Los dos policías acusados por la Fiscalía General de la Nación de asesinar al estudiante de derecho Javier Ordóñez, Harvy Damián Rodríguez Díaz y Juan Camilo Lloreda Cubillos, se declararon inocentes hoy ante la juez 29 con función de control de garantías.
En un audiencia privada la Fiscalía les imputó los delitos de homicidio y tortura agravada, y se conoció que la defensa de ambos patrulleros pidieron que el caso se vaya a la Justicia Penal Militar.
“La juez 29 penal con función de Control de Garantías ordenó la no publicidad de la continuación de las audiencias concentradas (…) determinación adoptada ya que el representante de la Fiscalía, elevó solicitud de continuar con las audiencias concentradas de forma reservada”, dijo la delegada.
Crudo relato de un testigo de la muerte de Javier Ordóñez
Durante un debate de control político al ministro de Defensa Carlos Holmes Trujillo en la Cámara de Representantes, por el abuso policial tras las últimas jornadas de protestas, se reveló un crudo relato de uno de un amigo del abogado que presenció los hechos y estuvo detenido con él en el CAI de Villa Luz.
La representante Katherine Miranda hizo público el relato de Wilmer Salazar, quien contó lo que sucedió en la madrugada del 9 de septiembre. Miranda dijo que el testigo ha recibido amenazas de muerte por la información que posee.
Salazar aseguró que a pesar de las peticiones, los policías no se detuvieron y siguieron propinándole descargas a Ordóñez, ya postrado en el piso. “En ese momento llegan más policías, otra patrullas y otros motorizados, nos esposan a Javier y a mí, nos suben a una van de la Policía Nacional y al interior sigue la totura de mi amigo Javier”, aseguró el testigo.
“Yo me bajé por mis propios medios y me empujaron hacia la parte del fondo del CAI, cuando veo a Javier él ya venía muy débil, con la cabeza agachada. Ahí lo siguen golpeando, lo empujan, lo tiran al piso. Él ya estaba esposado, no podía hacer absolutamente nada. Lo botaron a mis pies, esposado, y él queda en forma fetal”, señaló Salazar.
El testigo agregó que los uniformados, al interior del CAI, siguieron agrediendo a Ordóñez tanto física como verbalmente. Salazar afirmó que el fallecido abogado ya no hablaba casi y solo se oía respirar con dificultad, por lo que le solicitó en reiteradas ocasiones a los agentes llevarlo a un hospital, pero nunca le ayudaron.
“Llegan muchos más policías, no recuerdo si 4 o 5, entran al CAI, ven a mi amigo Javier esposado, a mí esposado, ven que lo están lastimando y no le prestan ayuda”, señaló el testigo.
Posteriormente contó que un amigo de los dos, Juan David, se acercó al CAI y entró de forma violenta al lugar e intentó ayudar a Javier, intentó sentarlo pero por los brazos esposados no lo logró y empezó a gritar para pedir ayuda porque notó que el abogado ya no estaba respirando.
“Empieza a gritar y a decir: 'ya no está respirando, está muy frío'. Yo me desespero y empiezo a gritar como loco, 'por favor quítenme las esposas', yo necesito ayudar a mi amigo, necesito sentarlo. Por fin me quitaron una esposa, la otra me queda colgando. Pero cuando siento a Javier me doy cuenta que está totalmente pálido”, señaló Salazar.
Según el testigo, Ordóñez tenía un ojo hinchado y la cara totalmente hinchada, tenía marcas por todo el cuerpo “como quemaduras, de golpes, su pecho está morado, su cuello está morado”. Posterior a eso, según contó, los amigos trataron de despertar al malherido abogado tocándole la cara y llamándolo, pero no contestó.
“Le traté de abrir los ojos, le puse la mano en la nariz, mi amigo Juan David le hacía en la cara que reaccionara, yo le hacía en la pierna, le hacía en el estómago como para tratar de calentarlo para ver si de pronto él reaccionaba pero él nunca abrió los ojos”, narró.
Finalmente, después de llevarlo al hospital, Salazar contó que lo subieron a una silla de ruedas y la imagen nunca se le va a olvidar de la memoria, porque el abogado Javier Ordóñez se desplomó y la cabeza le quedó hacia atrás.