Maritza Rodríguez es una de las actrices colombianas más recordadas, además tiene una carrera que logró trascender a un panorama internacional. Algunos no saben que su vida ha cambiado y que ahora se llama Sarah Mintz, un nombre que se adapta mejor a su estilo de vida actual, profesando la fe judía, además el Mintz es el apellido de su esposo, Joshua Mintz.
Sarah ahora es noticia porque la novela ‘Rafael Orozco, el ídolo’ empezó a ser retransmitida en Caracol Televisión, en esta historia ella encarna a Mónica Camargo, una aristócrata de la costa, que luego de vivir una vida triste y abandonarlo todo, logra cautivar al protagonista de esta nostálgica historia.
KienyKe.com conversó con Mintz para recordar su paso por la producción de Caracol:
“Yo recuerdo que me dio mucha emoción cuando me hablaron para este personaje porque, no sé, sentía que me faltaba como ese pedacito, de hacer una telenovela costeña. Me daba mucha emoción también porque yo nunca había ido a Valledupar y siempre me quedó la cosita de ‘¿por qué nunca fui?’ (…) Primero fue el ambiente más espectacular en el que yo pude trabajar en una telenovela, porque siempre cuando inicias una serie o una novela, todos empezamos de cero y nos vamos integrando poco a poco, cuando tú entras a la mitad te sientes como extraño, ya todo el mundo está como embonado, tú entras ahí a ver cómo calas en el asunto, pero no, aquí fue diferente”.
“Yo llegué como si hubiera estado desde el primer día. Estaba un poquito asustada, llevo mucho tiempo sin estar con el odio adecuado a la costeña, el dialecto, las palabras, yo trabajando en un mercado, en aquel entonces, ya ahorita no es así, se me exigía mucho hablar neutro, entonces tenía que dejar mi vocablo natural fuera del set, ya habían cambiado muchas palabras, entonces yo decía, ‘ay no, tengo que recordar todo esto’, pero yo no sé, se despertaron todas las memorias al llegar a Valledupar, aunque yo soy de Barranquilla, se despertaron las memorias de lo que uno hablaba, en plena escena a mí se me salían términos como decir, ‘ay, no seas farta’, yo decía como: ‘¡Ay! ¿Hace cuánto tiempo no digo eso?”.
En la misma entrevista, Sarah Mintz también conversó sobre su cambio de nombre y su estilo de vida en la actualidad:
“Es un tema difícil de explicar por encima porque es muy profundo, es algo muy difícil de entender cuando no estás abierto ante eso pero, las cuestiones del alma son tan difíciles a veces de entender uno mismo (…) el desarrollo de tu alma, si hay una conciencia de vida normal, de que tienes sueños, quieres cumplirlos, pero en un momento dado decides: ‘sí, estoy feliz, me va bien’, pero ¿cuál es el sentido de tu vida?, ¿cuál es el propósito de tu vida?, ¿cómo alimentas tu alma? (…) las prioridades cambian”.
“Para mí que vengo de una casa católica, pero la presencia de Dios es muy importante, entonces yo también quería tener eso, una madre presente, (…) que trabaje toda su parte interna, espiritual, su manera de ver la vida, no mutilarlos (sus hijos) espiritualmente, y que sean fuertes emocionalmente”, agregó la actriz.
“Esto no es porque me volví loca, es un estudio de mi alma, reconocí que mi alma estaba débil en su esencia y su esencia era esto, el judaísmo, tan apegada del creador, quise hacer eso, darme la oportunidad, por qué no me puedo lanzar a darme la oportunidad de lo que me grita mi alma, mi esposo lo entendió, no me pidió que cambiara de religión, yo conocí a un Dios y a un estilo de vida distinto, diferente al que mi esposo llevaba incluso”.
“Cuando empiezas a trabajar el nivel del alma, la percepción y la vida en este mundo es distinta (…) Yo siempre fui una mujer muy espiritual, como siempre lo digo en todas mis platicas, la gente piensa que te conoce porque sabe cómo te vistes, a dónde vas, cómo hablas, pero la verdad hay un mundo interno detrás”, expresó Sarah Mintz.