Durante la audiencia de reconocimiento realizada por la Jurisdicción Especial para Paz (JEP) en el Catatumbo se conocieron nuevas versiones de las ejecuciones extrajudiciales realizadas por las fuerzas militares en el país.
Entre las personas que rindieron públicamente su testimonio se encuentran los suboficiales Néstor Guillermo Gutiérrez y Sandro Mauricio Pérez Contreras; los oficiales (r) Daladier Rivera Jácome, Juan Carlos Chaparro y Rubén Darío Castro Gómez; el teniente coronel (r) Gabriel Rincón Amado; el brigadier general (r) Paulino Coronado Gámez; el coronel (r) Santiago Herrera Fajardo; el teniente coronel de la reserva activa Álvaro Tamayo Hoyos; el sargento (r) Rafael Antonio Urbano Muñoz y Alexander Carretero Díaz (civil).
Estos once sujetos pertenecientes al Ejército Nacional de Colombia, fueron los máximos responsables de los 'falsos positivos' en la región del Catatumbo, y los cuales fueron judicializados por los delitos que comprenden crímenes guerra y de lesa humanidad.
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El primer militar en rendir versión libre a las víctimas de las ejecuciones extrajudiciales fue Néstor Guillermo Gutiérrez Salazar, quien señaló que “Yo reconozco mi responsabilidad a título de coautor de crímenes de guerra y lesa humanidad (…). No voy a justificar lo que hice porque cometí delitos”.
Y agregó, "Asesinamos personas inocentes. Campesinos. Uno de mis compromisos cuando me reuní con las víctimas fue aclarar todo. Que los que asesinamos eran campesinos. El fenómeno criminal se dio en el Catatumbo entre 2007 y 2008", señaló el excomandante de escuadra en la BRIM15.
Gutiérrez señaló que "había una presión. Nos exigían dar resultados (...), había que buscar resultados como fuera y teníamos contacto con grupos de paramilitares de la región, sobre todo de Aguachica, para conseguir armas".
En razón de ello, adujo que “Asesiné cobardemente, les arrebaté la ilusión a sus hijos, les desgarré el corazón a sus madres por una presión de unos falsos resultados, por tener contento a un Gobierno. No es justo, no es justo”, señaló el cabo (r) Gutiérrez, tras leer el nombre de las víctimas.
Continuo a él, Daladier Rivera Jácome manifestó en la audiencia de reconocimiento que “acudo con el fin de reconocer mi responsabilidad como máximo responsable a título de coautor por crímenes de guerra y de lesa humanidad. Me declaro responsable frente a los hechos y lo que me imputa la JEP”.
Además, el excapitan aseveró a Villamir Rodríguez, única víctima sobreviviente del caso, que “todo ocurrió como usted acaba de narrar. Quiero aclararle al mundo y los colombianos que usted no era ningún combatiente. Vengo a limpiar su nombre”.
Aunado a ello, aseguró que “Soy responsable de que usted estuviera detenido. Yo elaboré falsos documentos de inteligencia que puse a disposición de la Fiscalía” y “Solo quiero pedirles que el nombre de todas sus familias sea resarcido y reconocido. Ninguno de sus familiares era un bandido, no eran combatientes”.
El sargento segundo (r) Rafael Antonio Urbano Muñoz fue el tercer compareciente en tomar la palabra en el auditorio, donde indicó “Les digo a los familiares de Luis Antonio Sánchez Guerrero, les pido perdón a todos ellos por haber participado en este complot criminal que tuvimos contra un joven que era padre, buen hijo y buen esposo”.
Igualmente, sostuvo que “me gustaría que los familiares me escucharan y entendieran bien porque el cabo Eduardo Mora fue el cómplice de todo y es el que menos nos está dando la cara (...) A Luis Antonio Sánchez Guerrero, lo sacamos con mentiras un día de la casa, hicimos que se nos presentara para una carrera porque él era un mototaxista y con engaños lo hicimos salir del pueblo de Ocaña para entregarlo al mayor Rivera para que procediera al asesinato vil que cometimos con él”.
En cuarto lugar, estuvo el mayor (r) Juan Carlos Chaparro Chaparro, que dentro del encuentro manifestó “Pido perdón por estos crímenes de lesa humanidad que cometí (…), pido perdón por las actividades atroces que cometí, encubrí y que tapé”; y agregó, “a mí me llegan al batallón muchas víctimas, y mancillé el nombre de ellos. Inclusive con voz fuerte les decía que los familiares de ellos estaban en alguna estructura, siendo esto falso, siempre acompañando lo que los subalternos en su momento hicieron”.
De acuerdo con el mayor (r) Chaparro: “Yo generaba documentación con las mentiras que a mí me daban. Yo nunca verifiqué, ahondé, ni fui más allá de lo que estaba pasando (…). Lo único que me importaba a mí era que la documentación, así fuera mentirosa, estuviera”.
“Vengo a reconocer que siendo jefe de Estado mayor de la BRIM15 existió una banda criminal al interior de la Brigada de la cual tuve conocimiento, que no denuncié, ni investigué”, empezó diciendo el coronel (r) Rubén Darío Castro Gómez.
Aunado a ello, agregó Castro que “reconozco que todos los asesinatos que se me imputan y que cometieron mis subalternos fueron crímenes de guerra y de lesa humanidad como me lo imputó la #JEP”.
Según dijo Castro: “Esto sucedió de acuerdo a las políticas del comandante del Ejército. La exigencia siempre fue repetitiva y en los diferentes escalones del mando. Durante el año 2008 siendo comandante de la Brigada esta banda criminal se mantuvo”.
Por último, comentó el excoronel “Soy consciente de que todavía hay mucho camino por recorrer”, y agregó que los encuentros previos que fomentó la JEP con las víctimas le permitieron “entender que ellas tienen muchos vacíos por llenar”.