Gustavo Petro inició una intensa agenda política en México, donde su principal objetivo es asistir a la ceremonia de posesión de la nueva presidenta, Claudia Sheinbaum. Sin embargo, su visita también incluye encuentros significativos con sus homólogos de Brasil y México, Luiz Inácio Lula da Silva y Andrés Manuel López Obrador, respectivamente, para abordar cuestiones de interés regional, destacando la crítica situación política en Venezuela.
La crisis en Venezuela, exacerbada tras las elecciones del 28 de julio que resultaron en la reelección de Nicolás Maduro, se erige como el tema central de estas conversaciones. A pesar de las denuncias de la oposición que afirman haber obtenido pruebas de un triunfo electoral por parte de Edmundo González Urrutia, el Consejo Nacional Electoral de Venezuela ratificó la victoria de Maduro.
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Petro ha expresado su aprecio hacia López Obrador, subrayando la amistad que han cultivado y su deseo de trabajar juntos. “López Obrador, antes que nada, es un amigo. Me ha demostrado su afecto, y hemos sentido una gran conexión en pensamiento, en obras y en estilos. Estamos tratando de unir esfuerzos para darle una salida política y pacífica a la situación de Venezuela”, comentó el presidente colombiano.
Colombia, México y Brasil han liderado los esfuerzos en la región por encontrar una solución pacífica a la crisis venezolana, intentando promover el diálogo entre el régimen de Maduro y la oposición. A pesar de que estos intentos no han logrado concretarse, los presidentes reiteran que el diálogo es la única vía para evitar que Venezuela siga inmersa en la violencia y la inestabilidad.
En este contexto, Petro también enfatizó la importancia de construir “un camino diferente para América Latina”, centrado en la superación de la desigualdad social y la búsqueda de la paz. En sus declaraciones, destacó la necesidad de reformar la política sobre drogas, a la que considera equivocada, señalando que ha contribuido a la violencia y al subdesarrollo industrial en la región.
La visita de Petro a México no solo simboliza el fortalecimiento de la cooperación entre estos países, sino también un compromiso renovado por parte de los líderes latinoamericanos para enfrentar juntos los desafíos que aquejan a la región, en un momento crítico para la estabilidad política y social de América Latina.