El exsenador Juan Manuel Galán es el candidato presidencial del partido Nuevo Liberalismo, el cual compite en la Coalición Centro Esperanza frente a diferentes líderes de centro. En diálogo con Kienyke.com, explicó su proyecto de país, claves de su programa y perspectiva de la participación de su partido en los comicios de 2022.
Es clave hablar de la crisis -si cree que la hay- en la Coalición Centro Esperanza. ¿Cómo siente que les afecta la salida de Luis Gilberto Murillo e Ingrid Betancourt?
JMG: Cualquier persona que se vaya de la coalición nos afecta. Tenemos que ser autocríticos; hemos estado metidos en discusiones mecánicas que no le interesan a los colombianos, cuando a la gente le interesan las propuestas alrededor de la seguridad, economía, reactivación del empleo y la generación de oportunidades, y hemos pecado al quedarnos enfrascados durante mucho tiempo en esa discusión. Ahora, lo que nos debe convocar es construir una propuesta de representación que quieren y esperan los colombianos. Colombia no quiere votar por los extremos, quiere una opción de centro, nueva y distinta, pero que ofrezca un rumbo claro para el país.
Un tema que anda muy sonado por estos días es el rechazo de Ingrid Betancourt a las maquinarias. Acá podemos intentar ayudar a dar luces en el tema, ¿usted tiene maquinarias?
JMG: Nunca he tenido maquinarias. No las tuve en los 12 años que estuve en el Congreso. Cuando me estrellé contra las maquinarias al interior del Partido Liberal no me quedé diciendo que no estaba de acuerdo sino que renuncié a ser cabeza de lista y me fui a recuperar la personería jurídica del Nuevo Liberalismo. Ahora tenemos un grupo de personas en las listas al Congreso, que estamos en las calles, repartiendo volantes y recorriendo el país para buscar que los colombianos vean que hay una opción distinta que propone una serie de transformaciones que Colombia necesita.
Mire aquí la conversación que Kienyke.com sostuvo con Juan Manuel Galán, precandidato a la Presidencia República e integrante de la Coalición Centro Esperanza.
¿Qué opinión tiene de las adhesiones de Alejandro Gaviria?
JMG: Cada candidato del centro debe responder por las adhesiones que reciba. Si esas adhesiones tienen serios cuestionamientos por parte de la justicia, con relación a vínculos a estructuras mafiosas, compra de votos o clanes familiares-regionales que se han apoderado de la política, pues el candidato debe ponerle la cara a los electores. Nosotros queremos una alianza amplia, un gobierno de coalición, que haga alianza con los menos representados y por ello vamos a rechazar cualquier alianza cuestionada. Vamos a respetar los acuerdos del cónclave, en donde se establecieron unos parámetros para que el candidato que reciba apoyos dudosos responda ante la coalición y ante el país.
De acuerdo con la última encuesta de intención de voto de Guarumo y Econalítica usted marcha tercero en la consulta de centro, ¿lo preocupa su posición en esas mediciones?
JMG: Las encuestas son un punto de referencia, a lo largo de los últimos meses se han realizado diferentes encuestas y en materia de favorabilidad he registrado el primer lugar. Tenemos el reto de aumentar el conocimiento y traducir la favorabilidad en intención de voto. Pero vamos en una tendencia creciente, favorable, porque la gente está recibiendo bien el mensaje y por eso tenemos que perseverar.
Tuvimos la oportunidad de hablar apenas se le devolvió la personería jurídica al Nuevo Liberalismo y en ese entonces había un entendimiento bastante nostálgico frente a las banderas que se querían retomar, ¿hoy por hoy cómo ha visto al partido en medio de su recorrido por el país?
JMG: Vamos a ser la lista más votada. Con un voto de opinión, libre y soberano. No se van a sentir presionados, ni chantajeados y mucho menos obligados a votar por nosotros. Será un voto a consciencia por un equipo que representas a las regiones, a las mujeres, a los afrodescendientes y a las minorías. Esa representación amplia está presente en esta nueva etapa del Nuevo Liberalismo.
El informe de la FAO en el que se incluyó a Colombia en la lista de países en riesgo de sufrir “hambre aguda” (aunque luego dijo que cometió un error) puso sobre la mesa el tema. ¿Qué considera que se ha hecho mal en esta materia y qué haría en un futuro gobierno para enfrentarlo?
JMG: El primer acto de mi gobierno el próximo 7 de agosto será firmar una emergencia social y económica con el propósito de derrotar el hambre, donde tengamos aliados en la sociedad civil y la empresa privada. Programas como el del Grupo Éxito han hecho algo interesante y otras pueden contribuir articulándose con los bancos de alimentos, para los cuales debe haber una política que los fortalezca. También debemos pensar en un auxilio universal para personas que padecen hambre; además que podamos reducir los costos de los insumos para la producción agroindustrial y la estimulación de cooperativas y asociaciones campesinas para tener cadenas de comercio justo para eliminar esas estructuras mafiosas que le compran al precio que quieren las cosechas a los campesinos.
Para mejorar la calidad de vida de los colombianos es clave avanzar en la seguridad, ¿cuáles son sus planteamientos al respecto?
JMG: El presidente debe recuperar el liderazgo del orden público, de las fuerzas armadas y de la política social. En mi gobierno voy a proponer un cambio de lema de la Policía a "Proteger y servir", ese cambio en el discurso es fundamental para sacarla del juego político. El uribismo ha intentado politizar a la Policía y al Ejército porque ya sabemos lo que nos ha costado esto. Además, desarrollar programas de innovación; como los de Glasglow y Chicago, donde la Policía no solo hace intervenciones de tipo represivo sino también de tipo comunitario. Vamos a concentrar esfuerzos en el Catatumbo y en Cauca para que los Batallones de Ingenieros trabajen con mano de obra local en la construcción de vías terciarías y, paralelamente, vamos a titular las tierras de los campesinos, pues eso va a sentar las bases de una política de seguridad sostenible, en donde entre la fuerza pública y la población civil no se sienta abandonada.
¿Negociaría con el ELN?
JMG: Hay que buscar un acuerdo de Estado, no de un gobierno y que otro lo tumbe. Si le vamos a apostar a un diálogo debe ser algo que una al país. Así como se encontró una metodología para el acuerdo con las Farc hay que encontrar una para el ELN. Mientras eso sucede deben demostrar voluntad, cesando los ataques contra la población civil y la fuerza pública. Si hay unos mínimos podemos iniciar una fase exploratoria para eventualmente pasar a una fase de negociación, donde lo primordial sea su desmovilización. Pero para eso también hay que avanzar en el otro acuerdo. El gobierno se ha hecho el loco y si el ELN no ve que el Estado cumple no va a sentir motivación de embarcarse en un proceso de paz; como también esos grupos deben ser serios en cuanto a la verdad, reparación, no repetición y reconocimiento de las víctimas.
Hemos querido traer problemáticas de las regiones a estos espacios. En este caso elegimos el tema del turismo sexual, desbordado en ciudades como Cartagena y Medellín, ¿cómo abordaría este tema desde la Presidencia?
JMG: Hay que desarrollar una política pública integral, en donde todas las agencias del Estado, la sociedad civil y la empresa privada contribuyan a frenar ese abuso a niñas y mujeres, pero sobre todo para trabajar en la inclusión de las mujeres para que puedan emprender con ayuda del Estado. Vamos a promover una reforma laboral para que las empresas no asuman cargas parafiscales que les impide contratar a más personas y a su vez formalizar a jóvenes y mujeres. Si desarrollamos una política de ese estilo vamos a desarticular las causas sociales que hacen que las mujeres tomen la decisión de prostituirse por su angustia de no tener cómo llevar el sustento a sus casas.
Hoy, como precandidato a la Presidencia, ¿a qué se compromete si llega a ser el próximo presidente?
JMG: Me comprometo a decir la verdad. A no prometer milagros ni pajaritos de oro que no se pueden llevar a la práctica porque no solo dependen del presidente sino de todos los colombianos.