El exministro de Salud y exrector de la Universidad de los Andes, Alejandro Gaviria, habló con Kienyke.com sobre el proyecto político que está construyendo de cara a las elecciones de 2022. Su propuesta está edificada desde un centro liberal, progresista y pragmático, con claras posturas sobre la defensa de las libertades individuales y la necesidad de avanzar en las diversas reformas que requiere Colombia.
Su candidatura tardó en oficializarse, estuvo varios meses estudiando la opción de aspirar a la Presidencia y cuando finalmente dio el salto tuvo una serie de conversaciones con diversos sectores políticos que lo querían en sus filas. Se decantó por la Coalición Centro Esperanza, en donde encontró las garantías necesarias para competir por un cupo a la primera vuelta presidencial.
¿Cómo va la campaña y qué tan adelantada lleva la recolección de firmas?
AG: Ya tenemos las firmas, pensamos llevarlas a la Registraduría entre martes y miércoles de la semana entrante. Las firmas son un primer objetivo cumplido. Había un segundo objetivo de naturaleza más política y era encontrar un espacio político en esta campaña, que ha sido de coaliciones, esto también está cumplido, entré a la Coalición Centro Esperanza y ahora me toca dar la competencia ahí. Mi tercer objetivo es el posicionamiento, presentar nuestras propuestas y hablar con la gente. Durante las primeras semanas del próximo año nos tenemos que enfocar en eso.
¿Cómo ha pensando mejorar en el relacionamiento con la gente?
AG: Tengo el desafío de cambiar de audiencia. Mi audiencia era académica, las clases medias educadas, profesores con doctorados, etc. En la política se necesita una comunicación más directa, más conectada con las necesidades del día a día y estamos en ese tránsito. No soy el primer académico que entra en política, he leído biografías de otros que han hecho lo mismo y todos cuentan la misma historia. Es un proceso de ajuste que debe tener dos elementos fundamentales: la comunicación con la gente y no perder la esencia.
Mire aquí la conversación que Kienyke.com sostuvo con Alejandro Gaviria, precandidato a la Presidencia República e integrante de la Coalición Centro Esperanza.
¿Ya se siente como un político en campaña?
AG: Sí, me siento como un político en campaña. En este momento soy político y en busca de votos. La política se trata de despertar emociones, muchas de naturaleza moral, con el objetivo -que no debe ser vergonzante- de conseguir votos.
¿En 2018 la oposición llegó dividida a las elecciones y ya sabemos que pasó ¿Cree que si no suman fuerzas los sectores alternativos volverá a ganar el uribismo?
AG: Considero que Gustavo Petro tiene casi asegurado su lugar en segunda vuelta. Tendría que pasar algo, no es un evento que sea del todo cierto, pero creo que hay una alta probabilidad de que se instale en segunda vuelta. Él ha hecho una buena campaña porque ha sido capaz de articular la frustración de la gente. Es un político hábil. Yo tengo diferencias programáticas con él (...) Después viene la pregunta de quién va a estar con él en segunda vuelta. En mi opinión el candidato que lo acompañará en esa instancia es de la Coalición Centro Esperanza. La coalición de Equipo por Colombia, incluso con Óscar Iván Zuluaga que dicen que entraría en enero, no le veo la capacidad dado el estado de la opinión pública, el rechazo al continuismo, a más de lo mismo, al gobierno de Duque, de que uno de sus candidatos llegue a segunda vuelta. Supongamos que estoy en la segunda vuelta con Petro, que sería el escenario más fácil, allí Petro es derrotable. El gran desafío es ganar la consulta de marzo, me parece lo más complejo. Llegando fortalecido a la primera vuelta se puede ganar en la segunda, y ahí frente a Petro sería muy probable llegar a la Presidencia.
El centro es prácticamente una de las identidades más comunes para 2022. ¿Cómo figurar en este escenario en el que hay tantos aspirantes? ¿No cree que podría ser un esfuerzo perdido?
AG: Creo que es una tendencia global. Ningún candidato se presenta como radical, pese a que algunos sí lo son. Pero si uno mira las cosas con perspectiva no todos tienen posibilidad. Por ejemplo, yo veo en la Coalición Centro Esperanza que mi competencia es con Sergio Fajardo y Juan Manuel Galán. Esa es la definición que tiene que darse. Yo creo en un centro político lejos de la tibieza, cuando trato de definirlo digo que es liberal, porque defiendo esas ideas como un enfoque diferente en la guerra contra las drogas, la muerte digna o los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres. Creo en un centro pragmático, que busca consensos políticos. Y un centro progresista, porque en algunas dimensiones uno necesita enfrentar ciertos poderes. Eso es lo que quiero representar.
¿Usted se puede comprometer con sus votantes con que no sellará alianzas con César Gaviria?
AG: Sí, incluso César Gaviria dijo que no tomará ninguna decisión política antes de marzo. Después de marzo el panorama político se va a rebarajar, no solamente yo, sino que todos los candidatos van a buscar alianzas. Lo que sí puedo garantizar es que no voy a hacer ningún sacrificio programático, ni voy a hacer acuerdos clientelistas, ni voy a sacrificar mi independencia.
¿Le preocupa su posición en las encuestas?
AG: A todos los precandidatos nos preocupa. Pero debo ser realista, la Coalición de la Esperanza venía haciendo un trabajo largo, de año y medio, y era muy difícil que yo llegara y tuviera todos los votos de la coalición. Sí tengo que de decirlo, voy a usar una analogía futbolera, estoy jugando de visitante. A veces me gusta ponerme los guayos y jugar de visitante, saber que soy el diferente, que voy a marcar la diferencia, que tengo que mostrar ante ese trabajo previo que puedo aportar algo y ganar.
¿Cuál será su apuesta para las elecciones al Congreso? Factor clave para poder gobernar en caso de llegar a la Presidencia.
AG: El apoyo que va a surgir de la Coalición Centro Esperanza no va a ser suficiente para tener una base de gobernabilidad que permita hacer las reformas que necesita el país. Si el presidente sale de esta coalición va a tener que hacer alianzas con fuerzas políticas que están por fuera de la coalición actual. Eso pasa en todos los países y debe hacerse sobre una bases programáticas. El próximo gobierno debe tener esa capacidad, no con mermelada o viejas prácticas, pero hay una labor muy importante ahí.
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¿Qué propone en materia de educación?
AG: Hay que avanzar en una búsqueda activa de quienes han abandonado las escuelas y colegios de Colombia. En cuanto a educación superior, hay que ampliar los cupos en instituciones públicos. Además, se necesita una educación más centrada en la formación para el trabajo, en las necesidades de los mercados laborales, programas de 12 o 18 meses para cerrar la brecha de habilidades. Asimismo, vamos a multiplicar por cinco el programa Jóvenes en Acción, esto son 1.5 millones de personas capacitándose para trabajar.
La mayoría de los jóvenes hoy se quieren ir del país ¿Cómo frenar el fenómeno de la fuga de cerebros?
AG: Hay que generar oportunidades de educación y empleo. Pero la respuesta también está en que en Colombia aún no tenemos una visión de futuro compartido. No sabemos cómo será la inserción del país en el mundo. Creo que vencer esa desesperanza requiere de políticas públicas y de un presidente que trabaje con todos los sectores de la sociedad para unificar una visión de futuro, que es la forma como nos vamos a relacionar con el mundo. Creo que en la cultura como mecanismo de transformación y eso lo puede hacer un presidente, más allá de esa utopía de la economía naranja, que fue una idea que nunca se desarrolló.
¿Cómo generar más y mejores empleos?
AG: Se necesita tener clara la visión de la demanda con una economía fuerte. Para fortalecer la economía necesitamos transformar la producción. Dejar los hidrocarburos de lado y desarrollar sectores dinámicos basados en el conocimiento, la economía, la agricultura sostenible o el ecoturismo. La otra visión es la oferta. Allí se deben fortalecer a los trabajadores, capacitando a millones de personas. Yo hablo de un plan de choque que genere dos millones de empleos en el primer año y medio de gobierno.
¿Cuál debería ser el abordaje de la guerra contra las drogas?
AG: Creo en una regulación distinta. No creo que fumigando con glifosato vayamos a resolver el problema de los cultivos de uso ilícito. El Estado necesita combatir las organizaciones ilegales con inteligencia, investigación judicial, siguiendo el rastro del lavado de activos y cooperación internacional, pero no es fumigando con glifosato.
¿Y en materia de seguridad?
AG: Se necesita una política integral. La inseguridad territorial solo se resuelve con presencia del Estado en el territorio, con mayor control territorial, que ha sido una de las grandes falencias de este gobierno. Para la seguridad urbana no solo se requiere una reforma a la Policía, también una mejor organización del sistema de justicia, sin coordinación entre alcaldes y fuerza pública, o entre la Fiscalía y los jueces, pues vamos a seguir teniendo problemas de inseguridad.