La Comisión de la Verdad sigue prendiendo ventiladores sobre heridas que permanecen abiertas en la sociedad colombiana. Ante esta entidad, los cinco expresidentes aún vivos han comparecido para contar su versión de distintos hechos que han marcado la historia del país: Ernesto Samper, César Gaviria, Juan Manuel Santos, Álvaro Uribe Vélez y, más recientemente, Andrés Pastrana.
Precisamente, este martes 31 de agosto, la Comisión escuchó al quinto y último exmandatario sobre su perspectiva del conflicto armado durante su mandato: Andrés Pastrana Arango, quien fue presidente de Colombia entre 1998 y 2002. Político que volvió a poner la atención del país sobre las acusaciones de financiación del narcotráfico a la campaña presidencial de Ernesto Samper en 1994.
Este escándalo político de antaño, conocido como el proceso 8.000, fue una investigación judicial que se adelantó en 1995 contra el entonces presidente de Colombia por la supuesta recepción de dinero de los hermanos Rodríguez Orejuela, cabezas del Cartel de Cali, para su campaña presidencial.
El antecedente de todo este proceso fueron unos narco cassetes entregados por el mismo Pastrana al presidente César Gaviria, en los que se podía evidenciar la financiación ilegal de la campaña de Samper, por medio de conversaciones entre el periodista Alberto Giraldo y los hermanos Gilberto y Miguel Rodríguez Orejuela (ambos presos en Estados Unidos).
Una verdadera tormenta política que causó marchas para pedir la renuncia del presidente electo, fracturas en las relaciones diplomáticas del país (llegando incluso a presentarse la cancelación de la visa americana de Samper en 1996), así como el involucramiento de distintos funcionarios de alto nivel de la época, periodistas, deportistas y personas de la farándula.
Dentro de los datos conocidos del proceso 8.000 también se revelaron conversaciones entre políticos liberales y Elizabeth Montoya de Sarria, más conocida con el alias de “Monita Retrechera”, quien habría sido el vínculo entre los narcotraficantes de Cali y las fuerzas políticas del país. Un eslabón perdido de la investigación, pues la mujer fue asesinada en febrero de 1996 por sicarios en Bogotá.
Igualmente, quizá el detonante más importante del proceso, fue la confesión en su momento de Santiago Medina, tesorero de la campaña presidencial de Samper, quien habría aceptado la entrada de dineros del narcotráfico. Sin embargo, el 6 de julio de 1996 la investigación contra el entonces presidente fue archivada, pues se consideró que esta situación se había dado a sus espaldas.
Pastrana en la Comisión
En su cita con la Comisión de la Verdad, Pastrana volvió a poner el dedo sobre la llaga refiriéndose al narcotráfico como la mayor fuente de financiación de la política e incluso de la insurgencia, mencionando a las FARC y la Toma del Palacio de Justicia.
"El punto más crítico lo alcanzaron con la financiación de la campaña de Ernesto Samper", expresó, y entregó al padre de Roux una carta firmada por los hermanos Miguel y Gilberto Rodríguez Orejuela en la que se señala, según Pastrana, "que Samper sí sabía de los ingresos de los dineros del narcotráfico en la campaña".
La carta, fechada en el 2000, fue una aceptación de los hermanos Orejuela al expresidente Pastrana de haber financiado con dinero ilícito la campaña de Samper a la presidencia. Una que ya había revelado el político en el libro “Memorias Olvidadas” de 2013, realizado con Gonzalo Guillén.
Sin embargo, ha producido un verdadero revuelo político por cuenta de varios detalles que podrían haber cambiado el curso de la investigación del proceso 8.000. Reafirmando, esta vez con voz de los propios involucrados y máximos jefes de la entonces poderosa estructura narcotraficante, que la financiación a Samper si habría ocurrido y no a sus espaldas.
“No fue a sus espaldas ni mucho menos a las espaldas de los directivos de la campaña como lo pregonan en las plazas públicas. Solo lo hicimos con el deseo de que un Gobierno liberal, en cabeza de los doctores Ernesto Samper y Horacio Serpa, llevara al país por mejores rumbos”, relata la carta firmada por los exlíderes mafiosos.
Controversia por la carta de los Rodríguez
Las reacciones a la revelación de Pastrana han sido varias, entendidas como un nuevo capítulo de este proceso que abre antiguas heridas que nunca sanaron. Entre ellas, por supuesto, se encuentra la defensa del expresidente Samper, quien le pidió explicaciones a Pastrana por su relación con el acusado de pedofilia, Jeffrey Epstein y Ghislaine Maxwell, acusada de proxenetismo.
No obstante, lo cierto es que poco ha sido el apoyo a favor de Ernesto Samper tras esta revelación. Muchos tuiteros, entre ellos políticos de distintas fuerzas, han salido a pedir que se revisen los nuevos datos aportados y se vuelva a investigar al expresidente.
Aún así, también hubo muchos que se cuestionaron la demora de Pastrana en presentar dicha carta como prueba. Desde 1996 hasta la fecha han pasado al menos 25 años y desde que el expresidente recibió la carta, 21. Algunos tuiteros no le perdonan eso.
Cabe esperar entonces el resultado de este nuevo capítulo de la novela del proceso 8.000, que en su momento reveló cómo el poder del narcotráfico era capaz de permear hasta las esferas más poderosas del poder político y judicial del país. Una sombra que hasta el son de los días persigue a la sociedad colombiana y que sin duda tuvo un impacto significativo en la confianza en las instituciones.