![Daniel Samper Daniel Samper](/sites/default/files/styles/interna_contenido_s/public/2023-02/daniel-samper-entrevista.jpg?itok=oCZE8zLP)
Nadie pensaría que Daniel Samper Ospina es un tipo que, cuando está al frente de uno, sea tan serio, con el ceño fruncido y, quizá, algo esquivo, frente a su pantalla, seguramente pensando columnas, chistes y apuntes para el ‘Notidani’.
Pero así es el humor: sale de vez en cuando, con un tono, con un ritmo, con una sonoridad. Pero no es permanente. De hecho, suele estar presente en personas reservadas, que van afilando la lanza de su humor para momentos específicos.
Para Samper el humor político tiene una razón de ser, la cual es inevitable compartir, al menos parcialmente: hay que burlarse de los políticos y poderosos, al menos en la misma medida en que ellos lo hacen con los ciudadanos. Sí, ciudadanos, no pueblo, porque pueblo es una palabra que usan los políticos para camuflarse, desde el discurso, en una estirpe a la que no pertenecen: la de las personas comunes y corrientes que muchas veces, por ingenuidad y apasionamiento, pelean y hasta se ponen en riesgo por defender políticos que un día se insultan y al otro se abrazan. Basta ver el abrazo entre Rodolfo Hernández y Gustavo Petro y las cada vez más frecuentes reuniones entre este último y Álvaro Uribe.
![Daniel Samper Daniel Samper](/sites/default/files/styles/interna_contenido_s/public/2023-02/Contenido%20%281%29.jpg?itok=L1a8fbwo)
¿Vale la pena pelear por políticos? Claramente, la respuesta es no. Diferente es pelear por política o por causas. Pero ese es otro tema. Además, ¿pelear? Entre retórica, argumentos y acciones concretas no debería haber peleas. Debería, más bien, haber humor, aunque el humor también sale mal librado y si no que lo diga el mismo Daniel, que solo por burlarse del uribismo fue tildado de “violador de niños”.
El Rey está desnudo
Muy a su manera, Hans Christian Andersen ya había dado unas puntadas de lo que es burlarse de los políticos. Pero no fue necesaria una burla. Solo hizo falta decir la verdad, aunque decir la verdad es visto como una afrenta por los poderosos. Los lujosos trajes del rey podrían ser solo equiparables a la retórica de un presidente, el tono impositivo de una alcaldesa, el mito de un expresidente o el fanatismo de una senadora. El que tenga nombres que lo ponga.
“La política al final es un reality, tiene más de entretenimiento que de ciencia”
“Burlarse de los políticos es una forma de respirar. El humor y la sátira política son formas de desintoxicar a la sociedad, de nivelarla, de ejercer algo de democracia. Porque en la medida en que uno muestre que los que mandan son personas risibles como uno, está evitando que esas mismas personas sean vistas con aires mesiánicos y del mesianismo a la tiranía hay muy pocos pasos. Entonces, burlarse del poderoso siempre ha sido saludable para cualquier sociedad”, dijo Samper.
Y sí, para malestar de muchos académicos la política no es como la predicaba Platón en la República. Mucho menos es un Areópago griego. (Aunque habría que haber estado allí para ver los disparates de los políticos atenienses y el “plomo es lo que viene” de los espartanos). A Sócrates lo mataron por decir, así, a secas, que el rey estaba desnudo. También le dijeron que corrompía niños y le dieron a beber una copa de cicuta que lo llevó al más plácido sueño, lejos de las pesadillas de los políticos y sus delirios.