El 10 de enero de 2025, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, reaccionó de manera contundente a las críticas del ministro del Interior de Venezuela, Diosdado Cabello, quien había arremetido contra él por su apoyo al opositor venezolano Enrique Márquez.
La disputa entre ambos líderes políticos se desató a raíz de la reciente detención de Márquez, excandidato presidencial y miembro del Frente Democrático Popular de Venezuela, quien fue arrestado bajo acusaciones de planear un “golpe de Estado”.
En un mensaje publicado en su cuenta de X (anteriormente conocida como Twitter), Gustavo Petro defendió la figura de Enrique Márquez, describiéndolo como un "destacado progresista venezolano" y asegurando que el Frente Democrático Popular de Venezuela, al cual pertenece Márquez, no es una organización delincuencial.
Petro también destacó que su decisión de no asistir a la ceremonia de posesión de Nicolás Maduro, prevista para el 10 de enero, estaba motivada por las recientes detenciones en el país vecino, las cuales calificó como parte de un patrón de represión contra la oposición venezolana.
El presidente colombiano expresó su preocupación por el caso de Enrique Márquez y otros líderes opositores detenidos, como Carlos Correa, defensor de los derechos humanos. En su mensaje, Petro lamentó que estas acciones en contra de los opositores impidieran su participación en el acto de investidura de Maduro.
"Esto, y otros hechos, impide mi asistencia personal al acto de posesión de Nicolás Maduro", aseveró el mandatario.
La respuesta de Petro se produjo poco después de que Diosdado Cabello, uno de los hombres más poderosos del régimen de Maduro, calificara a Enrique Márquez de "delincuente" y lo acusara de estar involucrado en planes desestabilizadores en Venezuela.
Según Cabello, el gobierno venezolano poseía un documento de 21 páginas que respaldaría las acusaciones contra Márquez, quien fue arrestado el 7 de enero de 2025, poco antes de la ceremonia de toma de posesión de Maduro.
Cabello no dudó en atacar también al presidente colombiano, calificando su apoyo a Márquez como una muestra de su complicidad con lo que consideró un intento de desestabilización en Venezuela. "Estás defendiendo a un niño de pecho, puede ser tu amigo, pero es un delincuente", afirmó el ministro, refiriéndose a Petro.
Por su parte, la Cancillería colombiana, encabezada por Luis Gilberto Murillo, también se pronunció sobre el asunto, condenando lo que consideró un "acoso sistemático a líderes opositores" en Venezuela. En un comunicado oficial, el gobierno colombiano expresó su "preocupación profunda por las detenciones arbitrarias y la persecución a los opositores políticos" y reiteró su compromiso con la defensa de los derechos humanos en la región.
En este contexto, las relaciones diplomáticas entre Colombia y Venezuela continúan siendo un tema de tensión. Petro ha manifestado en diversas ocasiones su voluntad de distanciarse del régimen de Nicolás Maduro, aunque ha mantenido una postura cautelosa respecto a la crisis interna de Venezuela. La decisión de no asistir a la investidura de Maduro refuerza su postura de rechazo hacia lo que considera un régimen autoritario, al que no duda en calificar de "dictadura".
Mientras tanto, en Venezuela, las protestas contra el gobierno de Maduro continúan creciendo. Recientemente, la opositora María Corina Machado, quien también ha sido víctima de represalias por parte del régimen, fue vista en las calles de Caracas encabezando marchas de rechazo al gobierno de Maduro.
La situación en el país vecino sigue siendo tensa, y la comunidad internacional se mantiene atenta a los movimientos políticos y sociales que podrían marcar el futuro de Venezuela.
En resumen, el intercambio entre Petro y Cabello resalta la creciente división entre el gobierno colombiano y el régimen venezolano, en un contexto de creciente represión interna y tensiones diplomáticas. El caso de Enrique Márquez y las detenciones de opositores en Venezuela siguen siendo un tema crucial en las relaciones entre ambos países.