Las elecciones regionales calientan motores en este 2023, al tiempo que varios partidos renacidos enfrentan su tercera oportunidad para ganar espacio en las urnas y hacerse con algunos cargos del poder regional. No obstante, al tiempo, otros movimientos hacen fila bien sea para constituirse como partido oficial o para recuperar su personería jurídica.
Uno de ellos, quizá el más nombrado durante las últimas semanas, es el de Nueva Fuerza Democrática, liderado por el expresidente Andrés Pastrana. Un movimiento desaparecido en 2006 tras perder su personería jurídica, que en su momento alcanzó a tener importante participación en el Congreso de la República y llevó a Pastrana a la presidencia en 1998.
El partido, fundado por el expresidente en 1990 y con el que llegó al Senado un año más tarde, esperaría regresar al espectro político para darle un espacio a los miembros del Partido Conservador que no se sienten conformes con el camino que ha adoptado esta casa política en el gobierno de Gustavo Petro, convirtiéndose en bancada de gobierno en septiembre de 2022.
En su momento, esta fue una noticia celebrada por lo alto por el Gobierno, aunque cuestionada con vehemencia por figuras importantes del Conservador como Pastrana o el ex precandidato a la presidencia David Barguil. De hecho, los rumores indican que varios líderes y mandos medios conservadores estarían dispuestos a seguir a Pastrana en caso de lograr obtener su personería jurídica.
De acuerdo con la petición presentada por Andrés Pastrana al CNE, una de las principales razones de desaparición de la personería jurídica de Nueva Fuerza Democrática fue la violencia de los grupos armados, que en otra época obstaculizaba la actividad política en el país.
Así las cosas, el expresidente pide que se le devuelva “a la mayor brevedad posible” la personería a su partido, toda vez que este “tuvo una organización permanente, independiente y nacional con participación en el Congreso y llegó a tener como presidente de la República a Andrés Pastrana”.
Al final, la pregunta es ¿cómo podría llegar a cambiar todo esto el panorama electoral en 2023? Para ello no hay respuesta sencilla, aunque sí representa un caso de análisis toda vez que, en caso de regresar oficialmente Nueva Fuerza Democrática, ningún político incurriría en doble militancia si decide mudarse.
Todavía más interesante el caso si se tiene en cuenta que Pastrana ya aclaró que su partido sería oficialmente oposición al gobierno de Gustavo Petro, abriendo una puerta para los conservadores disidentes o miembros de otros partidos tradicionales que no se sienten felices siendo bancada de Gobierno.
De hecho, el mismo Pastrana sentenció desde ya que se prepara activamente para participar en las regionales de 2023, donde considera se expresarán “las verdaderas mayorías” que opina “no coinciden con los desmanes totalitarios, la destrucción de las instituciones, la complicidad con la corrupción y el crímen, y el desmonte de los grandes logros sociales”.
Lejos de Andrés Pastrana, ¿cómo les ha ido a los partidos renacidos?
Lejos de todo ello, habría que preguntarse por lo que podría generar a la larga la participación de Pastrana en las próximas elecciones, más cuando su papel reciente en la política nacional no ha sido muy incidente. Sin embargo, eso sí, la oposición a Gustavo Petro ha puesto de nuevo al expresidente en el debate político y podría convertirlo en una cabeza de la oposición en un futuro no muy lejano.
Incluso si no logra tal fin, sería de gran ayuda para una oposición que aún no termina de cuajar, entre algunas personalidades destacadas del Centro Democrático, Cambio Radical, Salvación Nacional, Justa Libres y demás. Eso sin contar con las figuras en independencia que han jugado un rol de veeduría importante hacia las acciones del gobierno. Al final, todo se definirá en qué políticos logre arrastrarse Pastrana a su partido.
Sin embargo, es posible que Nueva Fuerza Democrática la tenga igual de difícil que otros partidos renacidos para alcanzar el éxito político que alguna vez tuvo. Para ejemplos un botón: Nuevo Liberalismo, Verde Oxígeno y Salvación Nacional, quienes recuperaron su personería jurídica en 2021 tras un fallo de la Corte Constitucional.
Nuevo Liberalismo
El Nuevo Liberalismo es quizá el ejemplo más diciente, proyectándose como ese gran regreso del partido de Luis Carlos Galán, ahora en cabeza de sus hijos Juan Manuel Galán y Carlos Fernando Galán. Aunque eso sí con muchos problemas iniciales, luego de que figuras clave como Rodrigo Lara se alejaran denunciando poca democracia interna para definir candidaturas.
Al final, fue Galán el que encabezó esa apuesta, siendo derrotado por Fajardo en las consultas interpartidistas de la Centro Esperanza (aunque consiguió más de 487 mil votos). Un buen resultado que no estuvo ni cerca de mantenerse en las elecciones al Congreso, a pesar de haber fichado para sus listas a emblemáticos personajes como Mabel Lara, Carlos Negret, Yolanda Perea, entre otros.
Al final, el Nuevo Liberalismo no logró una sola curul en el Senado tras obtener más de 281 mil votos y se quedó con dos escaños en la Cámara: Julia Miranda (Bogotá) y Juan Sebastián Gómez (Caldas). Eso sin contar que el partido contó varias renuncias tras declararse en independencia frente al Gobierno.
Verde Oxígeno
El partido de Ingrid Betancourt fue otro que quedó en el vaivén durante las elecciones, inicialmente con su líder como precandidata presidencial de la Coalición de la Esperanza. No obstante, al final la historia terminó en lo que se sabe: Betancourt terminó desdibujada dentro de esa alianza política luego de decidir arremeter contra sus principales líderes.
Principalmente, la pelea de la líder de Verde Oxígeno con la Centro Esperanza tenía que ver con los apoyos de partidos tradicionales como el Liberal que estaba sumando Alejandro Gaviria, también precandidato presidencial. El 30 de enero de 2022 se separa de esta alianza y anuncia que será candidata independiente de su partido.
Sin embargo, en mayo de ese mismo año renunció a ser candidata y se unió a la llamada ‘Rodolfoneta’, sabiéndose poco o nada de Verde Oxígeno tras la derrota en las urnas de Rodolfo Hernández. Pero el verdadero problema vino después, cuando el partido de Ingrid Betancourt se declaró en oposición al gobierno.
Dicha decisión generó una ruptura interna del partido, especialmente con una de sus figuras más fuertes, el senador Humberto de la Calle, así como también con el representante a la Cámara Daniel Carvalho. Ambos, únicos congresistas electos de esta colectividad, fueron expulsados por sus “incompatibilidades” con el partido.
Sin embargo, en noviembre de 2022, fueron reintegrados al partido por orden del CNE, quien también les precisó que deben ser oposición y no podían declararse en independencia, como lo anunciaron inicialmente. Aún así, Carvalho y De la Calle anunciaron públicamente que seguirán trabajando desde la independencia.
Salvación Nacional
Finalmente encontramos al partido de Enrique Gómez, sobrino de Álvaro Gómez Hurtado, quien se consolidó en elecciones como la orilla política más distante de Gustavo Petro al basar su discurso en la defensa de la institucionalidad, la familia, la lucha en contra del aborto y otros valores ultraconservadores. Cabe recordar que esta es una disidencia del Partido Conservador.
Así las cosas, Enrique Gómez recuperó la personería jurídica de sus partidos en diciembre de 2021 y se lanzó oficialmente como candidato a la presidencia 2022, año en el que también anunció sus listas para el Congreso de la República. Y así llegó su primera quemada: ni en Senado o Cámara obtuvieron una sola curul y en la presidencia Gómez se llevó apenas el 0,23% con 50.539 votos.
Desde entonces, Enrique Gómez se ha dedicado a hacerle férrea oposición a Gustavo Petro y así como el Nuevo Liberalismo o Verde Oxígeno ya van calentando motores para las elecciones regionales de este 2023. ¿Cómo les irá? Solo el tiempo podrá decirlo, aunque los antecedentes no dibujan un escenario optimista.
