Si este libro se pudiera beber vendría en botellitas llenas de un líquido adictivo. Al fin y al cabo lo escribió un hombre que ama los placeres, los divertimentos. En este texto las palabras son golosinas que el autor, sin tacañería, le regala a los lectores.
El nombre de Alberto Salcedo Ramos está asociado con la crónica y el reportaje periodístico. Para muchos se trata del mejor cronista de América.
Sus lectores han agradecido sus perfiles de Diomedes Díaz, Pambelé, Higuita, el viejo Mile. Textos con estructuras ingeniosas. Ahora Alberto Salcedo Ramos llega con un libro de pequeñas dosis.
‘Botellas de Náufrago’ es una selección de las columnas de Alberto Salcedo Ramos. Esas que se escapan de lo habitual, pero nunca de la realidad. Esas que son como un cuento, la historia que uno quiere escuchar un domingo por la mañana.
Lo que tal vez más sorprende del libro es que uno puede ver de frente a su autor. Ahí está el tipo que bebe tinto todo el día, el buen conversador, el hombre orgulloso de ser caribe, el amante de la música, de la fiesta, o mejor, de la eterna parranda, de la cultura popular, en el texto uno se encuentra con sus hijos, sus amigos, pero sobre todo, uno tiene una cita con el hombre enamorado de la vida.
Es la primera vez que Salcedo Ramos se arriesga a mostrarse tal cual es en un libro. Al respecto dice a KienyKe.com: “Es curioso. Fue parte de lo que me gustó del ejercicio de hacer este libro. Como reportero me he pasado la vida mostrando a los demás, así que no me incomoda que ahora fluya lo que tiene que ver conmigo. Era parte de lo que quería que aflorara en este libro, pues lo entiendo como una especie de pequeño testamento. Quien se meta en sus páginas va a encontrar mi ideario estético y mis códigos personales de trabajo.”
Un columnistas aparte
‘Botellas de náufrago’ tiene un orden temático. En un capítulo aparecen los divertimentos, en otro los cantantes, el séptimo, por ejemplo, es para los atletas, el inmediatamente anterior es para referirse a historias sobre Colombia.
En todos se refleja el tipo de columnista que es Salcedo Ramos. Ha dicho que no le interesa ser otro de los 500 periodistas que hablan de lo mismo. Sus textos son otra cosa. Son realistas, claro; tratan de cosas actuales, por supuesto, obviamente son informativos y aportan análisis de los hechos. Pero sobresalen por su ingenio.
En ellos encontramos la historia de aquellos hombres del común que fueron noticia una sola vez en su vida porque recibieron al Papa o fueron saludados por Kennedy y al otro día volvieron a su anónima situación de colombianos relegados por la pobreza. También hay espacio para los placeres, no en vano su autor opina que “los alimentos fritos producen colesterol, pero me interesa más la dicha que la longevidad”. Y temas que a todos nos ha tocado ver pero muy pocos son capaces de ennoblecer a través de las palabras, un ejemplo, los piropos. Sobre ellos Salcedo Ramos recuerda: “Son a la convivencia lo que Greenpeace es a la conservación de los bosques: defensores de una forma de humor que nos sirve, al fin y al cabo, para celebrar la vida”.
¿Qué tanto le cuesta a Alberto Salcedo Ramos producir estas botellas de náufrago? Al respecto dice a KienyKe.com: “Suelo borrar mucho, desarmar lo que ya parecía que iba andando bien y meterme por otro lado. No me tiembla el pulso para hacer eso. Yo necesito mentirme y creerme la mentira. Siempre me digo que va a salir fácil, pero sinceramente con frecuencia me siento y no me sale nada que me guste. Entonces, tengo que darle hasta que vea saltar la liebre, y algunas veces se le da por no saltar.”
Si este libro puede asumirse como la oportunidad para ver a su autor tal cual es, es también la ocasión para ver cómo piensa un reportero. En una de sus botellas Salcedo Ramos reflexiona: “Quien quiere ser reportero será reportero aunque lo saquen a patadas de todos los periódicos”.
Este libro es el ejercicio confesional de un periodista. Cuando una persona normal habla con un anciano la cosa puede no dar muchos frutos. La fortuna de que lo haga con un reportero es que este rescatará al menos una de las tantas cosas que un hombre viejo y sabio tenga por decir. Salcedo Ramos, por ejemplo, salva del olvido esta perla de un hombre muy mayor: “Yo no sé por qué le dan tanta fama al tal Viagra ese, mijo. Anoche probé una pastilla de esas ¡y eché los mismos tres de siempre!”
Otra dosis
Hablando de Alberto Salcedo Ramos, por estos días el sello Aguilar reedita su primer libro de crónicas titulado “De un hombre obligado a levantarse con el pie derecho y otras crónicas”. A KienyKe.com el autor dijo que prefería que sus lectores empezaran por leer sus reportajes antes que sus confesiones: “Quizá me gusta más que después de leer mis crónicas sobre los demás, entonces sí se acerquen a lo que digo sobre mí mismo y sobre las cosas que me pertenecen.”
Sobre Un hombre obligado dice el autor: “Estará en librerías este hijo, el más querido de todos, porque fue al que le tocó más duro: no le paraban bolas en ninguna parte, no le abrían las puertas en ninguna editorial (ni en los medios). Ahora sale con las historias originales más siete nuevas y un prólogo que le hice para contar un poco cómo fueron aquellos años de resistencia y terquedad.”
Dos textos de Alberto Salcedo Ramos que se suman a “La eterna parranda” y su biografía de Kid Pambelé.
Las palabras no solo se leen, también se beben
Sáb, 17/10/2015 - 03:17
Si este libro se pudiera beber vendría en botellitas llenas de un líquido adictivo. Al fin y al cabo lo escribió un hombre que ama los placeres, los divertimentos. En este texto las palabras son go