala que no considera que la crisis climática haya que verla desde un análisis estrictamente marxista. Para ella, es la cultura algo más importante a la hora de explicar esta problemática mundial.
Se define a sí misma como anarquista y repele casi todos autoritarismos, independientemente de las ideologías.
Creo que los humanos deberíamos tener la capacidad de hacer lo correcto sin que nadie nos lo tenga que decir (...) La lógica de la prohibición me saca la piedra.