El bullying es una agresión que ha tomado mayor fuerza en los últimos años, involucra múltiples actores entre los que se destacan la víctima y el acosador. Las consecuencias que este tipo de agresión genera en todas las personas afectadas, deben ser manejadas adecuadamente para evitar consecuencias funestas y problemas psicológicos.
Este tipo de intimidación puede hacerse de manera verbal, física, psicológica, presencial, cibernética o sexual, afecta especialmente a niños entre los 9 y 15 años y se presenta más en colegios y universidades. Teniendo en cuenta la etapa por la que atraviesan los niños a esa edad, se hace indispensable identificar a tiempo si su hijo es víctima de este acoso para brindarle el apoyo necesario y darle el respectivo manejo a la situación.
Cuando los papás pasan por esta situación, se enfrentan a vivir diferentes emociones, a no encontrar respuesta a las múltiples preguntas que se generan a partir de esta situación. Por esta razón, Andrés Barreto, director del Programa de Psicología de la Fundación Universitaria San Martín brinda información relevante para tener en cuenta a la hora de identificar si algunos de sus hijos están siendo víctimas de esta agresión.
Lo primero que es importante entender, es que el agresor genera este tipo de intimidación porque tiene problemas sicológicos, comportamentales, trastornos de personalidad o autoestima, por lo tanto, también debe hacer parte del proceso.
Las victimas después de ser agredidas pueden presentar episodios de depresión, ansiedad, tristeza, soledad, inapetencia, falta de interés en las actividades que realiza. Es importante actuar inmediatamente e identificar a un especialista que pueda hacer el acompañamiento en este proceso de entendimiento, aceptación y sanación.
Los papás deben estar atentos al comportamiento temperamental de su hijo, si cambia constantemente de estado de ánimo, vive de mal genio, frustrado, amargado o triste. Se debe estar atento a que no haya ningún tipo de señal de violencia física en su cuerpo o cara. Es importante percatarse que el especialista le preste atención a la baja autoestima y se trabaje en ella. Otras recomendaciones que da el doctor Andrés Barreto son:
Hacer seguimiento a la aparición de enfermedades o dolores poco comunes.
Prestar atención si el niño empieza a decir que no quiere ir al colegio.
Estar atento para que el niño no empiece a hacerse daño así mismo.
Estar atento a que no presente trastornos del sueño.
Identificar que el niño quiere estar solo permanentemente.
El psicólogo Barreto, agrega algunos consejos que pueden ser tenidos en cuenta antes o después de identificar la agresión, como generar canales de comunicación efectivos en el que pueda indagar qué está pasando en la vida de su hijo, cómo se desenvuelve en el colegio, en su círculo social.
También es importante crear espacios para llevar a cabo estas conversaciones, invitarlo a un centro comercial a comer, a comprar un helado o a dar un paseo. De esta manera el niño sentirá que los espacios no son premeditados y probablemente hablará con mayor tranquilidad.
Asegúrese de entender la causa de la agresión y la magnitud de esta y consiga un especialista que pueda acompañarlos en el proceso. Para salvaguardar el bienestar del menor se debe trabajar en equipo con los diferentes actores: papás de las dos partes, colegio, acosador, víctima y psicólogo.
Explíquele al niño que en ninguno de los casos se tolerará el maltrato, pero que tampoco será una situación permanente y se le dará el respectivo manejo que lo hará sentir mejor en un tiempo establecido.
Es importante prestar especial atención a esta situación y darle el manejo adecuado para que, a través de especialistas y un trabajo en equipo, se pueda dar un cierre efectivo a la situación, trascender y entender que esto hace parte del pasado, que no está solo y que con ayuda de las personas que lo aman esto pasará.