En medio de la creciente polarización política que marca la administración del presidente Gustavo Petro, las críticas de Álvaro Uribe Vélez, expresidente de Colombia, resuenan con fuerza y relevancia.
Uribe, uno de los líderes más influyentes de la política colombiana, ha expresado públicamente su descontento con varias de las políticas implementadas por el actual Gobierno, especialmente en relación con el manejo de las instituciones y la burocracia estatal.
En sus intervenciones, Uribe no solo cuestiona el rumbo económico y social del país, sino que también hace un llamado a la reflexión sobre el futuro democrático de Colombia.
Asimismo, en sus declaraciones, Uribe advirtió sobre el peligro de caer en una "polarización del agravio personal". El expresidente instó a la sociedad colombiana a centrar el debate político en cuestiones de fondo y no en ataques personales, algo que, según él, ha marcado la confrontación entre su figura y la de Petro.
Uribe explicó que la polarización debe ser conceptual, es decir, que debe centrarse en la confrontación de ideas y propuestas para el desarrollo del país, evitando así las divisiones destructivas que solo benefician a unos pocos actores políticos.
Uribe señaló que, por el bien de la democracia y el futuro del país, es crucial alejarse de titulares que se enfocan en el conflicto personal entre él y el actual presidente. Este tipo de enfoque, según el expresidente, solo favorece a aquellos que se benefician de la disputa constante y no contribuye al bienestar colectivo.
Críticas al manejo de Telecom y la burocracia estatal
Una de las críticas más contundentes de Uribe ha sido dirigida al manejo de Telecom, una de las empresas estatales más emblemáticas de Colombia. Durante su mandato, Uribe recordó que cuando llegó a la Presidencia, Telecom llevaba más de diez años en "cuidados intensivos" debido a los graves pasivos que acumulaba, que alcanzaban los 500 mil millones de pesos de la época. Ante esta situación, Uribe explicó que su gobierno optó por un proceso de adjudicación público y transparente para evitar que los jubilados y trabajadores de la compañía quedaran en riesgo.
En contraposición, el actual gobierno de Petro ha sido blanco de duras críticas por lo que Uribe considera un aumento innecesario de la burocracia estatal. Según el expresidente, la creación de 39,000 nuevos cargos públicos bajo la administración de Petro representa una expansión desmedida del aparato estatal, lo que, en su opinión, no beneficia a la sociedad. Uribe sugiere que este tipo de medidas son un claro ejemplo de la "idea socialista de Estado", la cual, aunque colma las aspiraciones burocráticas y politiqueras, "niega servicios de primera calidad a las comunidades".
Más allá de sus críticas a la burocracia, Uribe también ha planteado su visión de lo que debe ser el futuro del Estado colombiano. En sus intervenciones, ha invitado a rechazar lo que considera un "Estado politiquero", proponiendo en su lugar un gobierno que se enfoque en la eliminación de la burocracia innecesaria y en la promoción del emprendimiento privado. Uribe argumenta que este enfoque es clave para mejorar la calidad de vida de los colombianos, especialmente de las nuevas generaciones.
A su juicio, el Estado debe ser un impulsor del "Estado Social" que fomente el emprendimiento, con el fin de ofrecer mayores oportunidades a los jóvenes, quienes, según él, están siendo privados de la posibilidad de construir ahorro y acceder a una pensión decente bajo el actual sistema.
En otro de sus comentarios, Uribe ha expresado su preocupación por lo que considera un viraje hacia un modelo "neocomunista" bajo la administración Petro. Según el expresidente, el actual Gobierno está restringiendo las oportunidades para las nuevas generaciones, limitando su capacidad de generar ahorro y construir un futuro económico sólido. Uribe sostiene que este tipo de políticas económicas atentan contra los intereses de los colombianos, y especialmente de los jóvenes que buscan estabilidad y progreso.
Uribe ve en las políticas del presidente Petro una amenaza al modelo económico que promueve la libertad de empresa y la competencia. En su opinión, el Estado debería desempeñar un papel facilitador, no controlador, para garantizar el bienestar de la sociedad.
En este sentido, el debate entre Uribe y Petro, más allá de los choques personales, representa dos orillas de la política colombiana que no parecen tener tregua.
