Las negociaciones de paz entre el Gobierno colombiano y la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) vuelven este 2 de mayo a Cuba, un país que ha desempeñado un papel clave en estos diálogos a pesar del costo político y económico que le ha supuesto.
La Habana, garante de todo el proceso, acoge el tercer ciclo de los diálogos de paz -tras el de Venezuela y el de México- con la vista puesta en que se logren avances, especialmente tras la violencia que ha ensombrecido el proceso en los meses previos y generado dudas sobre su salud.
Un éxito sería un cese bilateral al fuego, uno de los ejes de las conversaciones que van a tener lugar a lo largo de este mes en la capital cubana, junto a la cuestión de los alivios humanitarios y la participación de la sociedad civil en el proceso, según el cronograma pactado.
Al avance puede contribuir la vuelta de las delegaciones a La Habana, que ya fue sede de los contactos entre las partes hasta la congelación de las negociaciones en 2018, una decisión del entonces presidente colombiano Iván Duque (2018-2022) tras un atentado del ELN.
"Cuba ha sido indispensable en la búsqueda de la paz entre los Gobiernos de Colombia y el ELN. No de ahora, sino de mucho tiempo atrás", asegura a EFE el senador Iván Cepeda, miembro de la delegación gubernamental, quien destaca que en la isla se dieron "diálogos fundamentales" entre las partes.
El Gobierno cubano es consciente de su papel. En una entrevista con EFE, el director general de América Latina y el Caribe del Ministerio Exteriores, Eugenio Martínez, destaca que cuando ambas partes le solicitaron a La Habana regresar a la isla, el Ejecutivo contestó que era "un honor".
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"Para Cuba es una convicción firme, una convicción profunda, que el conflicto armado colombiano debe tener una solución política" y "de que es hora de que Colombia alcance la paz", afirma.
Martínez define el papel de La Habana como "discreto", "imparcial" y "muy responsable", garantizando el clima para un diálogo "sin interferencias". "Apoyamos políticamente, diplomáticamente, y creamos las condiciones para que las partes tengan un escenario, como La Habana ahora, para que puedan trabajar con total amplitud", señala.