Gómez Méndez y Navarro analizan al Gabo “político” y su exilio en México

Mié, 23/04/2014 - 07:57
Señor Ministro de Justicia, Alfonso Gómez Méndez: usted fue abogado de García Márquez cuando salió del país. ¿Cuáles fueron las circunstancias?

Conocí a García Márquez a raíz de
Señor Ministro de Justicia, Alfonso Gómez Méndez: usted fue abogado de García Márquez cuando salió del país. ¿Cuáles fueron las circunstancias? Conocí a García Márquez a raíz de que durante la época del estatuto de seguridad (gobierno de Turbay), un sector de las Fuerzas Militares de la época, estaba tratando de vincularlo con el M-19. Gabo tuvo acercamientos con guerrilleros (también con FARC y ELN), en la dirección de buscar la paz de Colombia. Dentro de ese contexto es cuando tratan de armarle ese proceso y entonces él sale del país porque le llega una información muy creíble que estaban pensando capturarlo, lo que hubiera sido una torpeza monumental. García Márquez llama a Jaime Castro (tuvimos oficina juntos) buscando un abogado penalista. Asumo, entonces, su defensa. Y cuando logramos demostrar judicialmente el montaje que se le estaba haciendo, lo llamo a México, le leo la providencia y él declara termiando su exilio. Ubicaría a García Márquez políticamente dentro de una concepción, no comunista como alguna vez se llegó a pensar. Fue librepensador, más allá de su amistad con Fidel Castro. Muy cercano a las ideas de izquierda y social demócratas. García Márquez siempre trabajó por la solución política del conflicto armado. En algunos sectores retardatarios de entonces decían que Gabriel García Márquez se había inventado el exilio dizque para promocionar uno de sus libros, una cosa totalmente estúpida y sin sentido. Desbaratado ese engendro, volvió a Colombia. Vivía entre México, Barcelona y Bogotá. Alfonso Gomez Mendez ¿García Márquez fue militante de la izquierda colombiana? Creo que García Márquez nunca militó en ningún partido político, lo buscaban de todas partes, pero él no fue un militante. Inclusive terminó apoyándo a Andrés Pastrana. Firmaron, por entonces, un documento sobre educación, que nunca se cumplió. García Márquez fue un hombre de paz, no se le pasaba por la cabeza jamás que las tensiones sociales podían resolverse por la vía de las armas. Y si acaso, su cercanía con sectores de la guerrilla era para llevarlos a una mesa de negociación. ¿No era García Márquez, entonces, un abanderado de la lucha armada? ¡No! Imagínese, ¿qué peligroso iba a ser García Márquez por Dios? No. ¿Para qué utilizó García Márquez la amistad con Fidel Castro? Para hacer aproximaciones con la guerrilla, para que entrara por la vía de la negociación. Antonio Navarro Wolff Doctor Navarro Wolf: ¿Qué recuerdos tiene de ese García Márquez cercano a las causas de la izquierda colombiana? García Márquez fue simpatizante del movimiento Firmes por allá en los años 80, al lado de Enrique Santos Calderón, Antonio Caballero y mucha gente más de esa época. Tuvo posiciones políticas progresistas, alternativas, usted sabe que fue muy amigo de Fidel Castro, incluso en los peores tiempos de aislamiento. Se distanció de escritores como el peruano Vargas Llosa, precisamente por eso, porque no quiso hacer parte del grupo de intelectuales latinoamericanos que decidieron aislar a Cuba del mundo en los años 60, 70. ¿García Márquez tuvo cercanía con el M-19? A mí no me consta. Lo que sí puedo decir es que a mí me ayudó a salir del país hacia México cuando fui herido en las negociaciones con el gobierno de Belisario Betancur, y había riesgo de que aquí en Colombia me remataran. Hay que recordar que a mí me hicieron un atentado en 1985 en la ciudad de Cali, cuando estaba en cabeza del grupo de negociadores del M-19 con el gobierno de Betancur, y estuve dos o tres semanas en el hospital Departamental de Cali, y había el rumor de que me iban a rematar, me iban a matar. Y García Márquez me ayudó a salir para México, gestionando el tema con el gobierno mexicano. ¿Fueron cercanos en México? Lo visité un par de veces, pero insisto que me ayudó a salvar la vida. Luego cuando se firmó la paz y aparecimos en la vida política, en la primera campaña hizo una donación para la campaña presidencial. ¿Cómo era el García Márquez que usted frecuentó en México? Era una persona tranquila como siempre, sencilla, buena persona, que tenía como prioridad lo que era su pasión, escribir. Uno no lo podía visitar por la mañana porque por la mañana estaba siempre ocupado escribiendo, tenía una disciplina muy estricta, escribía unas seis o siete horas en la mañana, y por la tarde estaba más disponible. Entonces se conversaba con él con frescura, con tranquilidad, se dejaba tomar fotos, de manera que tengo una foto con mi familia con él. ¿Cómo era el asunto del estatuto de seguridad que los jóvenes de hoy no recuerdan? En esa época imperaba la estructura del estado de sitio. El Presidente de la República solo, sin ningún control de ninguna Corte, decidía que estaba turbado el orden público y por tanto imponía el estado de sitio. Del año 1948 a 1991 el estado de sitio rigió más de la mitad de esos años. En su momento el presidente Turbay decretó el estado de sitio y expidió un estatuto llamado “de seguridad”, que permitía por ejemplo que a los civiles los juzgaran tribunales militares. Ese estatuto además restringía las libertades, restringía los derechos, aumentaba las penas, etcétera. Estaba en vigencia el estatuto de seguridad cuando el M-19 hizo un túnel por el cual sacó 5.700 armas del Cantón Norte, y a partir de ese momento hubo una gran reacción, represión, respuesta de fuerza de parte de la fuerza pública, y se pusieron a muchísimos presos: intelectuales, académicos, periodistas... Todo aquel que vieran un poco raro, lo detenían y lo encarcelaban los militares. Precisamente una de las razones que llevaron a García Márquez a irse del país, o la principal de ellas, fue que le llegó el rumor de que lo iban a detener, para interrogarlo, diciendo que tenía supuestos nexos con el M-19. ¿Fue Gabriel García Márquez un hombre comprometido con la realidad colombiana? Lo que pasa es que a veces se evalúa la situación de ayudar o no en términos de cemento. ¿Qué tanto cemento fue capaz de que se construyera o se colocara? Pero eso no corresponde a un Premio Nobel de literatura, eso le corresponde a los gobiernos. A mí me parece que los gobiernos, como un homenaje, en reconocimiento al colombiano que más prestigio le dio a este país en el mundo durante el Siglo XX y parte del Siglo XXI, debería de haber resuelto los problemas de Aracataca hace mucho tiempo.
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