“He tocado una cosa y me voy a contaminar, tengo que lavarme o le va a pasar algo a alguien de mi familia”, “no he cerrado bien el gas, puedo provocar un incendio”. Estos y otros pensamientos son los que pueden invadir la mente de una persona con TOC, un trastorno de salud mental que genera ideas “intrusivas”. Son las obsesiones que dan lugar a la ansiedad.
Lo explica a EFESalud el investigador del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (IDIBELL) Carles Soriano. Y a partir de esa obsesión tan fuerte, se origina una compulsión con el objetivo de frenar esa ansiedad.
“Piensan que las consecuencias de contaminarse son gravísimas. Además, la compulsión es una conducta repetitiva que no se cierra, no se termina nunca, la gente con esa obsesión puede incluso lavarse las manos hasta que sangren”, añade Soriano sobre este trastorno.
La persona, por ejemplo, que tiene miedo a dejarse la llave del gas encendida comprobará que está bien cerrada una y otra vez. Se irá, volverá, se irá volverá, siempre tendrá la duda.
TOC, manías, y otros trastornos
Los TOC más conocidos por orden de frecuencia son precisamente el de la limpieza: la persona limpia y limpia porque tiene la duda amenazante de si se habrá infectado tocando alguna superficie. Pero también el de la hipocondria y el del orden, según Santandreu.
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En realidad, coinciden ambos expertos, debe haber millones porque quien lo padece puede “entrar en TOC con cualquier cosa”. Y también hay distintos grados de TOC, desde un trastorno más ligero hasta uno mucho más fuerte y presente.
Santandreu señala que la gente confunde mucho una conducta un poco supersticiosa o una manía con el TOC cuando “no tiene nada que ver”.
“A mi me han preguntado diez millones de veces si lo que hace Rafa Nadal cuando saca es un toc, y no lo es”, señala este experto. La diferencia se encuentra en que “tú puedes tener pequeños rituales, manías pero no te provocan una gran ansiedad si no los haces, en cambio en el TOC, sí”.
Tampoco una persona perfeccionista tiene por qué tener TOC. “La diferencia es absoluta, porque el perfeccionista no tiene una duda-amenaza irracional todo el tiempo, esa es la diferencia”, incide Santandreu.
Y una persona ansiosa o que se preocupa mucho por las cosas tampoco tiene TOC. En el caso del trastorno obsesivo compulsivo la preocupación con la que se engancha siempre es la misma. Puede estar incluso varios años así y luego cambiar a otra.
“Cuando una persona es simplemente preocupona se preocupa por cualquier cosa, con muchas cosas diferentes que varían a lo largo del día”, zanja Santandreu.
¿Qué ocurre en un cerebro con TOC?
Los investigadores saben poco a cerca de lo que ocurre en un cerebro con TOC.
El cerebro se puede dividir en dos grandes partes: la corteza que está en la parte exterior y las estructuras que están por dentro, las llamadas subcorticales, detalla Soriano.
Dentro de éstas últimas hay unas muy concretas que se conocen como núcleos estriados, implicados en varias patologías neurológicas como el párkinson, por ejemplo. Esos núcleos son muy variados, continua el investigador del IDIBELL y participan en muchas conductas: hay un núcleo que participa en tema motor, otro en la memoria, entre otros.
En el TOC, la conexión entre los núcleos estriados y la corteza, sobre todo la frontal, está alterada.
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“Hay una hiperexcitación de esta conectividad entre los núcleos estriados y la corteza y en función de que parte del estriado está alterada, si es el que está más relacionado con temas motores o temas de memoria o del refuerzo, los síntomas del TOC podrían diferir un poco”, resalta Soriano.
¿Cómo se trata?
Se trata generalmente con terapia farmacológica, psicológica, bien por separado o ambas en combinación. En casos más extremos con cirugía.
“Muchísima gente soluciona el TOC solo con terapia psicológica, pero hay gente que se apoya con los psicofármacos, que suelen ser un tipo de antipresivo que reduce la sintomatología, en algún caso pequeño la elimina del todo, pero mientras los tomes, claro”, expone Santandreu, quien además de escribir un libro sobre este trastorno -Sin miedo- ha redactado el prólogo del libro de Jeffrey Schwartz “Desbloquea tu cerebro”.
Por su parte, el investigador del IDIBELL incide en que todas las guías internacionales recomiendan que la primera estrategia de tacción del trastorno TOC sea la psicológica.
Y dentro de las terapias psicológicas que funcionan mejor se encuentran las denominadas conductivo-conductuales.
“Se les expone a la situación que les causa obsesiones, como por ejemplo vamos a impedir que ordenes las cosas o que cuentes. Se trata de que la persona experimente ese malestar y se deja que pase el tiempo y que esa ansiedad realmente no se asocie con las consecuencias negativas que ellos creen que van a pasar”.
De esta manera, rompen la asociación entre no haber hecho la compulsión y la supuesta consecuencia negativa.
Créditos: Agencia EFE.