Los malestares físicos y emocionales pueden presentar una mala jugada que estropee el momento íntimo en la pareja, además de que estas indisposiciones se manifiestan de manera concurrente, por lo que las personas ya se pueden encontrar predispuestas a esto.
Asimismo, estos malestares aparecen no solo durante el coito, sino también luego de que la actividad termine, haciendo que el post sexo se torne de igual forma, volviéndolo incómodo y afectando el placer, pues este empezaría a desvanecerse.
Si la relación amorosa es estable podría verse perjudicada con el tiempo, puesto que, aunque la actividad sexual no sea la base de una relación, algunas personas consideran este como uno de los puntos importantes de mantener para que el vínculo no se deteriore.
Estos malestares se pueden clasificar en dos categorías como ya se mencionaron anteriormente; físicos y emocionales.
Físicos
La cefalea es uno de los más comunes, ya que se trata de un fuerte y prolongado dolor de cabeza, que puede incluso ser muchas veces intolerable de aguantar. Se da sobre todo en jóvenes y adultos que han sufrido de migraña o jaqueca, sin embargo la asociación que tiene con el coito se desconoce, por lo que expertos dicen que puede tratarse por el aumento de la presión intratorácica que imposibilita el buen retorno venoso del encéfalo.
El ardor también llega a ser incómodo causando irritación o cistitis, en algunos casos es ocasionado por alguna alergia que cause el látex, el lubricante o el material del juguete sexual (sí se está usando alguno).
Por último, el dolor genital se torna molesto y doloroso durante la penetración, pero no se descarta que la incomodidad llegue a durar horas después de haber alcanzado el clímax y se puede dar tanto en hombres como en mujeres. Sí se descarta la posibilidad de tener una ETS, este malestar está relacionado con la vasocongestión genital pelviana y la tensión que se genera en los músculos pélvicos y abdominales.
Emocionales
Los malestares emocionales algunas veces están atados a la serotonina que la actividad sexual dejó, por su parte crea situaciones de sueño, depresión, ansiedad, frustración, miedo y rabia, bloqueando por completo el deseo sexual, dejando ocasionalmente pensamientos de insuficiencia, viéndose afectadas ambas partes de la relación.