La percepción de seguridad ciudadana en todo el país no es favorable. Además de eventos asociados con el conflicto armado, las comunidades denuncian incrementos en casos de delincuencia urbana, desplazamientos dentro de las mismas ciudades, ataques como resultados de extorsión y secuestros. La Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios en Colombia (OCHA), reportó entre el primero de enero de 2012 y el 15 de julio de 2013 4.967 eventos de violencia en Colombia. El monitor humanitario de dicha oficina de las Naciones Unidas también indica que desde 2008 ha habido 36.772 situaciones de violencia o inseguridad, frente a 12.750 casos de desastres naturales.
Las regiones con mayor incidencia de eventos de violencia tienen fuerte presencia de grupos armados ilegales, son reconocidos centros de producción de drogas e incluso son territorios de los que se sabe hay abandono del Estado, elevados niveles de pobreza y territorios volátiles, que casualmente en la actualidad concentran la mayor parte de protestas sociales, como Catatumbo.
Según la observación más actualizada del monitor de eventos de conflicto de la OCHA, las regiones “rojas” son Antioquia, Cauca, Caquetá, Nariño, Valle del Cauca, Norte de Santander, Arauca, Putumayo y Meta. Las mediciones contienen datos publicados en medios de comunicación nacionales, regionales y locales, informaciones diarias de fuerzas oficiales e informaciones recogidas por oficinas de derechos humanos en las diferentes ciudades. Además consideran informes relacionados con conflicto armado y delincuencia común.
Cauca se convirtió en el departamento más afectado por ataques relacionados con conflicto armado. Los municipios de Corinto, Jambaló, Santander de Quilichao, Caldono, Piendamó, Puerto Tejada y Toribío fueron constantes víctimas de emboscadas, atentados, desplazamientos masivos y combates. Varias de las poblaciones también fueron víctimas por minas antipersonal.
Aunque Antioquia es el segundo en la lista las zonas rojas del país, la mayor concentración de eventos de violencia se registró en Medellín. Los casos reportados tienen que ver con homicidios, masacres urbanas, desplazamiento masivo dentro del mismo municipio y amenazas. En el resto del departamento hubo varias acciones de emboscadas, combates, secuestros y hostigamientos en poblaciones como Ituango, Toledo, Sabanalarga y Anorí.
En Norte de Santander se destaca que una zona de alta incidencia de actos de violencia es la región del Catatumbo. Municipios como Tibú, El Tarra y Teorama concentraron gran parte de actos relacionados con homicidios, desplazamientos y secuestros. En Cúcuta la mayoría de eventualidades se relacionaron con inseguridad local, ataques contra propiedad privada y asuntos relacionados con extorsiones.
Durante el periodo evaluado se presentaron 328 eventos en Arauca, convirtiendo al departamento de uno de los más afectados por la violencia especialmente armada. Justo en ese departamento, este fin de semana fueron emboscados y asesinados 15 militares en zona rural de Fortul. Los uniformados estaban desarmados cuando fueron atacados, según testigos, y al parecer varios de los miembros del ejército fueron rematados con tiros de gracia.
Otros departamentos con convulsiones de orden público y seguridad permanentes Caquetá en especial por San Vicente del Caguán, Nariño, Huila y Putumayo. En esas regiones son frecuentes los combates entre fuerzas oficiales contra insurgentes, reclutamientos forzados, hostigamientos contra población civil, atentados contra la infraestructura privada y militar, y ataques terroristas.
Bogotá registra 73 de los 4.967 eventos de violencia. Entre las observaciones hay amenazas individuales o colectivas, uso de artefactos explosivos contra bienes civiles, reclutamiento y desaparición forzada.
Los departamentos que menos eventos de violencia armada registraron fueron Amazonas, sin ninguna notificación, Guanía con un acto relacionado con reclutamiento forzado en Puerto Inírida, San Andrés y Providencia por amenazas, Vichada por amenazas a la población civil y hostigamientos principalmente en Camribo, y Vaupés por reclutamientos forzados.
El panorama sobre violencia y conflicto de la Ocha, durante 2012, reseña también que de acuerdo a información oficial preliminar hubo 99.381 desplazamientos en el país, aunque el dato contrasta con la Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento (Codhes) que informa de 256.590 desplazamientos.
El informe de Ocha también denuncia la “continua comisión de graves violaciones contra los derechos de los niños, incluyendo reclutamiento forzado, asesinato, mutilaciones, violaciones y otros abusos sexuales, secuestros y ataques violentos contra escuelas u hospitales”. El 65% de las poblaciones colombianas tienen campos con minas antipersonal sembradas y 479 personas han sido víctimas de artefactos explosivos durante el segundo semestre de 2012.
El Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos (Cerac) tiene un informe en el que detalla la presencia de grupos armados en las diferentes regiones del país, la consolidación de esos actores como influyentes o dominantes en los territorios y las zonas donde hierve el conflicto, debido a enfrentamientos de esos grupos contra la fuerza pública o combates entre los mismos grupos ilegales. KienyKe reproduce un mapa en el que se identifican los territorios nacionales donde operan los dos principales grupos guerrilleros (FARC y ELN). Las zonas donde más ejercen resistencia armada coinciden con la mayoría de zonas rojas identificadas por OCHA, aunque las mediciones de este último organismo no sólo consideren acciones de insurgentes.
Las Farc son el grupo armado ilegal de mayor presencia en todo el territorio nacional. Jorge Restrepo, director del Cerac, no obstante explicó que hay regiones en las que hay actividad guerrillera pero no hay oleadas de combates, de alguna manera, porque la guerrilla controla el territorio y se ha consolidado allí. Entre dichos sectores se encuentra parte de la serranía del Perijá, cerca a la frontera con Venezuela, parte de Vichada y Guanía, zonas de los límites entre Boyacá y Florencia, el pacífico caucano y el pacífico nariñense.
El segundo mapa construido a partir de datos del Cerac, se identifican los puntos en el país donde más se registran eventos de combates, especialmente de la fuerza pública contra grupos guerrilleros. Son escenarios en los que necesariamente se producen crisis humanitarias, desplazamientos, hostigamientos a poblaciones y daños en bienes de civiles.
Cerac también tiene informes sobre el accionar de grupos posdesmovilización paramilitar (GPDP), hoy conocidas como bandas criminales (Bacrim). Esta fuente dice que hay operaciones de los Rastrojos en Magdalena, Norte de Santander, Santander, Antioquia, Tolima, Chocó, Valle del Cauca y Nariño. Los Urabeños delinquen especialmente en Córdoba, Antioquia, Valle del Cauca y algunos sectores de Norte de Santander y La Guajira. De Ágilas Negras, en el último año, hay información de actividad en Cundinamarca y Caquetá. Restrepo agregó que las Bacrim suele protagonizar enfrentamientos con grupos guerrilleros en el sur de Córdoba y el bajo Cauca antioqueño. El Ejército también ejerce presión sobre estos grupos ilegales en Córdoba, el suroeste de Antioquia y Valle del Cauca.
Las bandas criminales, cuando obtienen dominio territorial, siembran terror dentro de las poblaciones, propician secuestros, desplazamientos y masacres, extorsiones y ataques a bienes civiles u estatales.
Ni Cerac ni Ocha han mostrado incidencia significativa de violencia en departamentos como Amazonas, Guainía, Vaupés o Vichada. Ocha explica que esto se determina en la capacidad que tiene la oficina de recibir información de esa zona y hacer presencia permanente allí para reportar eventualidades. Al no haber una red o estructura informativa en los lugares, puede carecerse de datos de violencia, si los hay, en dichos sectores.
@david_baracaldo
¿Cuáles son las zonas 'rojas' por violencia en Colombia?
Lun, 22/07/2013 - 04:01
La percepción de seguridad ciudadana en todo el país no es favorable. Además de eventos asociados con el conflicto armado, las comunidades denuncian incrementos en casos de delincuencia urbana, des