La reconocida empresa de ropa urbana y juvenil Koaj se encuentra en el ojo del huracán por varias denuncias de presunto acoso sexual y laboral en sus tiendas. Los testimonios, en su mayoría realizados por trabajadoras y extrabajadoras de la compañía, revelarían distintos comportamientos inadecuados de algunos puestos de mando y un desinterés sistemático de la empresa por responder a las quejas y denuncias.
El caso que generó el revuelo principal fue el de Juanita Camila Pérez, que decidió contar a través de Instagram que sufrió de acoso sexual reiterativo por parte del entonces gerente de la tienda de Koaj en Gran Bosa Plaza. Además, según manifiesta en su denuncia, tras decidir contarle de lo sucedido al gerente de zona, la respuesta habría sido: “Que Brayan era un hombre y le daban ganas y más porque yo era bonita”.
Pues bien, resulta que Pérez decidió pedir el cambio de tienda y la situación no habría sido diferente. Tras ser trasladada a la sede de Koaj en el Centro Comercial Mercurio, manifiesta que el 29 de diciembre del 2020 fue diagnosticada con covid, pero la empresa solo le respetó su incapacidad de tres días y no su orden de aislamiento. El resultado: habría sido obligada a trabajar enferma, aún con el riesgo que eso puede implicar en un trabajo con alto contacto con el público.
Ese mismo enero 2 de 2021, tras empeorar su estado de salud, la dejaron salir 15 minutos antes del final de su turno y finalmente se tomó su aislamiento. Al regresar llegó el esperado “desquite” que le habrían prometido: “Todo era un completo infierno, este gerente me humillaba, no me dejaba ir al baño, me trataba mal, todo el tiempo amenazaba con despedirme, me gritaba y me decía cosas horribles”.
Fruto de ese matoneo y estrés laboral, Juanita terminó con numerosas afectaciones a su salud, entre ellas varias relacionadas por las tareas de fuerza excesiva que le ponían a hacer. También asegura que el gerente de esa tienda la gritaba frente a los clientes y que aún continúa en tratamiento médico por distintos padecimientos.
La situación ha provocado una lluvia de rechazos en contra de Koaj, que hasta el momento permanece sin pronunciarse al respecto. Los usuarios incluso han realizado una campaña para dejar de comprar en sus tiendas hasta que se aclare el caso de Juanita, que según ella atraviesa en este momento un proceso legal en la Fiscalía, Ministerio de Trabajo y Procuraduría.
Sin embargo, todavía más grave, varias personas se sumaron a su denuncia y empezaron a relatar sus experiencias de trabajo en Koaj. Según se puede puede apreciar, el maltrato laboral es frecuente en la mayoría de sus sedes y por lo general las víctimas no obtienen respuesta o respaldo alguno por parte de la compañía.
Las denuncias incluyen maltrato físico y verbal, amenazas, comportamientos machistas, presión injustificada, acoso sexual, entre otros comportamientos.
Lo cierto es que las denuncias son tan variadas como graves en materia de derechos laborales. Aunque es de conocimiento público que trabajar en la venta de ropa y más en temporada es un trabajo realmente agotador, con largas jornadas de trabajo, estrés y poco descanso, ahora parece ser que todas esas dinámicas se juntan con un clima laboral donde prima el matoneo, el acoso y hasta el acoso sexual.
Dentro del mar de casos, destaca también el ejemplo de un joven que asegura que su mamá sufrió de abuso laboral y presión excesiva en la fábrica de PatPrimo hace varios años. Es decir que el problema podría ser general y la tendencia indica que la mayoría de los trabajadores (antes y ahora) prefieren callar o aguantar por el simple hecho de depender económicamente de una empresa.
“Hasta con insultos, mi mamá trabajó 11 años con mucha humillación, yo le decía que dejara ese trabajo y me respondía que éramos pequeños y pagaban puntual”, relata una usuaria de Twitter identificada como Esther Gavi.
Un caso que, palabras más palabras menos, resume el infierno que cientos de trabajadores del sector textil han tenido que vivir por el simple hecho de querer salir adelante con un trabajo. Quizá es un buen momento para recordarle a las empresas, en este caso a Koaj, que el acoso laboral es un acto sancionable por ley en caso de poder ser demostrado e incluye multas para el trabajador que lo realice y la compañía que lo avale, obligaciones de pago parcial del tratamiento de enfermedades laborales derivadas del acoso, así como el respaldo de justa causa para la terminación del contrato de los empleados que lo ejerzan.