Colombia es un país rico en mitos y leyendas, casi todas historias espeluznantes capaces de atemorizar hasta el menos creyente. La madremonte, la patasola, el hombre caimán, la candileja, entre otros tantos casos a los que ahora habría que sumar uno que últimamente ha cogido mucha más fuerza en el anonimato digital: la historia del Transmilenio fantasma en Bogotá.
Posiblemente para algunos este mito urbano no resulte novedoso, pero puede que para otros sí. La historia de un Transmilenio que no aparece entre las rutas oficiales del sistema y en la que, dicen, desaparecen los mal afortunados terminan montados en ella. La ruta G66, que no tiene paradas, horarios o destino.
De acuerdo con la historia que se ha hecho popular, la famosa G66 con supuesta ruta hacia el sur de la ciudad, es un articulado que aparece entre las dos y tres de la madrugada. Uno de los puntos más debatidos a raíz de que la jornada de operación de Transmilenio es entre las 5 de la mañana y las 10:30 de la noche entre semana, así como una hora menos en los fines de semana.
Así las cosas, se podría decir que el consenso entre las numerosas versiones de esa creepypasta (como se les suele llamar a estas historias de ultratumba que se hacen virales), es que este Transmilenio fantasma pasa como una de las últimas rutas vía al sur. Generalmente en el horario en que los articulados se ocupan de su último trayecto del día.
Otras historias aseguran que el articulado en cuestión es de color morado y que pasa específicamente en la estación de la Avenida Jiménez, donde las personas que lo cogen son vistas por última vez. Un relato incomprobable, por ejemplo, dice que un día un joven que salía de una fiesta con sus amigos decidió coger Transmilenio para volver a casa, luego de ver que anormalmente la estación estaba iluminada y operativa a pesar de estar fuera del horario de servicio.
Dicho joven, supuestamente, nunca más fue vuelto a ver y sus amigos, aquellos que estaban con él al momento de separarse, habrían declarado que se fue en un articulado vacío y que parecía ir sin conductor alguno. Mismo bus que algunos internautas aseguran que en ocasiones se detiene y sin recoger a nadie sigue su rumbo, generalmente cubriendo las rutas hacia el Portal del Sur.
Otras versiones, aseguran que el conductor da la sensación de ser una entidad o una persona fallecida, pálido y con la mirada perdida o más bien orientada hacia su destino final: el propio infierno. Mensajes que se pierden en el anonimato de un buen número de foros de internet y que ha inspirado toda clase de historias en redes sociales.
Los otros mitos fantasma de Transmilenio
Lo cierto es que las historias de ultratumba en Bogotá son pan de cada día, desde taxistas que aseguran recoger gente muerta para conducirla a destinos tenebrosos, hasta sustos de infarto en el sistema de Transmilenio. Aparte de la G66, existen muchas más historias de miedo en el imaginario de los usuarios del transporte público.
Una de ellas, por ejemplo, fue registrada por Edward Porras, el reconocido “ojo de la noche”, que hace nueve años captó “algo muy extraño” en la Terminal del Sur, cercana al Cementerio del Apogeo. Un supuesto hombre que aparecía y desaparecía en la noche, y que para entonces aterrorizaba a los vigilantes de la instalación.
Nuevas y viejas historias que se juntan al historial paranormal de Bogotá, una ciudad con mucha historia que contrasta con los novedosos edificios y las construcciones en la actualidad. Historia que de vez en cuando vuelve a tener choques con sus habitantes actuales, sumando anécdotas a los mitos fantasmales de la capital.