Osos de anteojos en Venezuela: la oportunidad de preservar la especie

Sáb, 03/07/2021 - 07:20
Nacieron dos osos de anteojos en Venezuela y los protectores de esta especie idean estrategias para la conservación del animal.

Dos oseznos frontinos, una especie que se encuentra en peligro de extinción en Venezuela, nacieron recientemente en la Cordillera Andina, convirtiéndose en una esperanza para sus protectores.

"Esos dos oseznos aparecen como parte de un muestreo bien extenso (…) y es algo que nos trae esperanza, porque quiere decir que el ecosistema está funcionando, que todo está funcionando; no hay una intervención antrópica (del ser humano) y eso significa que todo está bien", dijo a Sputnik el fundador y coordinador del Proyecto Oso Andino Guaramacal, Marco Hidalgo.

Esta especie única de América del Sur, también conocida como oso de anteojos, andino, suramericano, ucumari o jukumari, está en peligro de desaparecer en Venezuela. Por ello ha sido tan significativo el avistamiento de los oseznos en el sector montañoso del Ramal de Calderas, ubicado entre los estados Barinas, Trujillo y Mérida, en el oeste del país.


La presencia de este oso ha disminuido tanto en los últimos años que muchos de los pobladores de la cordillera andina del estado Trujillo (oeste) dudaban de su existencia cuando Hidalgo comenzó con su proyecto.

"Comenzamos en 2016 con el muestreo, y no fue muy exitoso, y sabíamos que los osos estaban ahí, aunque mucha gente aquí en Boconó creía que ya no existían en las montañas y que era solo un mito. Muchos nos decían que estábamos locos, que en las montañas no quedaban osos", explicó el también profesor de ecología de la extensión Trujillo, de la Universidad de Los Andes.

El ecologista explicó que muchas veces las personas creen que van a conseguir los animales tan fácilmente como se ve en algunos programas de televisión.

"Lo que pasa es que la gente piensa que va a conseguir a los animales como en Animal Planet y eso es totalmente falso; uno porque no los vea no quiere decir que no están, lo que pasa es que hay que hacer un trabajo detectivesco y nosotros comenzamos a crecer en ese camino", apuntó.

Ladrillo a ladrillo

Como muchos de los planes que se desarrollan para la conservación de la naturaleza en todo el mundo, la protección del oso andino la realizan hombres y mujeres que con pocos recursos económicos se mantienen en pie, movidos por su sueño de proteger esta especie.

Cuando arrancaron, los investigadores utilizaron un par de cámaras trampas prestadas y con sus propios recursos, y uno que otro apoyo particular, Hidalgo se encargaba de comprar las baterías. Estos equipos, explicó el ecologista, permiten de forma discreta avistar especies que son evasivas a los seres humanos.

"Con esas cámaras, en cuatro meses teníamos las primeras imágenes. Todo este transcurrir hasta mitad del 2020 fueron hechas por esfuerzo propio, buscaba la manera, con mi sueldo de Inparques (Instituto Nacional de Parques) compraba baterías, luego un comerciante me apoyó con baterías también y Keny Ure (ambientalista) de vez en cuando me mandaba algo, y eso servía de mucho", dijo.

Con el tiempo, la organización ha recibido donaciones y préstamos de cámaras: dos de parte de la bióloga Dorixa Monsalve, otro par de la científica polaca Isabella Stachwics, y diez de la organización Idea Wild, lo que les ha permitido aumentar el rango de alcance.

El punto a favor de Hidalgo y de sus compañeros que trabajan en campo, es que forman parte de una generación de investigadores que habitan cerca de los bosques, por lo que el costo de logística se reduce. Sin embargo, "para sobrevivir", Hidalgo ha tenido que reducir el tiempo que dedica al proyecto del frontino, y dedicar la mitad de su semana a otras actividades que le generan ingresos.

Cuando se adentra en las montañas para realizar el trabajo detectivesco, como define la labor de rastreo del oso frontino, Hidalgo lleva consigo una carpa y otros equipos de acampar prestados, porque no dispone de los recursos propios para adquirirlos.

"Todo ha sido ladrillo a ladrillo, esfuerzo, sudor, lágrimas, mucho sacrificio, porque yo no soy una persona que viene de alta cuna (con recursos económicos), pero decidí hacer esto y entregar algo a la conservación, entregar algo a la sociedad y a esa especie", contó.

La organización sin fines de lucro que trabaja por la protección de frontino está integrada también por Edgar Yerena, director científico; Kenny Ure, coordinador de campo, y el guardaparques Ramón Caracas, quien desde hace 40 años apoya la protección de los bosques nublados venezolanos.

Café como protección

El Proyecto Oso Andino Guaramacal impulsa un plan educativo en las comunidades de las zonas que habita esta especie, que consiste en la entrega de cuadernos, lápices y otros implementos para que los niños estudien y a la vez se identifiquen con el frontino.

Además, realizan fiestas infantiles con el motivo del oso frontino. "La idea es que llegue como un mensaje subliminal, no agresivo, de que deben proteger al oso, sino que esté allí presente en las comunidades esa identidad", explica Hidalgo.

Pero a ello suman el Plan Oso Gente Café, que consiste en darle a la gente el apoyo para renovar sus cafetales en una parte del cintillo que bordea el bosque andino, para evitar la deforestación por el cambio de uso de la tierra.

La organización va a donar 50 kilos de semillas a las comunidades de la zona como incentivo para que vuelvan a plantar café y no sustituyan estas plantaciones por la cría de vacunos y bovinos, que afectan a los bosques, por ello Hidalgo dice que ganándole a la deforestación que trae la ganadería y teniendo plantaciones de café se crea un espacio apto para el desenvolvimiento del frontino.

"Allí vamos ganándole a la deforestación y así el oso se va a sentir más protegido en un cafetal que un potrero, es decir lo puede usar como zona de tránsito", explicó.

El apoyo de empresas privadas, como Frontinos Inc, Embutidos Movilla, Frazzani, y del proyecto comunicacional Río Verde, "ha sido esencial", agregó.

A la par que el proyecto crece también la información. Hidalgo señaló que ya tienen bajo observación a otras dos hembras que podrían estar reproduciéndose y que ellos estarán allí solo como un escudo para protegerlos de la gente, "que es el verdadero enemigo", por la caza y también por la deforestación.


Por ahora, el único censo que hay de la población de frontinos en Venezuela, refiere a 1.000 osos, pero este fue realizado de acuerdo al territorio disponible, por lo que la organización que Hildago coordina quiere hacer uno más fehaciente, con el uso de más cámaras trampas en diversas regiones.

Para ampliar el programa de protección del frontino, los investigadores esperan poder contar con los equipos básicos para acampar, además de computadoras, cargadores solares, memorias y más cámaras trampa. "La idea de nosotros, teniendo los medios, es tener un esquema de conservación para toda Venezuela", expresó.

El sueño más cercano, confesó Hidalgo, es que el frontino pase de especie en peligro de extinción a vulnerable, y para ello es vital que, entre otras cosas, se declare la zona del Ramal de Caldera como parque nacional. 

Creado Por
Agencia Sputnik - Magda Gibelli Sánchez
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