Cuentan los historiadores que el ajedrez nace en Asia, en la India y deriva del juego nativo denominado “chaturanga”. (Siglo VI). En el tablero se enfrentaban dos jugadores y las piezas simulaban el ejército indio (elefante, carro, caballería e infantería.). Una de las leyendas habla que la madre del Rey Gav ordenó su invento para probar en el tablero que su hijo no había matado a su hermano.
De allí parte hacia China y Persia. Llego a España (años 700 y 900) con la conquista por el islam y se difundió por Europa con gran aceptación en Rusia. El Sigo XV marca su difusión en ese continente, los primeros aficionados se reúnen en clubes en el Siglo XVIII y el primer Torneo Internacional se realiza en 1851.
La leyenda del origen del ajedrez trae consigo una lección de humildad. El Rey Shirman, le pidió al sabio Sisa que inventara un juego digno de su reinado. En el primer juego este le demostró que solo se podía derrotar al Rey enemigo con el apoyo de todo el ejército y que él era la pieza más vulnerable. El éxito en los proyectos, el trabajo en equipo. Pero también una lección de prudencia y sagacidad. Al preguntarle por su recompensa como pago, despreciando diamante y oro, le pidió trigo bajo una formula exponencial por cada casilla. En esa sumatoria cae en cuenta el Rey que era insuficiente el trigo que su país producía para cumplir con la deuda contraída con el sabio: segunda lección; prudencia.
Son innumerables las bondades que el ajedrez ejerce sobre el cerebro y especialmente a nivel de las funciones cognitivas. Se aumenta el coeficiente intelectual. Mejora la capacidad para resolver problemas y es un gran ejercicio para la memoria. Los jugadores apostan ambos hemisferios cerebrales y se estimula la creatividad en el proceso de estrategias de planificación de cada una de las jugadas. Cada maniobra es un proceso que estimula reflexión y espacio para la meditación: enseña y facilita la capacidad de concentración. Le da impulso al lóbulo frontal y especialmente a la corteza prefrontal encargada, entre otras funciones, de los procesos de planificación y anticipación. Los estudios de hace varios lustros demostraron que la práctica de ajedrez es un gran estímulo para la concentración, memoria, planificación, pensamiento abstracto y el autodominio.
Se aplica en las pruebas funcionales: mientras el individuo mueve la mano podemos identificar el área cerebral responsable de los movimientos, como es su anatomía y la relación que tiene, con lesiones cerebrales. Es un excelente método de planeación quirúrgica y permite conocer la funcionalidad del área. Se encontró que el cíngulo, estructura alargada que queda en la mitad del cerebro y que lo recorre todo cabalgando sobre el cuerpo calloso, participa en las actividades de planeación de las jugadas. Cuando el jugador tiene un comportamiento defensivo se estimula la parte anterior y cuando ataca la que se activa es la parte posterior del cíngulo.
Qué decir del ajedrez a ciegas y las pruebas neurológicas: se encontraron conexiones sorprendentes. ¡Retener sin ver el tablero! Es entrenar la memoria operativa: recordar información durante periodos cortos de tiempo.
Sobre el ajedrez escolar se ha escrito que los muchachos que reciben clases o practican este deporte mejoran su inteligencia y su capacidad lectora. Les ayuda a pensar, se eleva su coeficiente intelectual y sus resultados académicos son superiores que aquellos que no lo practican. Desde hace casi 10 años el Parlamento Europeo impulso el programa Ajedrez en la Escuela, describiendo la metodología y financiación de este juego que estimula toda actividad del conocimiento y las emociones incluyendo la empatía.Hay varias justificaciones para este programa: propósitos de desarrollo intelectuales (orientación y atención), impulsa la creatividad y la imaginación. Objetivos en la formación de personalidad: aumenta el control emocional y la impulsividad.
Muchos países tienen como parte de ese pensum académico el ajedrez escolar. En Colombia, con un currículo cerrado hay 80% de áreas fundamentales y 20% de optativas. En este segmento donde los colegios pueden impulsar el ajedrez escolar, tanto como actividad académica como deporte.
El ajedrez estimula y dispara tu conocimiento.
Diptongo: “El Ajedrez es imaginación” (David Bronstein).