Estricto, competitivo y audaz, así recuerdan a Niki Lauda familiares y seguidores. El perfil perfecto de un competidor de la Fórmula 1 que años atrás se iba a convertir en campeón del mundo, a pesar de sufrir un accidente que no solo cambió su rostro sino su vida.
Nikolaus Andreas Lauda nació el 22 de febrero de 1949 en Viena - mismo año en que 'La guerra de los mundos' de George Wells fue transmitida por radio en Quito, Ecuador -. Hijo de Ernst-Peter Lauda y Elisabeth Lauda, una familia con recursos y propiedades en Austria.
Un hombre de negocios, pero con pasión por los autos. Remó contra la corriente, ante la negativa de sus padres por querer ser piloto a los 19 años. No un competidor más, sino el mejor. En 1970 participó en la Fórmula 3 y un año después avanzó a la Fórmula 2, con tan solo 22 años de vida y cuatro de experiencia. En dicha competición representó a la escudería británica March Engineering.
Su destreza en el volante, para sobrepasar rivales, le ayudó a dar un salto a la Fórmula 1 donde fue protagonista desde su debut hasta su retiro. Su primera victoria la obtuvo en la cuarta carrera que realizó con Ferrari en 1974, equipo al que llegó luego de tres años de prueba en escuderías de menor calibre. Ese mismo año alcanzó seis pole positions, pero al final bajó el ritmo de competencia y eso se vio reflejado en los resultados y en la casilla que ocupó al término de la temporada.
No obstante, un año después vendría la revancha. En la temporada 1975 cumplió con grandes participaciones en diferentes pistas del mundo, conquistó carreras, y con ello, el primer título mundial con la escudería Ferrari.
El año siguiente arrancó con el mismo ánimo. Ganó cuatro de seis competencias y lideró la tabla de clasificación general. Pero el 24 de octubre de 1976, en el Gran Premio de Alemania, una tragedia iba a cambiar su rostro y su vida a futuro.
Lauda iba tan rápido que perdió el control del monoplaza en una de las curvas. Su auto se estrelló contra la protección de la pista, y debido al choque, se prendió en llamas. Un competidor, que venía detrás de él, no alcanzó a frenar y lo terminó de arrastrar.
[caption id="attachment_1103804" align="alignnone" width="1024"] Captura de vídeo[/caption]
Lauda logró salir de su auto, pero su rostro y cabeza habían sufrido graves quemaduras, fracturas e intoxicación por los vapores que emitió el auto. Intentó cuatro operaciones para trasplante de piel, pero su sistema inmune las rechazaba; entonces tomó la decisión de usar una gorra roja, que finalmente se iba a convertir en un accesorio mítico para el piloto austriaco.
Esta tragedia no lo detuvo. Incluso, lo hizo más fuerte y ganó otros dos campeonatos mundiales: en 1977 con Ferrari y en 1984 con McClaren.
Su legado y la rivalidad histórica con el británico James Hunt fueron la inspiración de los directores de cine. Este lunes Lauda falleció a los 70 años, dejando al mundo a motor de luto.
La tragedia que nunca detuvo a Niki Lauda
Mar, 21/05/2019 - 08:27
Estricto, competitivo y audaz, así recuerdan a Niki Lauda familiares y seguidores. El perfil perfecto de un competidor de la Fórmula 1 que años atrás se iba a convertir en campeón del mundo, a p