Dentro y fuera de Bolivia no se discute quién será el ganador de las elecciones presidenciales de este domingo. Las apuestas son si Evo Morales, el actual mandatario, batirá su propio récord de reelegirse en una primera vuelta con el 64% de los votos.
Así sucedió en 2009, las más recientes elecciones en las que Morales competía por su segundo mandato, y obtuvo una histórica y contundente victoria.
El líder de origen indígena llegó en 2006 para romper con una convulsa tradición de gobiernos blancos y criollos en una nación autodenominada pluriétnica.
A pesar de despertar amores y odios, Evo Morales ha conseguido desde mediados de la década pasada mantener una estabilidad política que se extrañaba en una nación que ha sufrido constantes golpes de Estado.
Evo Morales, dirigente del partido Movimiento al Socialismo MAS, compite por su segunda reelección para quedarse cinco años más en el Palacio Quemado. Así las cosas, el mandatario repetiría en el poder entre 2015 y 2020.
Contra Evo Morales compiten cuatro líderes de distintos sectores políticos, uno de ellos en busca de revancha. Aunque se sumen las intenciones de voto de todos los rivales del actual mandatario, solo alcanzarían el 35%, mientras que el candidato a la reelección supera el 57% de potenciales electores.
El contrincante más cercano tiene el 17% de intención de voto. Se trata del empresario Samuel Doria, magnate de la industria del cemento y la venta de hamburguesas con franquicias extranjeras en Bolivia. En 2005 y 2009 también se midió en las presidenciales ante Evo Morales siendo derrotado con fuerza. Para él, la tercera es la vencida.
También está en esta carrera el expresidente Jorge Quiroga, quien aunque alcanza solo el 10.7% de intención de voto, ha logrado una popularidad excepcional. Quiroga entró muy tarde a la campaña y tampoco invirtió grandes cantidades de dinero para saltar de la invisibilidad al tercer lugar en las encuestas. Se presenta ante los votantes como la “tercera opción” entre la izquierda de Morales y la derecha de Doria.
Un viejo amigo de Evo Morales, Juan del Granado, también saltó a la campaña pero no supera el 4% de aprobación electoral. Hoy por hoy es un fuerte contradictor del gobernante y, como presidente del Movimiento Sin Miedo, trata de reivindicar una lucha por el respeto a la oposición.
Finalmente compite un líder indígena llamado Fernando Vargas, quien ha reconocido que no tiene opción alguna en esta contienda.
Si las encuestas aciertan, sumados los votos de los cuatro contrincantes de Morales no alcanzarían para empatarle.
Los cuatro contrincantes nunca se pusieron de acuerdo para realizar una alianza única de oposición, como sucedió en Venezuela con la Mesa de Unidad Democrática, y están dispuestos a enfrentarse por separado contra el cacique, aunque los resultados sean aplastantes al final.
La estrategia de Evo Morales
Evo Morales tiene muchos factores a favor, además de una amplia baraja de contrincantes que se repartirán los votos de sus opositores.
En primer lugar, lleva ocho años en el poder y ha consolidado un modelo de gobierno popular. Evo Morales adquirió al principio una imagen de gobernante demagógico que solo favorecía los intereses de la clase baja y las comunidades indígenas, despreciando a los empresarios y habitantes de ciudades.
El líder 'cocalero' llegó al poder echándose de enemigo a empresarios, élites agroindustriales y las tradicionales clases dirigentes.
En 2009, tras su primer periodo de gobierno en el que consolidó una revolución social y económica, consiguió reelegirse con una sorprendente votación. El electorado le reconoció la estabilización de la economía y la política nacional, y llevar al país a una bonanza de hidrocarburos motivada por la nacionalización de su explotación. Devolverles esa riqueza a los bolivianos les ofreció dinero para invertir y disminuir la desigualdad rampante hasta entonces.
Para estas elecciones la estrategia fue un cambio de discurso con la clase empresarial y propició acercamientos para zanjar las divisiones. El modelo que ha propuesto con sectores capitalistas es mantener un discurso del socialismo del Siglo XXI en lo social y estatal, pero un liberalismo más acentuado en lo económico.
Sus mensajes antiimperialistas se han mantenido, asegurando los sectores populares que creen que los males del pasado se debían a la influencia estadounidense y de otras potencias europeas en su otrora vida nacional.
A la conquista del bastión opositor
Evo Morales ha tenido como desacierto su radicalismo contra la oposición que califica de antidemocrática. También hay muchos inconvenientes en las políticas de seguridad y, para muchos en su país, su vehemente defensa del modelo chavista le ha costado apoyos.
En cambio, el pie de lucha que ha mantenido en su exigencia ante Chile y Perú por conseguir salida al mar, aviva un sentimiento nacional que a los bolivianos agrada.
Santa Cruz de la Sierra es considerado un bastión opositor. Sin embargo sus recientes estrategias en la ciudad podrían ser una sorpresa favorable en las urnas.
El crecimiento de Bolivia, desde que nacionalizaron la explotación de hidrocarburos, se ha mantenido por encima del 5%, convirtiéndose en modelo envidiable para las economías latinoamericanas.
Pero, curiosamente, la región de Santa Cruz que es la ciudad industrial por excelencia no era de sus afectos.
Como estrategia política para la presente contienda, Morales se ha desplazado a Santa Cruz de la Sierra y ha tratado de hacer acuerdos con las élites de la ciudad, que son las que motivan el voto en contra.
El vicepresidente del país, Álvaro García, se sentó con los empresarios cruceños y las dos partes se dieron la mano bajo el precepto de que ambos necesitan ceder.
Santa Cruz provee el 28% del PIB de toda Bolivia. La ciudad es la más poblada del país y su crecimiento la ubica entre las 20 urbes que más aceleran hacia la prosperidad en todo el mundo.
Evo Morales tiene una victoria asegurada este domingo. En la geopolítica hemisférica es otro de los países que no le hacen reverencia a Washington y, en cambio, busca la integración continental desde México hasta Chile. El bloque del Alba felicitará su victoria.
La mayoría que seguramente alcanzará en la Asamblea Legislativa, en elecciones paralelas a las presidenciales del domingo, le afianzarán una gobernabilidad que necesita para afrontas importantes retos durante los próximos cinco años.
Primero, buscar alternativas que no hagan a Bolivia tan dependiente de los recursos minerales. En seguida, garantizar reformas institucionales que democraticen su país, den oportunidad a la oposición y mejoren la justicia.
Tercero, evitar más protestas adelantadas por quienes creen que está descuidando el medio ambiente y pone en riesgo la supervivencia de la pluralidad étnica; y finalmente, abrir el país a sectores sociales que parecen menospreciados por el machismo y conservatismo nacional: la mujer, la población LGTBI y minorías religiosas.
¿Por qué está cantada la victoria de Evo Morales en Bolivia?
Sáb, 11/10/2014 - 04:01
Dentro y fuera de Bolivia no se discute quién será el ganador de las elecciones presidenciales de este domingo. Las apuestas son si Evo Morales, el actual mandatario, batirá su propio récord de re