En una tarde soleada entre semana, Nórida Rodríguez le abrió las puertas de RTVC a nuestra directora Adriana Bernal. Muy amablemente estrechó su mano con el equipo de KienyKe.com y característico de una mujer que ha sido protagonista en producciones televisivas, la vanidad no se hacía esperar.
Se veía de Nórida una mujer sonriente, reflexiva y serena. Muy receptiva a las indicaciones de su equipo de comunicaciones.
Una taza de café, un cruce de palabras antes y luces cámara y acción: inició la entrevista.
La infancia de Nórida Rodríguez se vistió con la seda de múltiples disfraces que desfiló en su hogar en Villavicencio, Meta. Junto a sus cuatro hermanas gastó su tiempo jugando, creando personajes y disfrutando de su amistad a la par que iban ‘desbaratando’ su casa en búsqueda de momentos alegres. Su infancia tranquila, al calor del amor de sus padres, facultó sus habilidades en el arte.
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Sin soltar sus disfraces y personajes, fue construyendo lo que sería su sólida carrera en la actuación. Sin embargo, sus padres aterrizaron ese maremágnum artístico que corría por sus venas:
“Te dejamos actuar y hacer todo esto que haces, pero debes estudiar una cosa seria”, le dijeron.
Vea la entrevista completa con Nórida Rodríguez aquí:
Bajo esa advertencia y con cariño, su padre le abrió una puerta, la de su tía Alcira Rodríguez una actriz famosa de la época, la cual impulsó la idea de Nórida de profesionalizarse en la actuación.
“Tener la conciencia de lo que hacía mi tía, me ayudó a consolidar la idea que tenía sobre lo que quería hacer en la vida, sobre todo, me permitió proyectar mejor mis personajes”, dijo Nórida
El inicio de su carrera profesional
Empezó desde muy temprana edad a crear personajes a su criterio. Con el permiso de su colegio, viajaba a Bogotá a aprender del oficio actoral y a presentarse con sus creaciones. Terminó la etapa escolar y cumplió la promesa a sus padres, estudió “una cosa seria”: Derecho.
Cumplió 16 años en el pupitre de un salón en el que impartían una materia de su carrera. Su rutina iba desde muy temprano de la mañana hasta la 1:00 de la tarde en la universidad, luego, en la tarde, grababa producciones y en la noche resolvía los pendientes que los profesores en Derecho le habían dejado.
“Eso que hacían los demás de tomarse una ‘pola’ en la esquina, eso yo no lo viví, yo estaba muy concentrada en mis responsabilidades”, aseguró Rodríguez.
A la par que avanzaba en la carrera profesional, también lo hacía en el oficio de la actuación, a tal punto que se empezó a codear con los actores más importantes de la televisión nacional de la época:
“Yo tuve la oportunidad que desde el comienzo de mi carrera de estar al lado de los grandes. Actores de tradición, profesionales y con mística a pesar de que empecé muy chiquita con ellos yo hice parte de esa generación, y a la vez, tuve la oportunidad de tener personajes interesantes”, dijo Nórida Rodriguéz a Adriana Bernal.
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Su entrada a la televisión
Su talento en la actuación era excepcional, pulida por grandes actrices de la época, Nórida Rodríguez llegó a protagonizar su primera telenovela: Camelias al desayuno, luego lo hizo con Lola Calamidades.
“Ambas producciones fueron extraordinarias. Recuerdo que había solo dos canales en la época y nosotros en Lola Calamidades logramos 80 puntos de rating, algo impensado. Las fábricas paraban a las 4:00 de la tarde para conectarse con esta producción. Increíble”.
Nunca se deja llevar por los halagos. Mantiene los pies de la tierra y en sus primeros éxitos no fue la excepción. Disfrutó mucho de lo que logró en aquellas producciones, pero luego de abandonar el maquillaje y a su personaje, continuaba su vida lo más leal a sus principios.
La luz que trajo al mundo, Juliana Paniagua
En el furor de Lola Calamidades conoce a José Luis Paniagua, su compañero de set con quien tuvo un feeling particular. Se enamoró de él, se casó y del fruto de su unión nació Juliana, su única hija. Estuvo casada 10 años, donde construyó un castillo en el aire en el que pensó iba a vivir ahí para siempre, sin embargo, esto no fue así y se separó.
Toto, el gran amor de su vida
“Juntos la vida era una aventura, todo lo convertíamos en eso, hasta los días más aburridos podrían convertirse en un pícnic en cualquier lugar. Hacíamos que todo fuera especial. Planeábamos mucho, juntos y con mi hija creamos el Festival de Cine Verde, él siempre estaba con proyectos en su cabeza, quería hacer mucho, era muy creativo. Así transcurría nuestra vida, entre grabaciones, proyectos y amor”, dice Nórida sobre su esposo.
Luego de su separación con el padre de su hija, sobre el cierre de los años 90, fue contratada para interpretar un personaje en “Me llaman Lolita”, una producción de RCN. Hizo match con un compañero, Toto Vega. Ella estaba amargada, apática a la idea del amor, concentrada en su carrera y nada más, sin embargo, Vega le sacaba un par de sonrisas en medio de la pesadumbre.
Se enamoró de él con mucho esfuerzo, con los años, su amor reparó sus miedos y vivieron 23 años de amor intenso, incluso hasta el día de hoy sin la presencia física de Toto.
“Es muy difícil recordar solo un momento. Todo me lo recuerda a él. Me lo recuerdan los lugares, nuestras fotografías, nuestra casa, en cada rincón él está, en cada espacio su recuerdo pervive. Su espíritu también está en todo lo que representa el Festival de Cine Verde, incluso en mí, en muchas cosas que soy, ahora está él”, cuenta Nórida Rodríguez.
Toto le ayudó a ser más optimista, a ella, que toda la vida ha sido fiel defensora de tener los pies en la tierra, de ser ‘realista’, ahora tiene fe y esperanza en cosas en las que antes no depositaba nada.
La dirección de RTVC
Tras la muerte de Toto su existencia no ha sido fácil, sin embargo, se arma de valor y cada segundo le apuesta a la vida, a continuar.
El pasado mes de abril fue designada por el presidente Gustavo Petro como nueva gerente de RTVC, el sistema de medios públicos del país.
“Cuando supe de mi nombramiento estuve muy abrumada porque intuí la gran responsabilidad que representaba. El día de la posesión me temblaba las rodillas. Estaba asustada. Muy nerviosa. El día que llegué aquí (RTVC) al día siguiente de la posesión hice un recorrido por todas las áreas para conocer a las personas y entender qué se hace en cada área. Sentí gran alivio porque fui recibida con gran afecto y entendí la forma en que trabajaba la gente qué está aquí y en ese instante sentí mucha gratitud”.
Nórida tiene una meta fija para el rol que ha adquirido, pese a vivir día a día su duelo, ha separado sus dolores y ha afrontado con la responsabilidad consecuente su nuevo trabajo, al cual ha designado esta idea central:
“Tengo como norte que los medios públicos son un servicio público y eso nos obliga a debernos a los ciudadanos, a nuestra audiencia, por esa misma razón estamos obligados a ofrecerles información veraz y confiable, a guardar un equilibrio con la información, a brindarles programas de opinión que queremos crear para que la gente tenga elementos de juicio y entienda el país".
Nórida raramente abandona la seda de sus personajes que cubren su piel. La pasión que nació en el hogar de sus padres en compañía de sus hermanas, sigue intacta en su corazón, en el que cada segundo guarda lo que la ata a la tierra, la memoria de Toto y su festival, su hija, su gremio, los amigos, y el compromiso por el servicio público que hoy, buscará llevar a las pantallas, radios y computadores de los colombianos.
