Hasta hace unos años cuando el presidente Santos aceptó que sí existía un proceso de paz que ocultó por varios años de la opinión pública, muchos reclamaron la falta de inclusión de grupos y sectores vitales en el país que debían ser tenidos en cuenta en tan importante proceso (víctimas y oposición), era evidente que ese sería un error hacia futuro. Años después se publica la agenda temática con acuerdos cocinados en La Habana por unos pocos, negociando asuntos como la propiedad rural, el narcotráfico y la justicia, entre otros; un error más que todavía estaba a tiempo de solucionar y que vició el proceso por falta de legitimidad.
En el 2014 se llevó a cabo la elección presidencial en la cual se reeligió Juan Manuel Santos como presidente de Colombia, bajo la bandera de la paz, engañando al pueblo colombiano con una falsa esperanza. Afirmaba en los debates con el candidato Oscar Iván Zuluaga que los guerrilleros de las Farc- EP nunca iban a llegar al Congreso de la República, que Timochenko nunca iba a ser candidato presidencial y que no iba a haber impunidad. Hoy 4 años después y de recordar esos videos que están en las redes sociales se observa como todo era cierto, lo que él negó como candidato presidente es hoy una realidad, un engaño evidente al país.
Pero aún faltan más sorpresas, el 2 de octubre del 2016 gana el No en el plebiscito, un mecanismo de participación electoral a través del cual se comprobó que más de la mitad del país no estaba de acuerdo con lo negociado en La Habana, y que la otra mitad votaba engañado por el Gobierno nacional. Actuando en contra de este resultado el gobierno de Juan Manuel Santos desconoce el mecanismo y sigue adelante en la implementación del proceso, después, claro de un show mediático que aparentaba haber corregido lo solicitado por la oposición, lo que al final fue un engaño más. No se corrigieron los asuntos de fondo y sí, con un afán inexplicable se suscribió el acuerdo a las pocas semanas.
Pues el afán tuvo forma unos días después, Juan Manuel Santos recibiría el Nobel de Paz, un premio que ha caracterizado a sus ganadores por hacer esfuerzos por la paz, pero nunca en contra de su propio pueblo como lo hizo Santos. Suscribir un acuerdo después de que la voluntad popular había dicho No, lo convertía en un dictador y antidemócrata, no en un Nobel de Paz. Esto ocurrió porque había un lobby amañado ante la Comunidad Internacional que creía que el país recibía bien el proceso de paz, lo cual también era falso.
Pero el tiempo dio la razón, hoy los electores del 2014 que creyeron en esa falsa paz, se sienten traicionados por Juan Manuel Santos, se han dado cuenta que se firmó un acuerdo arbitrario, en contra de la voluntad popular, que con mentiras y engaños se legalizó, sí llegaron a tener curules los guerrilleros de las Farc, sí fue Timochenko candidato presidencial y sí habrá impunidad para los delitos cometidos por las Farc.
Revisemos el tema, en cuanto a la implementación del acuerdo se evidencia la falta de planeación y las fallas aberrantes. En las últimas semanas el señor Santrich que años atrás se burló del país cuando se le preguntaba por cómo pagaría sus delitos atroces y respondía “quizás, quizás, quizás”, siguió delinquiendo sin ningún pudor, ante tan beneficioso acuerdo siguió siendo el criminal que siempre ha sido. Al ser capturado por traficar con 10 toneladas de cocaína, muestra su calibre, al seguir en las grandes ligas del narcotráfico. Demostrándole al gobierno su falsa voluntad de paz.
Por otro lado, vemos como sin ningún control riguroso se enredaron los recursos del Fondo para la Paz, es increíble que después de ser la única bandera de este Gobierno, no sean capaces de administrar con transparencia tan importantes recursos, no sólo de la nación sino de la cooperación internacional. Colombia ha sido avergonzada internacionalmente, cuando tres países donantes Noruega, Suiza y Suecia piden cuentas de los recursos aportados por ser vox populi el manejo doméstico y corrupto.
A todo lo anterior le sumamos la alerta de la Fiscalía General de la Nación cuando afirman que el sobrino de Iván Márquez (negociador de paz), el señor Marlon Marín Marín, además del proceso por narcotráfico por el que está pedido en extradición por Estados Unidos, las autoridades le seguían el rastro, por un supuesto caso de corrupción que se había planeado con los recursos de la paz destinados a la salud.
Por otro lado, también se informa de la renuncia del Secretario Ejecutivo de la Jurisdicción Especial para la Paz- JEP- cuando la Contraloría le solicita un informe sobre la ejecución de los recursos que le entregaron a la entidad para su primer año de funcionamiento.
De acuerdo con el órgano de control, pese a que se asignaron 4,7 millones de dólares se conoce sobre la ejecución de unos 3,7 millones, es decir, el 79 por ciento del dinero entregado. Se solicita entregar una relación de los giros recibidos por el Fondo Multidonante, los pagos realizados y los contratos suscritos por la corporación. Dejando un sinsabor de malos manejos en tan importante instancia judicial para el proceso de paz.
En resumen, los acontecimientos de las últimas semanas demuestran que primero, los negociadores de paz por las Farc siguen delinquiendo con cocaína, obviamente nunca dejaron tan lucrativo negocio, segundo, los recursos del Fondo para la paz presuntamente los negociaron con coimas y hoy no se implementa el acuerdo conforme a lo pactado, tercero, la jurisdicción especial para la paz que es la columna vertebral de la justicia en el acuerdo no funciona administrativamente y los recursos están cuestionados.
De qué más tendremos que enterarnos los colombianos para darnos cuenta que el proceso de paz fue un gran engaño a la nación, que el Nobel de Paz fue inmerecido, que los recursos de la nación y de cooperación fueron desaparecidos.
Hoy Colombia pasa por una vergüenza internacional, los países que apoyaron el proceso notaron que lo acordado no se implementó, que la voluntad popular no estaba de acuerdo con el resultado del proceso, y que los recursos que en confianza entregaron fueron dominados por la corrupción sin ningún control del gobierno nacional, y lo peor, las Farc siguen delinquiendo sin ningún reparo.
Las Farc nunca entregaron las rutas del narcotráfico porque siguieron delinquiendo a través de ellas, no entregaron los menores porque siguen alimentando sus filas o “disidencias”, las caletas tampoco se entregaron porque siguen creciendo.
El Gobierno entregó todo, el país fue engañado y Colombia ostenta hoy una gran vergüenza por tan fallido proceso.
La vergonzosa paz de Colombia
Lun, 16/04/2018 - 06:13
Hasta hace unos años cuando el presidente Santos aceptó que sí existía un proceso de paz que ocultó por varios años de la opinión pública, muchos reclamaron la falta de inclusión de grupos y