En Colombia, 2 de cada 10 niños nacen prematuros, es decir, que no alcanzan a completar las 37 semanas de gestación. Esta llegada anticipada al mundo hace que los neonatos requieran cuidados especiales para mantener su temperatura corporal y evitar otros riesgos para su óptimo desarrollo.
A finales de la década de 1970 se empezó a implementar el Método Madre Canguro, una técnica ideada por el pediatra Édgar Rey Sanabria, de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), cuyo pilar es el contacto piel con piel entre madre e hijo para mejorar su estabilidad emocional y que se ha convertido en una aliada para la supervivencia de los niños prematuros en todo el mundo.
Como una prueba de su éxito, ha sido reconocida por Unicef y organizaciones como Save the Children, y en 1991 la Organización Mundial de la Salud le otorgó el Premio Sasakawa para la Salud.
Fruto de la experiencia de la implementación del Programa Madre Canguro, en Bogotá, Senegal, Vietnam, Cuba e Inglaterra, la profesora Nubia Castiblanco, de la Facultad de Enfermería de la UNAL desarrolló una rutina de masajes con énfasis en el afecto del núcleo familiar y con un fondo musical que asemeja el arrullo maternal.
En su trabajo doctoral, la profesora Castiblanco demostró un reciente aporte de la eficacia del masaje al bebé canguro. Para ello hizo un ensayo clínico con 68 días, divididas en dos grupos: uno de intervención (bebés en posición canguro a quienes se les aplicó el masaje) y otro de control, en posición canguro, pero sin masaje.
Lea también: Dormir menos de cinco horas puede provocar depresión
Tras realizar monitoreos constantes y análisis estadísticos relacionados con aspectos como la temperatura y el peso del bebé, evidenció que al día 12 de seguimiento el grupo al que se le aplicó el masaje tenía 36,7 °C frente a 36,4 °C del grupo de control.
“Esta es una técnica amorosa para despertar a los bebés y favorecer la lactancia materna humana exclusiva. El masaje envía señales más claras a las madres para que ellas se autoperciban como más capaces, competentes y empoderadas en el cuidado de sus hijos en el hogar. Además, los padres y abuelas ‘cangurearon’ mientras ellas descansaban, lo que fortaleció los lazos familiares y disminuyó el riesgo de depresión posparto en la madre”, explica la profesora Castiblanco.
Así mismo, entre los días 7 y 14, las madres que participaron en la intervención mostraron niveles más altos de autoeficacia materna y puntajes más bajos en una escala de “depresión posnatal de Edimburgo”, en comparación con el grupo de control.
“El masaje promueve la conexión emocional entre madre e hijo, a la vez que ofrece beneficios físicos. Al estar en el calor de un hogar, las madres pueden utilizar un cepillo suave o la yema de los dedos, para realizar movimientos circulares en la frente, sien, orejas, nariz, cejas y alrededor de los labios para estimularlos”, señala la investigadora.
Agrega que “los masajes van a los lados de la columna vertebral con movimientos triangulares, seguidos de pequeños apretones en hombros, brazos y manos. Para brindarle la experiencia completa al bebé canguro, también se masajean los glúteos y se continúa con apretones y solturas en las piernas hasta llegar a los pies, estimulando así el desarrollo sensorial del bebé y fortaleciendo el vínculo afectivo”.
La experta recomienda que, además del amor, en el masaje se aplique aceite de girasol, el cual, al frotarse, calienta las manos y facilita los movimientos.
Práctica de enfermería
Sobre el desarrollo de esta técnica, la profesora Castiblanco relata que cuando realizaba su pregrado tomó un curso de masaje clásico francés, y después de tres años, cuando trabajó en el Programa Canguro, adaptó e incorporó esta técnica a bebés prematuros y de bajo peso al nacer.
“Más allá del contacto piel a piel, hemos evidenciado mejoría en la saturación de oxígeno, los estados prealimentarios y un favorecimiento de la lactancia materna exclusiva sin pérdidas de peso en recién nacidos prematuros y bajo peso al nacer”, precisa.
Además: ¿Cómo prevenir el cáncer de mama?: cinco consejos clave
Destaca que “el masaje al bebé canguro es una intervención de enfermería que modifica el ambiente para proteger el neurodesarrollo de los niños en etapas tempranas de la vida y favorecer la salud mental materno-infantil”.
Esta investigación estuvo soportada en la teoría de Kathryn Barnard y fue financiada por la UNAL y la organización Margaret McNamara Education Grants.
Créditos: Agencia UNAL.