La polución ambiental ha afectado considerablemente la salud los ciudadanos en el mundo. Un reciente estudio de Greenpeace arrojó que en 41 ciudades en el mundo hay una inmensa cantidad de muertes a causa de la contaminación del aire en 2020, entre ellas está Bogotá.
A pesar de que el año pasado tuvo una mejora considerable en la calidad del aire por las restricciones de la Covid-19, no fue suficiente. "El impacto devastador de la contaminación del aire subraya la necesidad de aumentar rápidamente el uso de energías limpias", explicó Greenpeace. Es indispensable "avanzar hacia sistemas de transporte eléctricos y terminar con la dependencia de los combustibles fósiles", agregó.
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La contaminación ambiental genera un aumento en la probabilidad de morir de cáncer o de un accidente cerebrovascular, de sufrir ataques de asma y de experimentar complicaciones severas ante la actual pandemia de la Covid-19. Según Tatiana Céspedes, coordinadora de Campañas de Greenpeace Colombia, "Cuando los gobiernos eligen el carbón, el petróleo y el gas en lugar de las energías limpias, es nuestra salud la que paga el precio".
Lo cierto es que el impacto en el medio ambiente también tiene unas implicaciones económicas que afrontan las naciones. Se analizaron catorce ciudades y "el costo económico estimado de la contaminación atmosférica superó los 195.800 millones de dólares", dijo el Centro de Investigación sobre Energía y Aire Limpio.
Del estudio se destaca que Tokio, San Pablo, México DF, Los Ángeles y Shanghai concentran 160.000 fallecimientos por la contaminación atmosférica. En el caso de Bogotá, la situación también es alarmante.
En Bogotá, la principal fuente de emisiones contaminantes consiste efectivamente en los automóviles, camiones y fábricas. Los principales afectados son los ciudadanos de Bogotá que podrían desarrollar enfermedades respiratorias graves.
La capital colombiana tiene la ventaja de tener una altura y la intensidad de sus vientos, pero no es suficiente. "Los vehículos que pueblan las carreteras a menudo contrarrestan estos beneficios naturales con su terrible emisión de gases de escape", explicó Céspedes. Existe una cantidad de automóviles y camiones que funcionan con combustible diésel y motores obsoletos que incrementan los problemas de contaminación.
"Es prioritario garantizar que los bogotanos tengan una movilidad rápida, segura, sostenible y cómoda", afirmó la ambientalista. De no ser así, lo más probable es que la salud de los bogotanos sufran las consecuencias.