La crisis por la cual pasa hoy el país hace que muchos compatriotas piensen y digan que estamos en el peor momento. Que nos estamos hundiendo en el barro. Pero no es tanto así.
Colombia ha tenido y tendrá muchas más pruebas de las cuales saldrá adelante.
Sólo repasemos los últimos 100 años. En esa ventana de tiempo encontramos grandes desastres naturales que han golpeado el territorio con cientos de muertes como el derrumbe en la vía Villavicencio (1974), el terremoto en Tumaco (1979), el terremoto de Popayán (1983), la avalancha del Armero (1985), el deslizamiento en Villatina-Medellín (1987) o el terremoto del Eje Cafetero (1999). En cuanto al desorden público basta mirar la violencia partidista con miles de muertos. Por otra parte, están los múltiples crímenes de Estado y todas las guerrillas y los paramilitares que han dejado sangre y desolación por todos lados. Hemos tenido muchos Catatumbos con millares de desplazados. Vivimos el siglo pasado casi que permanentemente en Estadio de Sitio, algo así como la llamada conmoción interior de hoy. Los malos gobiernos los tenemos en el radar. Y de corrupción ni hablemos, como pasa hoy. La cacareada paz total no se ha visto por ninguna parte. Y así, sería larga la lista que todos tenemos en la cabeza.
Hoy hemos llegado a un punto crítico, sí, pero superable. El desgobierno (confirmado con el consejo de ministros en vivo y en directo), la polarización, la mediocridad de los dirigentes, el odio, la venganza y mucho más, hacen de este momento el más difícil de este siglo.
No voy a hablar del Presidente, porque no quiero malgastar mi tiempo ni el de ustedes, tampoco hablaré de una oposición que esta descarrilada, ni del resto de los actores políticos, sociales y económicos que en mayor o menor grado tienen la culpa de este momento tan complejo, pero sí voy a hablar de la responsabilidad que tenemos todos de salvar a este país del naufragio, pues quienes buscamos ese fin somos la mayoría. En apenas algo más de un año, con las elecciones presidenciales, tendremos la oportunidad de escoger un o una líder de verdad, que nos muestre un nuevo camino. Todo lo que vivimos hoy, no es el primero ni el último desastre.
Con esa esperanza hay que seguir buscando la luz al final del túnel.
Alguna vez, en medio de una tertulia sobre la crisis del país alguien dijo que Colombia era un “país corcho”, pues nunca se hundía y siempre flotaba aun en medio de las tormentas por más fuertes que fueran. Y así es. Y así será. Este país corcho seguirá adelante, flotará y no se hundirá. Señoras y señores candidat@s a la presidencia de la república: ¡Tenemos con qué resistir!
Nota. Con la celebración de la Noche de los mejores (premios de periodismo) y su cumpleaños 80, el Círculo de Periodistas de Bogotá (CPB) demostró que, a pesar de las crisis, sigue siendo un gremio incluyente, deliberante y participativo.