Una de las cosas más espectaculares de la vida es hablar y escribir, mejor dicho comunicarse… pero bien. Hacer lo que ustedes y yo estamos haciendo en este momento. Y, lo que todos debemos hacer mejor cada día con los que nos rodean.
“Los romanos al colocar la retórica en la cúspide de la pirámide educativa, significaron que la comunicación era el arte más importante para tener éxito en la vida”, dice el libro Breve historia del saber.
Para los estudiosos de la comunicación, se trata de convencer, persuadir y seducir. Para los especialistas en el estudio de espíritu y el comportamiento, comunicarse es un acto de amor y es provocar emociones.
Mejorar la comunicación es igual o más importante que hablar inglés o manejar tecnología. Finalmente, la necesitamos para todo.
Comunicarse bien no es un secreto ni tiene misterio. Es tan fácil que solo se logra manejando bien cinco herramientas. Este es el secreto más público pero menos utilizado. El proceso de la comunicación, de Claude Shannon y Warren Weaver, nos habla del emisor, el receptor, el mensaje, el canal, los ruidos y la retroalimentación.
La buena o la mala comunicación dependen, entonces, del empaque y transmisión del mensaje. Por eso a veces, decimos una cosa y nos entienden otra. Y es aquí donde se presentan los líos entre las parejas, el jefe y el subalterno y en cualquier otro tipo de relación de personas.
Si ordenamos bien en el cerebro la idea que vamos a comunicar, utilizando las palabras adecuadas, el tono de voz correcto y el canal óptimo, no hay razón para que el emisor no entienda el mensaje y lo podamos comprobar con una acertada respuesta. Eso es todo y todos lo podemos lograr.
De manera pues que no haga el oso. No se quede sin palabras y vuélvase un bla, bla, bla.
Hable sin miedo, controle a su interlocutor, supere los nervios para presentar entrevistas o exámenes. Prepárese para entrar al colegio o la universidad, buscar empleo, comenzar a trabajar, dictar conferencias, intervenir en actividades sociales y hasta encontrar pareja.
Diviértase manejando las herramientas para ser feliz, hablando. Hasta la próxima.