La reforma tributaria del Gobierno sigue generando reacciones e intensos debates políticos, uno de los cuales ha girado entorno a la posibilidad de ponerle impuestos a las iglesias. Algo que por ahora no está contemplado en el texto original presentado por el ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, aunque varios sectores bastante cercanos al presidente han clamado por esta medida.
Uno de estos encontronazos se dio entre la representante Katherine Miranda y la senadora María Fernanda Cabal, luego de que esta última criticara un trino de su contraparte en la que defendía la necesidad de gravar a las iglesias, teniendo en cuenta que Colombia es un país laico y para ella hoy en día estas instituciones son “empresas electorales que se lucran de incautos”.
“Si una iglesia no cumple función social y lo único que hace es amasar fortunas, pues que paguen impuestos”, manifestó la representante Miranda, obteniendo una airada respuesta por parte de Cabal, quien no se mostró sorprendida asegurando que “la iglesia es perseguida en los regímenes socialistas”.
No obstante, la pelea estuvo lejos de quedar ahí, ya que Katherine Miranda, días después, respondió a la senadora del Centro Democrático pidiéndole que se “recogiera”.
“Ay señora, recójase. Bien dice Mateo 22:21 ‘Pues dad al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios’ Entonces tenemos una Biblia socialista”, señaló la representante de la Alianza Verde.
No obstante, lo cierto es que el debate sobre gravar o no a las iglesias con los mismos impuestos que las empresas, es de vieja data en el país y casi siempre termina fracasando. Entre otras cosas, debido a que los argumentos a favor de esta medida la han tenido bastante difícil para contrariar la “función social” que se trata de poner en entredicho.
De hecho, en el comentario inicial de Katherine Miranda varias personas le explicaron porqué no consideraban correcto aumentarle los impuestos a las iglesias, resaltando el rol de la iglesia en diferentes ámbitos sociales y humanitarios, así como su carácter sin ánimo de lucro. Razones que han sido cuestionadas por los defensores de los impuestos a estas instituciones, asegurando que no todas tienen esa misma importancia y que muchas gozan de fortunas bastante importantes.
Sin embargo, el debate está a la orden del día. “Acá hay más, se trata de ser buenos ciudadanos. Sin embargo, hay muchas iglesias que no participan en política y otras que dejan en libertad a sus feligreses (...) No es bueno generalizar”, opinó uno de los seguidores de Miranda, mientras otros apoyaron su visión.
“Con ella se demuestra que, por siglos, la iglesia ha sido instrumento de opresión articulado al poder hegemónico, gozan de prebendas que niegan a los marginales a cambio de alienarlos con su discurso de normalización de la miseria en pro del bienestar de unos cuantos dominadores”, señaló otro seguidor.
Aún así, cabe aclarar que Katherine Miranda está lejos de ser la única que ha pedido impuestos para las iglesias, ya que para muchos ha sido una ausencia importante en el texto de la reforma tributaria de Ocampo. Incluso muchos aseguran que tiene más urgencia y eficacia que gravar los alimentos ultraprocesados.
La promesa de Gustavo Petro a las iglesias
Es importante recordar que en campaña Gustavo Petro aseguró que no estaba dentro de sus planes subirle los impuestos a las iglesias, sino de hecho todo lo contrario: que se repararían iglesias por su importancia como patrimonio arquitectónico y se velaría por garantizar la libertad de culto. Así las cosas, no gravarlas con nuevos impuestos es coherente con sus promesas iniciales.
Dichas declaraciones las hizo en mayo de 2022, durante un debate presidencial en medios de comunicación. Allí, precisó que las iglesias podrán continuar operando “sin que se les adicione ningún impuesto” y prometió impulsar la libertad e igualdad de culto en el país, así como en las distintas dependencias de gobierno.
“Vamos a reparar varias iglesias, como hicimos con el Voto Nacional (en Bogotá), porque son patrimonio arquitectónico de Colombia”, manifestó el presidente.
Lo cierto es, que esta es una pelea que muy pocos gobiernos están dispuestos a dar, partiendo de contraargumentos como el carácter “sin ánimo de lucro” del que goza especialmente la iglesia católica y los beneficios humanitarios que muchos cultos prestan a la sociedad.
En 2021, por ejemplo, el pastor y cabeza del partido Colombia Justa Libres, John Milton Rodríguez, defendió que las iglesias en el país ya pagaban impuestos en concepto de IVA y parafiscales. Luego, hizo un llamado a recordar que estas no pueden descontar “los planes y proyectos que se asumen a nivel social”, asegurando que los asumen dentro de sus costos.
Sin embargo, IVA o parafiscales para su estructura de trabajadores están lejos de ser comparables con la carga tributaria que tendrían en caso de ser consideradas empresas. Un debate de vieja data en el que entran a jugar las enormes e innegables fortunas alcanzadas por algunos cultos y el importante rol social y humanitario que juegan en numerosos ámbitos en un país como Colombia, que ahora podría agudizarse en caso de llegar a contemplarse como adición en la tributaria.