El presidente de Colombia, Gustavo Petro, ha mantenido una postura compleja y estratégica respecto a Venezuela, un tema que ha sido fuente de controversia y debate tanto dentro como fuera del país.
Su enfoque, que busca un equilibrio entre la crítica a la administración de Nicolás Maduro y la necesidad de mantener relaciones diplomáticas, ha generado tanto apoyos como críticas.
Kienyke.com conversó con Yann Basset, Director del Grupo de Estudios de la Democracia (DEMOS UR) de la Facultad de Estudios Internacionales, Políticos y Urbanos de la Universidad del Rosario y Christian Chacón, politólogo y magister de la Universidad Nacional de Colombia sobre la postura que Gustavo Petro ha tenido de las relaciones con el país hermano.
Para entender la decisión de Petro, es necesario reconocer que Colombia se encuentra en una encrucijada diplomática con Venezuela.
Según Christian Chacón, Colombia tiene mucho más que perder al romper relaciones con su vecino que Venezuela. Chacón explica que, aunque Venezuela ha estado aislada durante años, con aliados como China, Rusia, Irán y algunos países del Caribe, el impacto de un rompimiento en sus relaciones con Colombia sería limitado. En cambio, para Colombia, la ruptura tendría consecuencias directas y significativas.
Colombia ha logrado posicionarse como un socio comercial clave para Venezuela, especialmente en sectores como el agro y la manufactura. La pérdida de este mercado podría tener un impacto negativo en la economía colombiana, afectando incluso al empleo. Además, Chacón destaca que la ruptura de relaciones podría generar un aumento significativo en la migración venezolana hacia Colombia, lo que a su vez presionaría el sistema fiscal del país y complicaría aún más la situación de los migrantes ya establecidos en el territorio colombiano.
El pragmatismo de Petro: Mantener el diálogo
Por su parte, Yann Basset apunta que Petro llegó al poder con la intención de normalizar las relaciones con Venezuela, lo cual era parte de su estrategia tanto en términos diplomáticos como económicos pues de hecho, Petro había apostado por la cooperación de Venezuela en los esfuerzos de paz total con los grupos armados colombianos, como el Ejército de Liberación Nacional (ELN).
Sin embargo, Basset señala que el panorama postelectoral en Venezuela se ha vuelto insostenible para Petro, quien se ha visto presionado tanto por su propio gobierno como por la comunidad internacional.
En este contexto, la postura de Petro de mantener relaciones diplomáticas, a pesar de no reconocer la legitimidad del gobierno de Maduro tras las elecciones de 2024, responde a un pragmatismo que busca proteger los intereses nacionales de Colombia.
Basset resalta que, aunque el diálogo con Venezuela ha sido inefectivo, la diplomacia sigue siendo esencial para gestionar los problemas fronterizos, la migración y la seguridad en las zonas comunes. Según el analista, una ruptura de relaciones sin soluciones claras solo provocaría más problemas para Colombia, como ya ocurrió durante la administración anterior de Iván Duque.
¿Un acuerdo imposible?
A pesar de los intentos de mantener una postura equilibrada, Petro ha sido criticado tanto por la oposición colombiana como por algunos sectores internacionales.
El hecho de que Petro haya enviado representantes diplomáticos a Venezuela tras las elecciones de 2024, a pesar de no reconocer su legitimidad, ha sido percibido como una contradicción por parte de quienes esperan una postura más firme y coherente con los principios democráticos.
En palabras de Basset, "mandar un embajador a Venezuela sería un reconocimiento tácito al nuevo mandato de Maduro", lo cual podría socavar la credibilidad del gobierno colombiano en la arena internacional.
La falta de resultados tangibles en las negociaciones y la creciente frustración con el régimen venezolano hacen que muchos se pregunten si el enfoque de Petro realmente llevará a una mejora en las relaciones bilaterales o si, por el contrario, perpetuará un ciclo de inestabilidad y frustración para Colombia.
La posición de Gustavo Petro respecto a Venezuela es un reflejo de los dilemas geopolíticos y económicos que enfrenta Colombia.
Si bien es cierto que la diplomacia sigue siendo una herramienta fundamental para manejar una frontera compartida de más de 2,000 kilómetros y una crisis migratoria de gran escala, la falta de avances concretos en la resolución de los problemas bilaterales hace que la estrategia del presidente colombiano sea vista con escepticismo por algunos analistas y opositores.
En última instancia, la postura de Petro sobre Venezuela podría considerarse acertada desde una perspectiva pragmática, dado que busca evitar un daño económico y social aún mayor a Colombia. Sin embargo, la falta de un camino claro hacia una resolución sostenible del conflicto en Venezuela y la creciente presión interna podrían obligar al presidente colombiano a revisar su enfoque en el futuro cercano.
