Al Congreso de la República llegó un nuevo proyecto de reforma constitucional que pretende congelar los salarios de senadores y representantes a la Cámara. La iniciativa fue radicada por el Partido Liberal como una herramienta para ayudar a reducir el alto costo del Estado colombiano.
La propuesta es que por el término de cinco años y a partir de la promulgación del acto legislativo, la asignación para los miembros del Congreso no sea reajustada, quedando como asignación de sus miembros el valor del último año de remuneración, previo a la entrada en vigencia de la ley.
"La misma regla se aplicará a todos los servidores públicos cuya asignación salarial sea mayor a veinte Salarios Mínimos Legales Mensuales Vigentes, a los magistrados de las altas cortes, y a los trabajadores del nivel ejecutivo y de dirección de las empresas y entidades públicas que administran recursos parafiscales", dice el articulado del proyecto.
Colombia es uno de los países más desiguales del planeta. La medida de desigualdad más conocida, el índice de GINI, arroja una cifra de 51.3 puntos. A esto se suma la crisis económica y de empleo generada por la pandemia del Covid-19, la cual ha aumentado de forma dramática el nivel de pobreza en el país y ha develado serios problemas en el modelo económico. 1 Banco Mundial.
"Ante este panorama no es razonable que los altos salarios del Estado, los cuales por definición son desproporcionadamente mucho mayores a la media del ingreso de los colombianos, tengan un aumento muy superior al que tiene el salario mínimo", señalan los congresistas liberales.
De igual forma, aseguran que congelar por un término razonable el aumento salarial de los funcionarios públicos que devenguen más de 20 SMLMV supone un avance importante encaminado a reducir la brecha salarial entre estos funcionarios y el promedio de los colombianos.
Para 2021; mientras que los trabajadores recibieron un poco más de mil pesos diarios adicionales al mes con el aumento de 3,5 % en el SMLMV, el aumento del salario de los congresistas a partir del 1º de enero de 2020 correspondió a 5.12 %.
Es tal la desproporción entre el aumento del salario de los congresistas y otros altos cargos del Estado, comparado con el salario mínimo, que en 30 años (1991-2021), mientras el salario de los primeros aumentó en una proporción de 48 veces, el salario mínimo apenas incrementó en una proporción de 17.5 veces, en términos nominales. Y la brecha ha venido creciendo, pues si para 1991 el salario de un congresista equivalía a 14 salarios mínimos mensuales, para 2021 dicha asignación corresponde a 37 veces el salario mínimo mensual.
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Para el año 2021 el salario de senadores y representantes tuvo un aumento en términos de ingreso real adicional mensual retroactivo de $1′676.000 con respecto al año anterior, de manera que quedó en $34'417.000 mensuales.
Además de su salario, los congresistas reciben las primas de Navidad y vacaciones, que se calculan sobre el salario básico. Igualmente reciben el pago correspondiente a los gastos de representación, que mes a mes cubren viáticos y otros temas relacionados con su labor, que pueden ascender a los $14.000.0000.
Otros costos que asume el Congreso son los materiales y el mantenimiento de sus oficinas, así como el pago de sus unidades de trabajo legislativo (UTL), que incluye hasta 10 empleados que deben sumar máximo $50 millones pagados por salario, según el rango al que puedan aplicar.
Aunque el Congreso ha expresado su respaldo a iniciativas que reduzcan el costo del Estado, hay un serio debate sobre las maneras de hacerlo. Mientras unos consideran que el salario se debe reducir o congelar, otros señalan que debe haber una reducción en el número de congresistas.
Recientemente, desde el Centro Democrático se reiteró el llamado a que se tramite un proyecto que reduzca al Congreso, que actualmente se compone de 280 legisladores, de los cuales 108 son senadores y 172 son representantes. Pese a que no se especificó la cifra en la que debería quedar el Legislativo, el número sería similar a los 203 que sugirió el expresidente Álvaro Uribe en 2003.
