Las animales de compañía pueden brindar numerosos beneficios, para algunos expertos como Yuli Andrea Peña Farfán, psicóloga de la Universidad Autónoma de Bucaramanga, “su cuidado y afecto, pueden promover la salud y enriquecer la vida de las personas, activando de manera positiva las emociones”. Sin embargo, ser amante de un perro es desarrollar un vínculo donde queremos agradecerles su existencia a través de actividades físicas, disciplina, afecto y lo que necesite para estar feliz.
Los perros, sin importar su raza, tamaño o edad, se han convertido en parte fundamental de los hogares, además de crear lazos afectivos con cada uno de los miembros de la casa, su presencia puede ayudar a compensar emocionalmente cambios en la vida de las personas como: llenar vacíos cuando los hijos se van de casa, brindar compañía y consuelo en momentos de depresión, miedo o tristeza e incluso, ser un apoyo emocional con los más pequeños o personas solitarias.
“Convivir con un perro mejora el estado de salud de cualquier persona, ya que él no solo se convierte en un aliado, sino en un verdadero protector. Tener un animal de compañía beneficia a las personas física y emocionalmente, y mejora la dinámica familiar en todas las tipologías de hogares. Básicamente tú los nutres, ellos te nutren la vida”, afirma Alejandra Conto, activista de los derechos de los animales.
Si bien las mascotas proporcionan afecto y protección, el concepto tradicional de familia humana ha cambiado en los últimos años, dado por la conexión que se genera con otras especies como perros, gatos o aves, los cuales, se les viene reconociendo como parte de la familia multiespecie.
Los perros suelen ser compañeros de juego y generan una relación estrecha en la que para muchos, terminan siendo esenciales para su vida como aliviar la soledad, pasar momentos de felicidad o ser un compañero en el ejercicio. Sin embargo, es importante tener en cuenta esa delgada línea de tener una mascota como lo que es y la humanización del animal.