Sin duda, el tema obligado de análisis hoy es la ofensiva proteccionista desplegada por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. La imposición de nuevas tarifas arancelarias a mercados en los cinco continentes mantiene en vilo a las economías del mundo. Colombia, por supuesto, no es ajena a este coletazo global.
Lo que el mandatario norteamericano bautizó el pasado 2 de abril como el “Día de la Liberación” se ha convertido en una verdadera guerra comercial. Esta no solo afecta a las grandes potencias que ya han comenzado a tomar medidas para conjurar la tormenta, sino que también amenaza a economías como la nuestra, que van a la zaga en esta batalla. Nuestra dependencia del mercado estadounidense es clara: el 33,7 % de nuestras exportaciones se dirigen hacia ese país, y de allí proviene el 27 % de nuestros insumos productivos.
Aunque el presidente Trump anunció una tregua de 90 días para 184 países con excepción de China, cuyas exportaciones a EE.UU. ya acumulan un arancel del 145 %, el panorama sigue siendo incierto.
En el caso colombiano, nos veremos regidos por un arancel general del 10 % a todas las importaciones. Por su parte, países como China y Vietnam enfrentan sanciones específicas que oscilan entre el 145 % y el 54 %. Esta medida ya está generando una profunda incertidumbre entre los empresarios colombianos, quienes aún no encuentran una respuesta clara para enfrentar la tormenta que se avecina, una que amenaza con frenar la producción, aumentar la inflación y contraer la demanda externa de nuestros bienes exportables.
Esto nos obliga no demorar una hoja de ruta que nos permita tomar medidas oportunas para resistir y navegar con buen viento en estos tiempos de crisis.
Mientras Colombia sigue esperando definir su estrategia, la Unión Europea y China, segunda economía mundial ya han desplegado su propia ofensiva, adoptando medidas retaliatorias para sortear el temporal. Han impuesto aranceles del 25 % y hasta del 84 % a productos estadounidenses, especialmente metales y materias primas críticas para la industria tecnológica.
Una economía abierta como la nuestra, tan dependiente de un solo socio comercial, queda a merced de sus vaivenes políticos. ¿Qué plan tiene el Gobierno Nacional para enfrentar una posible recesión global, una inflación importada o una caída en nuestras exportaciones?
Hoy más que nunca se necesita una respuesta coordinada y estructural por parte del Estado colombiano, junto con el sector empresarial, que enfrenta un riesgo real de pérdida de competitividad frente a países como México, que conservan preferencias arancelarias plenas.
Se requiere con urgencia un plan de acción que combine diplomacia estratégica, apoyo productivo y reformas legislativas concretas para proteger a nuestros exportadores y fortalecer la presencia de Colombia en los mercados internacionales.
Es clave establecer un marco legal que permita activar instrumentos de apoyo fiscal, financiero y logístico para los sectores productivos más vulnerables, especialmente el agro, frente al impacto de medidas arancelarias impuestas por terceros países.
Desde el Congreso estamos dispuestos a liderar y sacar adelante las iniciativas legislativas que permitan no solo enfrentar esta tormenta, sino también modernizar nuestras políticas comerciales. Solo así podremos avanzar hacia una mayor competitividad y fortalecer nuestra diplomacia económica frente a los retos estructurales del comercio global.