Las mascotas se vuelven tan importantes para sus dueños, que en ocasiones reemplazan o forman la familia. En esta ocasión, Lulú, una perrita, marcó tanto a su amo, que él antes de morir le dejó todo su dinero.
Bill Doris, fue un estadounidense que vivió de forma modesta durante su vida. Él murió a la edad de 84 y para sorpresa de sus familiares, no les dejó nada de su herencia. Todos sus bienes, los cuales suman una cantidad de 5 millones de dólares, decidió dejarlos a nombre de su amiga de cuatro patas.
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Según se reporta, Bill Doris consideraba a Lulú como su perra protectora y guía. Por esta razón no quería dejarla desamparada, pues fue su compañera por 8 largos años, la edad total de la perrita en la actualidad.
En primer lugar, Doris asignó una cuidadora para su perrita, Martha Burton fue amiga de Bill, y ahora es la encargada de proteger a Lulú. Ella destacó el inmenso amor que él tuvo por su mascota.
Martha tiene 88 y ya conoce a Lulú hace tiempo. Un día Bill tuvo que salir de viaje y le pidió que cuidara a su perra mientras regresaba, que le brindara todo lo necesario y luego le regresaría el dinero.
Por esta razón, Bill Doris tuvo toda la confianza de dejar a la señora Burton como cuidadora de su gran compañera de vida.
En el testamento, se dejó descrito que los 5 millones de dólares, serán trasferidos a un fideicomiso. La señora Burton solo podrá disponer de ese dinero siempre y cuando lo utilice para los gastos de Lulú.
Parece demasiado dinero para una sola mascota, pero Bill Doris dijo que era una cantidad más que suficiente para cumplir con todas las necesidades y gastos durante el resto de vida de la perrita Lulú.
Sin embargo, el testamento también es claro en que los gastos deben ser razonables. Es decir que Lulú puede tener todo lo que necesite, pero en cosas que sean razonables para la utilidad de ella, no solo para malgastar el dinero.
La señora Burton, dijo que sabe que es difícil invertir todo ese dinero en Lulú, pero que quiere intentar complacer a la perrita en todo lo que quiera, tal y como lo dejó estipulado su dueño.
Lulú, no ha mostrado cambios en su actitud hasta el momento, parece que se siente ben con su nueva cuidadora. Sin embargo, todos los días se acerca a la casa de Bill Doris para prestar guardia por un largo rato. Luego, retorna a la casa de la señora Burton para comer y descansar.