El expresidente Álvaro Uribe ha reaccionado nuevamente a las confesiones sobre falsos positivos que se han conocido por parte de militares en el marco de una audiencia adelantada por la Jurisdicción Especial de Paz en Dadeiba, Antioquia. En su más reciente pronunciamiento, el también exsenador señaló que dicha práctica, de hacer pasar campesinos y civiles como subversivos dados en baja en combate, se registró también en gobiernos anteriores a su mandato.
“De Falsos Positivos en Dabeiba aparecen casos con fechas anteriores a mi Gbno, lo que no atenúa la gravedad de la traición”, sentenció Uribe, quien sin embargo manifestó que los beneficios que según él habría traído su política de seguridad debían destacarse.
“Deben recordarse logros de la Seguridad Democrática a pesar de adversarios y traidores. Mis críticos no tuvieron que pedir permiso a criminales para hacer política. En todas las elecciones los violentos amenazan a nuestros electores”, acotó.
La publicación fue acompañada de algunos casos de desaparición forzada que se habrían registrado en la región paisa años antes al gobierno de Álvaro Uribe, entre el 2002 y el 2010. Entre ellos, por ejemplo, destaca el de Germán Dario Flórez, desaparecido en las afueras de Medellín en 1982. Así mismo, el de un menor de 12 años, identificado como Eliecer de Jesús Manco en 1997.
Falsos positivos en Dadeiba
Ocho excoroneles del Ejército Nacional arribaron al municipio antioqueño para hablar de lo ocurrido. Aceptaron haber asesinado civiles inocentes para hacerlos pasar por guerrilleros.
Fidel Iván Ochoa Blanco, exintegrante del Batallón contra Guerrilla, reconoció que sus superiores de entonces les exigían, a toda costa, aumentar el número de bajas provenientes de la guerrilla.
"Efectuamos y creamos un libreto casi perfecto donde se nos facilitó porque estas personas presuntamente tenían un vínculo con la guerrilla. Desde ese primer momento, nuestros comandantes nos inculcaron que necesitaban altos números de muertos."
William Andrés Capera, quien tuvo formación como médico forense, relató que le pedían maquillar y manipular las escenas del crimen y los rastros de los asesinatos para que no hubiese sospechas de que los responsables estaban en el Ejército.