Estas últimas semanas han sido complicadas para el Pacto Histórico, que no encuentra cómo salir del ojo del huracán por cuenta de varias polémicas. Una de ellas precisamente surgió este fin de semana, en medio de una manifestación en plaza pública de Gustavo Petro en Ciénaga (departamento del Magdalena), donde el candidato arremetió con nombre propio contra el expresidente Álvaro Uribe Vélez.
Todo esto se dio en medio del intenso debate que ambos líderes políticos mantienen por cuenta del paro armado del Clan del Golfo, que ha dejado acusaciones de grueso calibre de lado y lado. Sin embargo, en este caso, fue Petro quien quedó registrado frente a cientos de personas clamando: “¡Que Uribe y sus paracos queden arrinconados como se lo merecen!”.
“Uribe que se vaya a cuidar a sus nietos. Los paracos, los paracos que vengan aquí porque tendrán una segunda oportunidad, como todas las sociedades deben tener una segunda oportunidad”, añadió el candidato del Pacto Histórico, generando todo tipo de reacciones en distintos sectores políticos.
Por su parte, el expresidente Uribe no se quedó en silencio frente al ataque y respondió que “Petro es tan cobarde que iba a dialogar con Carlos Castaño y no era capaz de defender a sus antiguos compañeros del M-19”. Un mensaje que además acompañó de una noticia que reseñaba lo sucedido en Ciénaga y un texto en el que lo llamó “cobarde y bravucón”.
“Petro era bien cobarde cuando yo lo enfrentaba en el Senado. Parecido a Chávez, bravucón a cientos de kilómetros. Por cobarde se congracia con todos los bandidos. Por eso iba a hacerse perdonar por Castaño el cabecilla paramilitar. Manda a que incendien pero se queda escondido”, aseveró Uribe.
Esta historia se remonta a todo lo que ha venido pasando en Colombia en el marco de las elecciones presidenciales, específicamente en las últimas semanas con el paro armado del Clan del Golfo en varias regiones del país. Por un lado, Uribe acusa a Petro de ser un “sembrador de violencia”, mientras que el candidato del Pacto hizo mención del Ubérrimo (la finca de Uribe en Córdoba) para dimensionar la grave situación de orden público en el departamento.
“Petro celebra la violencia, parece que a él le hubiera tocado pero de ficción”, aseveró el expresidente.
Otro tema de discusión airada entre ambos líderes, que representan las orillas más extremas del espectro político en Colombia, fue el presunto complot para asesinar a Gustavo Petro en el Eje Cafetero, luego del cual el candidato del Pacto Histórico aseguró que en medio de su investigación había encontrado un “empresario del uribismo que ayuda a coordinar una campaña electoral y es el dueño del ‘gota a gota’ en Pereira”.
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Un mensaje que a su vez fue contestado por el líder del Centro Democrático, quien tildó su trino como “venenoso” y aseguró que durante los ocho años de su mandato protegió la vida de Gustavo Petro tal como protegió la de sus colaboradores. Además, opinó que el escándalo por las amenazas de muerte era una “cortina de humo por la penetración de campañas”.
“Se le olvidó que con nuestra seguridad democrática lo protegimos durante ocho años y recordar al alcalde de Medellín que en la campaña que lo eligió, organizaciones criminales echaban a nuestro compañeros de los barrios y ordenaban a sangre y fuego votar por Quintero. Ojo con esta trampa, Petro es tan habilidoso y solapado como Santos”, manifestó Uribe a través de un video.
El perdón social de Gustavo Petro
Una de las frases más polémicas del discurso de Petro en Ciénaga fue la promesa de una segunda oportunidad para los paramilitares. Sin embargo, esa propuesta está enmarcada dentro del “perdón social” que propone el Pacto Histórico, que incluso ha llegado a ser elogiado por antiguos actores del conflicto como Mancuso, ex líder paramilitar que permanece preso en Estados Unidos.
Sin embargo, al son de hoy sigue siendo un concepto ambiguo que el mismo Gustavo Petro ha intentado definir en varias ocasiones, sobre todo luego de que lo usara como bandera para justificar la visita de su hermano, Juan Fernando Petro, a Iván Moreno, condenado por el carrusel de la contratación en Bogotá, a la Cárcel La Picota. Según indicó en su momento, fue el corrupto ex político quien invitó a la Comisión Intereclesial de Justicia y Paz (donde oficia su hermano) para hablar de reconciliación y perdón, reforma a la justicia, política criminal, entre otros temas.
Sin embargo, tras un enorme revuelo por lo que podría ser el perdón a un buen número de criminales (bajo condiciones desconocidas), Gustavo Petro ha tenido que salir a explicar que su “perdón social” no implica ninguna rebaja de penas a corruptos o criminales, como lo hizo en entrevista con la W, donde aseguró que se trata en realidad de un proceso de “justicia reparativa”.
“El perdón social no es encubrimiento, es un proceso de verdad histórica. El perdón social no es ni jurídico, ni divino, es un perdón terrenal de la ciudadanía. El perdón social no lo ordena el presidente, sino la sociedad”, señaló.
Su idea, en el fondo, es acabar con el bucle de la violencia y otros grandes males del país a través de un perdón que provenga del pueblo. A través de su cuenta de Twitter, Petro publicó un video, reafirmando de nuevo que en su programa de gobierno “no se contempla una reforma a la justicia basada en rebajas de penas para nadie”.
Así mismo, señaló que no desean rebajar las penas a los corruptos y por el contrario desea tenerlos a todos presos. “Hoy son personas derrotadas y sin caudal electoral. ¿A quién se le ocurre pensar que busco beneficiar a quienes yo mismo ayudé a encarcelar?”, cuestionó.
Sin embargo, está claro que el concepto de “perdón social” que propone el candidato aún sigue siendo bastante difícil de entender para muchos y genera curiosidad la amplia aceptación que ha generado entre corruptos, parapolíticos y viejos mandos paramilitares como Mancuso, quien dijo que la idea “no es absurda, ni es caprichosa” y responde a la necesidad de un cambio en el sistema que actualmente deja a los excombatientes desmovilizados “en la marginalidad, en un limbo jurídico, sin derecho a una segunda oportunidad”.
Segunda oportunidad que ahora, a los cuatro vientos, gritó Gustavo Petro en tierras históricamente afectadas por el paramilitarismo y que estaría ganando adeptos tanto dentro como fuera de las cárceles.