El primer contacto con la guerra
El huilense Herbin Hoyos creció como un hombre del campo. Decir eso en cualquier otro lugar del mundo sería pintar un panorama de paz, recogimiento y vida de cosechas. En lugar de eso, su niñez transcurrió entre las balas de la época de La Violencia, en la que se enfrentaban liberales, conservadores y comunistas. Nadie ganaba y perdían los campesinos que quedaban a la mitad.
Entonces, cabe anotar que Herbin Hoyos creció como un niño del campo colombiano: a la tierna edad de diez años ya sabía manejar las pistolas de su padre, como lo contó para el portal Historias de vida. Tuvo que aprender a defender su finca y sus reses, que en días especialmente crudos aparecían baleadas. Tiempo después, cuando el Frente Nacional ocurrió y se alzaron las guerrillas, unos primos suyos fueron reclutados y a Herbin lo dejaron ir por estar “muy chiquito”.
Prometieron volver por él, pero su padre no les dio la oportunidad de llevárselo: decidieron dejarlo todo e irse para la ciudad. Luego de pasar por todo tipo de trabajos, llegó a animar una discoteca y el dueño de Radio Preferencial Estéreo lo invitó a abrirse campo en la radio. Su talento lo mantuvo en ese puesto hasta cuando terminó el bachillerato, se postuló a una beca en España y se marchó.
Corresponsal de guerra
Allá conoció a un amigo que se retiraría de estudiar porque su país entró en guerra. Su curiosidad lo llevó a seguirlo hasta Iraq, donde estalló la guerra del Golfo Pérsico, quedó varado y casi muere a manos de quienes lo creyeron un espía. Para que no volviera a pasarle, se unió a la Media Luna Roja y se dedicó a recoger cadáveres como voluntario.
Un periodista notó que Herbin Hoyos no era local y le preguntó quién era, de dónde era y qué hacía ahí. Ese fue el primer paso para que recibiera llamadas a diario pidiéndole que narrara lo que veía, porque a los medios les llamaba la atención su voz y su forma de narrar las cosas. Luego de dejarse marranear por un tiempo, pidió que le pagaran por ese servicio. Así fue como llegó a cubrir unas 16 guerras en todo el mundo, en plena época de Guerra Fría.
Durante ese tiempo de corresponsal de guerra conoció muchos lugares del mundo, muchas ideologías y muchas historias. Incluso se casó con una mujer palestina, se convirtió al islam y tuvo un hijo con ella.
El secuestro
Era el año 1994. Herbin Hoyos estaba haciendo un turno de madrugada cuando llegaron unas personas a exigir un premio que se habían ganado y que supuestamente él tenía que entregar. Él no tenía premio alguno y se los dijo, pero ellos lo acusaron de querer quedárselo. Su carácter lo hizo ir a atender a las personas, quienes luego se identificaron como la guerrilla de las FARC y se lo llevaron.
Él ya tenía experiencia en guerras, había estado cerca de morir muchas veces y sabía que no moriría allí: de acuerdo con las declaraciones que dio a Colprensa en 2009, los periodistas eran secuestrados en ese entonces para entregar mensajes. Sin embargo, esos 17 días de secuestro le dieron un nuevo sentido a su carrera. Nacianceno Murcia Correa, un compañero de cautiverio que llevaba allí dos años, le preguntó por qué los periodistas nunca hacían nada por los secuestrados: a él lo ponían a escuchar radio y nunca hablaban de ellos.
Cuando recuperó su libertad creó Voces del secuestro, un espacio radial dedicado a los secuestrados y sus familias. Al tener la certeza de que sintonizaban esa emisora desde el cautiverio, los familiares enviaban mensajes a sus seres queridos. La enorme acogida que tuvo su programa lo llevó, de forma involuntaria, a hacer la primera base de datos de secuestrados de Colombia y un centro de investigación sin ánimo de lucro contra el secuestro. Su iniciativa lo hizo merecedor de un Premio Simón Bolívar al Periodista del Año en 2008.
Voces del secuestro duró 24 años, tras los cuales el espacio fue removido de la radio abierta por decisiones administrativas, según declaraciones a Uniminuto Radio. “En los mismos estudios donde han desfilado familiares víctimas pidiendo que les devuelvan a sus seres queridos secuestrados, ahora se sientan los victimarios a hablar como estadistas y eso no es compatible. La cuerda se rompe por la parte más débil y esa parte soy yo y las víctimas”, dijo en esa ocasión.
La dolorosa muerte
Hijo de los años sesenta, activista y trotamundos, Herbin Hoyos había enfrentado todos los peligros que podría experimentar un hombre excepto uno: una pandemia. El 2021 lo recibió con un grave deterioro en su salud tras contagiarse de covid-19 y tuvo que ser hospitalizado en la Clínica Shaio de Bogotá. Su condición fue desmejorando más con los días y entró a una unidad de cuidados intensivos.
El gremio periodístico y varios políticos se habían sumado a las plegarias por su recuperación. Incluso el propio Herbin, desde el último tuit que escribió en vida, pidió que lo mantuvieran en sus oraciones.
Sin embargo, la noticia de su muerte fue confirmada por su familia este martes 23 de enero. Su muerte es lamentada desde todas las corrientes.