Colombia vivió un frenesí por cuenta de las presentaciones de Bad Bunny en Medellín y Bogotá, representado en el desenfreno de varios fanáticos por lograr estar mucho más cerca de su artista favorito del género urbano, lograr verlo a pesar de no tener la boleta o, incluso, llegar a vivir el sueño de un momento más fraterno con el cantante puertorriqueño. Algo que un colombiano logró tras colarse a una fiesta VIP.
Todo esto se dio en medio del paso del Bad Bunny por Medellín, donde el cantante disfrutó de un concierto repleto de fanáticos, algunos de los cuales señalaron que la ubicación interna estuvo algo caótica. Sin embargo, el resultado terminó siendo positivo y el artista terminó saliendo de fiesta a una discoteca en Provenza, Medellín, conocida como “Perro Negro”.
Un hecho que por supuesto no pasó desapercibido por la gran mayoría de medellinenses, muchos de los cuales terminaron agolpados a las afueras de la discoteca para saludar al artista y tomarse una foto con él. Tumultos que terminaron grabados en video, ante la incredulidad de ver un artista mundialmente conocido rumbeando como uno más.
No obstante, a pesar de la exclusividad del evento que se vivió en “Perro Negro”, un joven colombiano se convirtió en tendencia luego de lograr, no se sabe bien cómo, colarse en la fiesta de la estrella puertorriqueña.
El usuario en cuestión se identifica como David Sánchez en redes sociales, donde narró la hazaña que tuvo que hacer para estar en la misma fiesta con Bad Bunny en Perro Malo “sin estar en la lista VIP”. Todo esto en la noche del 19 de noviembre, cuando se le vio a Bad Bunny rumbear al ritmo de Daddy Yankee y otros exponentes urbanos.
De acuerdo con el joven, todo esto comenzó por una historia con su ex prometida, con quien compraron un palco para ir a ver a Bad Bunny. “Hace tres meses terminamos, entonces vendí la boleta y me quedé sin ir'', señaló, añadiendo que para evitar todo el chismorreo sobre el concierto puso su celular en modo avión y se dispuso a salir de fiesta para evitar los pensamientos.
Una cosa llevó a la otra y terminó en una discoteca cercana a Perro Negro, cuando de un momento presenció de primera mano la llegada de Bad Bunny al lugar: “De un momento a otro eso lleno de guardaespaldas y va entrando ese mk (...) Apenas entró, cerraron la reja de Perro Negro y se llena eso de gente (...) yo me acordé que me tenía que meter una fiesta la hp, y empecé a pensar cómo me meto allá”.
Y así fue. Como anillo al dedo, después de ayudar a los de seguridad a organizar a las personas que empujaban la reja del local, asegura que ellos mismos terminaron permitiéndole la entrada (a lo mejor confundiéndolo con alguien que hacía parte del staff).
“Empecé a bajar y miré pa arriba y los parceros me miraban con las manos en la cabeza. Entro a Perro Negro y Bad Bunny y Mora caminando de mesa en mesa como si estuviera en la sala de la casa, y yo: ‘Ay mk, donde estoy guevon’”, narró.
Acto seguido, subió varios videos del increíble suceso, a pesar de que en uno se logra ver a una persona que le pide explícitamente no grabar a Bad Bunny. De ahí el origen de uno de los videos más famosos del paso del artista por Provenza, cantando ‘Gansta Zone’ de Daddy Yankee.
Continuó la noche y lo único que asegura no haber podido hacer es entrar a alguno de sus amigos, ya que los de seguridad estaban bastante estrictos. Aún así, eso no lo detuvo para durar de fiesta hasta pasadas las cuatro de la mañana.
“Llegué a la casa como a las 5:00 am, y me dice mi mamá: ‘Qué son estas horas, cómo va a llegar tan tarde’ y le dije ‘Ma: estaba farriando con Bad Bunny’ y me dice: ‘QUEEEE, muestre?’. Le mostré y despertó a mi hermana diciendo: ‘Mari, despiértese que David estaba en una fiesta con Bad Bunny’ y acto seguido escribe por el grupo de las tías que yo estaba con un famoso”, finalizó David Sánchez, no sin antes calificar esta como “la mejor noche de su vida”.
La locura por Bad Bunny
David Sánchez, el hombre de la sorprendente historia de la fiesta de Bad Bunny en Provenza, es un ingeniero ambiental y no un influenciador o algo parecido. Un reflejo de que el gusto y la pasión por Bad Bunny no es de unos cuantos, lo cual también se puede ver evidenciado en la locura que causó el puertorriqueño tanto en Medellín como en Bogotá.
El espectáculo en el Atanasio Girardot, que contó con más de 40 mil asistentes, fue el abrebocas de un frenesí por el “Conejo Malo”: manillas led, fuegos artificiales, un verdadero festival en el escenario, una épica colaboración con Mora y plataformas flotantes, fue el resultado de uno de los conciertos más esperados del año.
De hecho, ya en el transcurso de su presentación, Bad Bunny premió a sus fanáticos bailando junto a ellos algunos de sus temas más conocidos. Cabe decir que muchos de los asistentes madrugaron de forma exagerada para lograr coger un buen puesto.
En Bogotá la situación no fue muy diferente. Miles de personas esperaron con ansias afuera del Estadio el Campín para no perderse un solo segundo de la presentación de la estrella del género urbano, que igualmente estuvo cargada de los mejores temas de Bad Bunny, juegos artificiales y muchas luces que ayudaron a darle magia a la jornada.
No obstante, una locura similar a la de Provenza se vivió con miles de personas que, a pesar de no tener una boleta, generaron desmanes al intentar ingresar a la fuerza a El Campín. Algo que finalmente no llegó a suceder.
No obstante, el concierto no se ha salvado de críticas, sobre todo por las demoras en el ingreso de las personas, un presunto sobre cupo de la estructura del estadio, la falta de logística para lidiar con los desmanes de los fanáticos, entre otras situaciones incómodas que se llegaron a vivir.