El dogging consiste en encontrarse con personas que no se frecuentan normalmente a tener relaciones sexuales en lugares donde puedan ser vistos por cierto público en específico.
El nombre de ‘Dogging’ se dio porque las personas que iban a ir a practicarlo, salían de su casa con la excusa de que iban a pasear a su mascota, seguido a esto llegaban al lugar donde una o más personas se encontraban con la misma intención.
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Esta tendencia al parecer no es nueva, pues sus inicios se dieron en los años 70 en Reino Unido, la única diferencia está en que para ese tiempo algunas formas y maneras de vivir la sexualidad estaban mal vistas, por lo que lo único aceptado era lo que la mayoría de la sociedad consideraba “tradicional”.
Sin embargo, con el paso de las épocas, y, aunque, aún algunas personas mantienen ciertos estereotipos, la mayoría de tabúes han desaparecido y la libertad en este tema se ha ampliado considerablemente.
El medio internacional Psicología y Mente analizó que: “En las grandes ciudades como Madrid existen lugares de encuentro muy populares, como el Paseo del Prado, el Parque del Retiro o el aparcamiento del Templo de Debod. Los amantes del dogging suelen llevar a cabo sus fantasías sexuales en esos lugares”.
Para coincidir con este tipo de personas, existen no solo grupos en las diferentes sociales, sobre todo en Facebook, sino también hay aplicaciones con esta exclusiva finalidad, una de ellas se llama: ‘Dogging Spain’.
Sandra López, psicóloga y sexóloga indica que: “Aquí puede haber intercambio de parejas, sexo grupal, personas que solo se paren a observar. No es exclusivo de parejas monógamas ni de parejas abiertas, puede incluir a ambas”, explicó
El ser consensuado, no quiere decir que no los rija unos requisitos, como el manejar el anonimato, asimismo, las personas deciden si hacer uso o no del preservativo, por lo que se recomienda que así sea para prevenir enfermedades de transmisión sexual.
Paola Andrea Beltrán, sexóloga clínica y sexóloga dice que: "Llama la atención porque hay consentimiento para llevar a cabo una fantasía en dos vías, ser vistos y poder observar. Igualmente, hay un componente respecto a la presencia de adrenalina, usual en momentos donde estamos alerta ante la posibilidad de ser descubiertos".
Por su parte, cabe recordar que esto no está protegido por la ley y en algunos países está tipificado como un delito por exhibicionismo, que será pagado por una multa impuesta por un alto valor.