Un fuerte rifirrafe se vivió entre la senadora María Fernanda Cabal y uno de los hijos de Juan Manuel Santos, Esteban Santos, quien a través de sus redes sociales se pronunció sobre las marchas del 26 de septiembre, convocadas por la derecha colombiana en contra del gobierno de Gustavo Petro.
En sí, el mensaje de Santos iba enfocado a cuestionar a algunos de los manifestantes ya que, según él, muchos de ellos criticaban en el pasado las marchas contra el gobierno de Iván Duque. Eso, sobre todo enfocándose en los organizadores, dentro de los que se encuentran senadoras como Paloma Valencia, María Fernanda Cabal o su homólogo Miguel Uribe Turbay.
Frente a ello, la consideración del jóven Santos era que luego de la jornada la derecha debió haber aprendido a “respetar el derecho a la protesta de los demás, pues no sabes cuándo lo vayas a tener que usar”.
Como era de esperarse, el mensaje de Esteban Santos rápidamente generó un buen número de reacciones, en su mayoría de personas afines a la oposición, quienes no dudaron en señalar las diferencias entre estas marchas y algunas anteriores, resaltando que jornada careció de vandalismo y ataques a la Policía (aunque, para ser justos, no fue necesariamente una convocatoria libre de violencia).
Uno de estos mensajes, por ejemplo, llegó por parte de la senadora María Fernanda Cabal, quien le dejó tremendo mensaje en su cuenta personal de Twitter a Esteban Santos, asegurando que le gustaría verlo “dentro de un CAI en llamas” y acusándolo de pertenecer a una élite que según ella “arruinó al país”.
Un mensaje que, a su vez, fue respondido de forma irónica por el hijo del expresidente Santos, quien le mandó un abrazo a la senadora Cabal y le pidió “superar ese odio”.
Así las cosas, mientras ambos se enfrentaban en redes, sus seguidores hacían lo mismo: por un lado defendiendo las marchas y por otro señalando que el mensaje de Cabal estaba cargado de energías negativas. Algunos de estos trinos decían, por ejemplo, que “un servidor público no hace apologías a la violencia ni le gusta ver a los demás arder en llamas así sea el grupo rival y de forma retórica” o que “a nadie por más diferencias políticas o ideológicas que podamos tener se le puede desear estar en un CAI en llamas” (este último del exrepresentante Jaime Felipe Lozada).
Las polémicas de las marchas del 26 S
Con todo esto, se suma una polémica más a una jornada de manifestaciones que ya de hecho estuvo marcada por varios episodios de revuelo, empezando por la señora de Bogotá que al ser entrevistada se regó en improperios racistas en contra de la vicepresidenta Francia Márquez. Algo por lo que la Fiscalía ya empezó investigaciones e incluso le valió para aparecer en una boleta de captura de la Policía Nacional.
“Nadie puede alentar el odio. La discriminación no puede ser la bandera que encienda la llama de la solidaridad. La exculpación como forma de resarcir el daño causado es un camino hacia la paz”, señaló el director de la Policía, el general Henry Sanabria.
De hecho, la polémica llegó a ser tan grande que incluso valió el rechazo del propio presidente Gustavo Petro, quien calificó como “odio irracional” las palabras de aquella mujer, que cabe recordar dijo toda clase de cosas sobre la población afrodescendiente e incluso llegó a llamar “simio” a la vicepresidenta.
Por este mensaje, Francia también sentó su posición a través de un mensaje: “El racismo lastima a quienes lo padecemos. Pero, sobre todo, pone en evidencia la necesidad de trabajar por la igualdad en Colombia… Es la manifestación contemporánea y masiva de una ignorancia profundamente anclada en los tiempos de la esclavización”.
Así las cosas, cabe aclarar que ese no fue el único momento curioso de las marchas del pasado 26 de septiembre, entre los que se encuentran también los casos de una señora que deseaba el regreso a la vida del ex jefe paramilitar Carlos Castaño o el de un hombre que aseguraba que el triunfo de Petro hace parte de una conspiración para entregarle el mundo al anticristo.
Todas ellas claves para entender, entre otras cosas, cómo se va dando la relación entre el nuevo gobierno y su oposición, aunque sí habría que preguntarse cuál es el límite para tratar las diferencias políticas: ¿Dónde se pinta la raya en un escenario donde ya se imagina al rival en llamas (como el caso de Cabal y Esteban Santos) o en el que desea el regreso de un grupo que asesinó y torturó a miles de colombianos?