En nuestra última entrega fuimos en claros en decir que una salida negociada a la crisis en Venezuela solo beneficiaría a Maduro y a su nomenclatura, pues, el pésimo precedente colombiano del robo de las elecciones a favor de las FARC en 2016 y la caída recientemente de Sheikh Hasina, en Bangladesh, abre la opción para pensar que puede ser esperanzador para la oposición, y el mundo genuinamente democrático, seguir presionando al régimen chavista en las calles a medida que la comunidad internacional haga lo mismo; aunque AMLO, Petro y Lula da Silva lo sigan protegiendo.
No obstante, no me cabe la menor duda que Petro y Lula da Silva (porque AMLO ya se va del Zócalo) terminarán por traicionar a Maduro cuando el sol deje de alumbrar totalmente a Miraflores. Tal vez, en ese momento, Daniel Ortega -el guerrillero sandinista- nos recuerde porque cree que su compañero de armas, Gustavo Petro, es “una basura y un traidor” y las razones que lo llevaron a romper relaciones con el Brasil del siempre voluble
Lula da Silva.
Tal como lo anuncié la semana pasada, Mauro Vieira visitó a su homólogo en Bogotá el pasado jueves, y más allá de la declaración conjunta y las palabras de siempre, solo queda esperar a los futuros movimientos de ambos países en materia de reconocimiento definitivo, o no, al régimen de Maduro. El tiempo se agota y la presión aumenta para todos los actores internacionales que se han involucrado en sostener la farsa y la campaña de terror, como bien lo calificó la MSNBC News al entrevistar a María Corina Machado.
Principalmente en contra de Lula y Petro que se la han jugado para que la dictadura siga cometiendo todos sus crímenes. Es más, el mismo Lula da Silva dijo, hace un par de días, en entrevista para Rádio Gaúcha, en Porto Alegre: “Eu acho que a Venezuela vive um regime muito desagradável. Eu não acho que é uma ditadura, é diferente de uma ditadura. É um governo com viés autoritário, mas não é uma ditadura como a gente conhece tantas ditaduras pelo mundo”. Desagradable y todo lo que quiera decir Lula, pero
lo sostiene y lo peor: cree que solo es un sesgo autoritario lo que viene sucediendo en Venezuela y no una dictadura más de todo el mosaico que compone la historia del bestiario tropical.
En medio de toda la crisis, otro posible escenario de negociación surgió desde las páginas del The Wall Street Journal que tituló: “In Secret Talks, U.S. Offers Amnesty to Venezuela’s Maduro for Ceding Power” y en el que refirió todos los escenarios que se le han puesto sobre la mesa al dictador para que abandone el poder antes de enero. El abanico de propuestas incluye, según las fuentes, una amnistía total del Departamento de
Justicia para todos los cargos de narcotráfico que enfrenta en EE.UU. el folclórico y desagradable dictador.
Y es que puede tener algo de cierto en tanto que el Viejo Joe tiene trabajando, a toda marcha, al Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca para lograr al menos un cese al fuego en la Guerra por Representantes (Proxi War) que se viene desarrollando en Oriente Medio a pesar de que todo apunta a una escalada mayor entre Israel, Líbano e
Irán. De manera análoga, Biden desearía salir de Washington sobre los hombros de una transición pacífica en Caracas.
Pero de lejos se aprecia que por más escenarios y ofertas para encontrar una salida negociada que incluso favorecerían al mismo Maduro, el tirano solo quiere ver en prisión a María Corina Machado. En este tema, los chavistas (incluso los colombianos) que tan progresistas se creen han resultado más machistas que los que no vivimos pregonando la famosísima religión de género. Ya dirán que para esos efectos tienen a otro “progre”
ejemplar, Alberto Fernández de Argentina.
Sin embargo, el sábado pasado María Corina Machado volvió a las calles. La respuesta del bravo pueblo venezolano no pudo ser inferior a su llamado y agitando el grito “No tenemos miedo”, la mayoría de los venezolanos le dicen tanto al desagradable Maduro como al mundo entero que están cansados del régimen que los oprime con hambre, vulgares mentiras y terror.
Así, mientras Maduro diga que entregaron las actas tal como reportó TELESUR, el 05 de agosto, y algunos otros medios hayan titulado, como El Comercio de Lima, “CNE de Venezuela entrega actas de las elecciones presidenciales ante el Tribunal Supremo” o “Venezuela: CNE entrega atas à Justiça e Tribunal convoca candidatos. Judiciário informa que analisará documentos em prazo de 15 dias” de la Agência Brasil; y las actas no
aparezcan, menos credibilidad tendrán para sostener otra de las tantas farsas a las que nos tiene acostumbrado el mal llamado progresismo latinoamericano.
Luego, ese acto de fe no será lo suficiente para disipar la presión internacional que viene en ascenso a efectos de que el régimen chavista muestre las famosas actas que supuestamente entregaron y pueda, en consecuencia, validar a todo el chavismo colombiano que de manera silvestre viene reiterando, contra toda evidencia, que ese sistema electoral es perfecto.
A esto se antepone el informe preliminar de la ONU que ha dicho en uno de sus partes: "Los anuncios de resultados consistieron en comunicaciones orales sin respaldo infográfico. El CNE no publicó, y todavía no ha publicado, ningún resultado (o resultados desglosados por mesa de votación), para respaldar sus anuncios orales como se prevé en el marco legal para las elecciones". Lo que valió que su Secretario General, Antonio
Guterres, hiciera un llamado a la transparencia y a la presentación de las actas.
Ahora son 22 países y la Unión Europea los que piden la “inmediata publicación” de las actas electorales en Venezuela y “verificación imparcial” de resultados. Obviamente, ni AMLO, ni Petro, ni Lula da Silva firmaron la declaración, pues, están jugados a sostener a Maduro hasta donde les sea posible y traicionarlo apenas sea insostenible. Como era de prever, bajo el liderazgo de Luis Almagro, la OEA ha hecho lo mismo.